Auditoría forense antifraude: un arma para mitigar la corrupción
En estos tiempos donde la corrupción se ha hecho parte del diario vivir de muchas organizaciones, sean públicas o privadas, la auditoría forense antifraude es la herramienta que podría mitigar este daño.
Esta es una consideración en la que coinciden Juan Iván Rogers Harper y Alvin Alberto Ibarra Soto, presidente y secretario del Instituto Internacional de Auditores Forenses Antifraude (IIAFA), quienes se refirieron a este tema al realizar una visita al Listín Diario junto al fundador y presidente de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de Fraudes y Crímenes Financieros (ALIFC), Plácido Mercedes Ortiz.
Estos especialistas explican que la auditoría forense antifraude inicia cuando se tienen sospechas sobre los estados financieros.
“Este es un tema de prevención para combatir flagelos como el fraude, la corrupción y el lavado de dinero. Esta es una formación de un contador público más integral”, explica Rogers Harper.
La auditoría forense antifraude garantiza que se lleve a la verdad material, que se logre el debido proceso y que las finanzas estén en orden y transparentes, por eso ya en el país se han especializado cerca de 25 contadores en estos temas.
“Lo que podemos hacer ahora con este tipo de auditoría es usarla preventivamente. Ya podemos ir a una organización con todo ese conocimiento, no con lo tradicional que le enseñan a los contadores, sino irnos más allá”, indica Rogers.
Expresa que a quienes se les otorga esta certificación es a las personas que están comprometidas con la ética, la honestidad y con una responsabilidad a un nivel mayor.
“Claro está, la corrupción no se puede erradicar, lo que se puede es mitigar. Es ahí dónde está nuestro objetivo tanto en el gobierno como en la empresa privada”, puntualiza Rogers.
EN PUNTOS Fraudes en lo público y privado Sorprendentemente, estos especialistas aseguran que mundialmente en el sector privado existe más fraudes que en el sector público, aunque en el gobierno estos casos salen más a la luz pública.
“Lo que pasa es que el empresario poco competitivo y que quiere lograr metas muy rápido, lleva sus objetivos a un partido político y se ahí entra al gobierno y lleva su producto a la esfera gubernamental a un precio más elevado y ahí nace el problema. La corrupción no es más que la exportación de una conducta que nace en algo particular”, argumenta Rogers.