La República

Enfoque

Pequeñas empresas y emprendimiento

Las pequeñas y medianas em­presas que ope­ran en el país representan el 60% del sector productivo formalizado, según registros del Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MIC).

El dato es perceptible si observamos a cientos de jó­venes empeñados en abrir pequeños negocios, aun­que sea en el ambiente in­formal, porque todavía no pueden cumplir con los re­quisitos fiscales.

Más emprendedores pu­dieran estar preparados para ganar la batalla a la informa­lidad, superar las barreras de la organización y la discipli­na, y aprovechar las orienta­ciones del Gobierno.

Sólo tienen que acercar­se a las instancias correspon­dientes que ofrecen el apoyo necesario para seguir hacia adelante en lo que se ha deno­minado “emprendedurismo”.

El tema es que la Repúbli­ca Dominicana está sostenida sobre un gran tejido de peque­ñas y medianas empresas que constituyen las células vivas de un emprendimiento que promete impulsar las riquezas del futuro.

Fomentar su crecimiento, articular e implementar las políticas de su desarrollo es una de las responsabilidades del Gobierno, a través del MIC, de la mano del empren­dedor Víctor (Ito) Bisonó.

Conociendo todos los pro­cesos a seguir para impulsar­se a sí mismo como empre­sario, desde el Ministerio que dirige, este funcionario arti­cula el engranaje necesario para echar hacia adelante a las pequeñas empresas.

El plan para lograrlo es el siguiente: Amortiguar la car­ga de los costos operativos y mitigar el enorme impacto económico de la pandemia por Covid-19 que ha afectado a las Mipymes formales.

Para entrar en los benefi­cios del plan hay que contar con ventas de hasta 58 millo­nes de pesos anuales. Estaría­mos hablando de medianas empresas. Pero el ejemplo es válido para todas.

Es como la regla de tres: Con­ceptualizas – produces – comer­cializas. El resultado no puede ser otro que ganar ganar.

El sector tabaco, por ejem­plo, industria que genera más de 100 mil empleos directos, ha crecido en medio de la pandemia, aprovechando un elemento que no estaba tan latente antes del Covid-19.

La ociosidad de las perso­nas obligadas a mantenerse en confinamiento ha hecho que el consumo haya aumen­tado. Eso es una realidad.

La cifra anotada es un cre­cimiento de un 50% en las ex­portaciones de puros Premium hechos a mano en la República Dominicana en enero de este año, con relación al mismo pe­ríodo en 2020.

Como este mercado pro­mete seguir sirviendo de rela­jante para los más ansiosos o para los que asumen su con­sumo como un pasatiempo, el Estado ha puesto su foco de expansión ahí.

Mejorar el acceso del ta­baco dominicano en nuevos mercados internacionales y elevar su competitividad a ni­vel nacional pueden ser ejes focales.

Luego vienen las facilida­des de financiamiento, fo­mento de infraestructura, capacitación, reducción de impuestos, comercio inter­nacional, encadenamiento productivo, regulaciones an­ti-tabaco y erradicación del comercio ilícito.

Este es un modelo de im­pulso luego de comprobarse su demanda garantizada y el afianzamiento de una ¡marca país!

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