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Limpiavidrios copan calles y avenidas del Gran Santo Domingo

El Código del Menor, Ley 136-03, establece que los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la protección contra la explotación

Equipo de prensa de Listín Diario observó ayer el aumento de menores de edad en la tarea informal de limpiavidrios

Equipo de prensa de Listín Diario observó ayer el aumento de menores de edad en la tarea informal de limpiavidrios

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Nairobi NúñezSanto Domingo, RD

Niños y adolescentes lim­piavidrios reinciden en copar las principales ave­nidas del Gran Santo Do­mingo y la presencia se agudiza tras el paso de la pandemia del Covid-19, pese a que varios organis­mos insisten en reducir el trabajo infantil.

Durante un recorrido de este equipo del Listín por las avenidas John F. Ken­nedy y 27 de Febrero de la capital, pudo constatar algunos casos de niños y adolescentes que se man­tienen durante más de ocho horas en la tarea in­formal de limpiar crista­les de los vehículos en las vías.

Sin identidad Fue el caso de Joan Ma­nuel, de 18 años, quien de forma tímida decidió con­versar con los reporteros. Dejó por un instante a un lado su esponja y el po­te de agua con shampoo y contó que no posee un ac­ta de nacimiento y por tan­to no ha podido realizar ningún tipo de estudios básicos.

Manuel afirmó que su madre nunca se ha intere­sado en hacer ningún pro­ceso para obtener su acta, y desconoce el porqué de esto, ya que ignora si ella misma porta este documen­to. Sin embargo, este joven dijo ser el menor de seis hermanos, quienes sí traba­jan y tienen estudios.

“Yo no sé si ella tiene ac­ta”, expresó mientras evi­taba que le tomara una fo­to; señalando que le da vergüenza. De igual for­ma manifestó que uno de sus sueños, de tener opor­tunidad, es estudiar y ser miembro de la Policía Na­cional.

Manuel reside en Pun­ta de Villa Mella, en San­to Domingo Norte. Mani­festó que se dirige a diario a la avenida Kennedy en una guagua pública para ganarse “el moro”. Señaló además que es un trabajo difícil, tras contar que mu­chos conductores le echan boches y hasta “le tiran el vehículo arriba”.

“Un día un conductor hasta me sacó un arma de fuego, porque le iba a lim­piar los vidrios”, expresó e indicó que este no le hizo daño.

Aun al tratarse de una labor difícil y de disgusto a diario, no niega que se gana buen dinero haciendo esto, aunque le avergüence. “Yo me gano hasta 1,000 pesos diarios”, dijo Joan Manuel, quien adicionó estar desde los 7 años de edad en esta tarea.

Mientras en la avenida 27 de febrero, Uriel de 15 años, quien refirió tener solo un mes en la limpieza de cristales de vehículos en las calles, pero afirmó que le está yendo muy bien, ya que de 10:00 de la mañana a 2:00 de la tarde suele pro­ducir entre 1,000 y 1,500 pesos.

“Yo, gracias a Dios, no tengo ninguna necesidad”, dijo el menor con voz con­vincente.

Indicó que diariamen­te toma sus clases en horas de la tarde al igual que sus cuatro hermanos mayores que él; pero las horas de la mañana las toman para ha­cer un poco de dinero y así cubrir sus necesidades. De esta forma aprovechó pa­ra decir que le gusta tomar clases y estar consciente de lo importante que es. “Me gusta la escuela porque ahí es que uno hace su futuro”, dijo.

Señaló, además, que le gustaría ser artista en un fu­turo no muy lejano. Y entre risas se negó a cantar algo, indicando que le da ver­güenza. “No, porque toda­vía, es después”, para evadir su timidez.

Al cuestionarle de por qué está realizando esta la­bor, manifestó que lo hace porque no le gusta andar sin dinero, pero sin dejar de re­codar que a él no le hace fal­ta nada y que lo ve como un trabajo normal.

“A mí me gusta tener mi cuarto en mi bolsillo”, ex­presó.

Al marcar el reloj las 12:55 de la tarde este ado­lescente de baja estatura, señaló que ya estaba próxi­mo a irse de la avenida por­que los rayos del sol lo mal­tratan mucho. “Casi me voy ya porque hay demasiado sol aquí”, agregó.

Posteriormente se escu­chó la voz de una mujer que vociferó: “Uriel” y este rá­pidamente se retiró del la­do de los reporteros y fue a atender a su madre, quien lo estaba llamando. La se­ñora de algunos 50 años, le indicó: “Vámonos pa´la ca­sa”. Ella es vendedora de ramos de flores.

Fue entonces cuando el equipo de prensa se acercó a ella y le explicó el porqué de conversar con el menor de edad, a lo que respondió que sus hijos no hacen eso por necesidad, sino porque les gusta.

SEPA Hermanos limpiavidrios El dinero. Justo en la acera de la 27 de Febrero estaba otro adolescente quien se identificó como uno de los hermanos de más edad de Uriel. Llama­do Ramón, de 16 años, quien de igual forma ex­presó que tiene pocos meses limpiando cris­tales.

Ambos indicaron que de ese dinero le dan un porciento a su mamá y el restante les sirve para comprar sus ropas y co­sas que les gustan.