La República

Enfoque

Las sutilezas de la izquierda

Jonathan D’Oleo PuigSanto Domingo, RD

La palabra proletariado viene del latín “proletarius” que significa hijos. En el imperio romano, el único valor intrínseco que la sociedad le adjudicaba a la clase trabajadora era su capacidad de procrear hijos, los cuales, a su vez, pasarían a formar parte del ejército o a trabajar en oficios de mano de obra intensiva. Por ello es que Marx se refiere a la clase trabajadora con el nombre de proletariado. Esta, en la dinámica dialéctica de lucha de clases, habría de tener una especie de despertar político a partir del cual se levantaría para derrocar a la burguesía capitalista.

Posteriormente, el proletariado establecería una dictadura con el objeto de redistribuir alimentos, bienes y servicios de acuerdo a la necesidad de cada quien. Los usufructos de toda actividad económica no los retendría la entidad comercial, sino que los captaría el gobierno en su totalidad para después distribuirlos de acuerdo a la necesidad de cada cual. De esa manera se destruiría la propiedad privada y la sociedad se dirigiría hacia un comunismo donde todos trabajan por el bien común; donde no habrá necesidad de dinero ni de gobiernos; donde no habrá guerras ni divisiones ni contiendas.

Utópico, inspirador y, hasta cierto grado, conmovedor lo que plantea Marx. Sus ideas, como sabemos, han sido llevadas a la práctica a través del globo. Entre los países que han instaurado el socialismo como forma de gobierno se destacan la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la República Popular China, Cuba y Venezuela. En cada una de esas naciones los regímenes comunistas que se crearon cometieron y, al día de hoy, continúan cometiendo crímenes atroces en contra de la humanidad. Todo en nombre del bien común; sin ningún remordimiento o freno moral pues, desde su cosmovisión, el ser humano no tiene valor intrínseco. El mismo es una especie de commodity. Es el resultado de la selección natural y de la lucha de clases. Por tanto, si una persona representa un obstáculo a la evolución colectiva hacia la utopía del comunismo es preciso eliminarla por cualquier medio necesario.

Lamentablemente, llevando la idea marxista a la práctica, decenas de millones de personas han sido eliminadas por regímenes comunistas que se comportan maquiavélicamente justificando fines aparentemente virtuosos (igualdad para todos) por medios perversos y netamente malévolos (persecución política y religiosa, expropiación, ejecuciones arbitrarias y dictaduras antidemocráticas). Solamente bajo Joseph Stalin, el comunismo soviético mató a más de veinte millones de ¡soviéticos! Así es. Ellos mataron a lo que equivaldría a un 15% de su población actual. Esto no solo por medio de ejecuciones, sino también a través del trabajo forzoso y de la hambruna que causó el extremadamente ineficiente sistema de redistribución estatal.

Al día de hoy en China, millones de sus ciudadanos viven y trabajan en condiciones infrahumanas en nombre del bien común. “Pero China es básicamente el país que produce más riqueza agregada año tras año”, dirán algunos. Si bien, en la actualidad, China tiene el Producto Interno Bruto más elevado del mundo, su ingreso per cápita es menos de una tercera parte del que perciben los estadounidenses y muy similar al ingreso per cápita de los mexicanos, panameños y dominicanos. AdeAdemás, los avances económicos de los chinos no se deben a la implementación de políticas comunistas. Por el contrario, el extraordinario crecimiento económico que China ha experimentado en los últimos 50 años ha sido gracias a la implementación de políticas de libre mercado y al abandono del modelo marxista en materia comercial.

Desgraciadamente en China el sistema marxista se ha mantenido a nivel estatal y a través del mismo se han cometido horribles vejámenes a la libertad individual. Desde la política de un solo hijo por familia hasta la persecución de los practican la fe cristiana, musulmana y tibetana, y el control de la información que se publica en los medios de comunicación, el gobierno comunista chino ha demostrado ser enemigo de la libertad y de la verdadera igualdad que es la igualdad ante la ley.

Esa es la pura verdad. Mas, el comunismo procede tal cual lo hizo la serpiente con Eva. Disfrazando la mentira de verdad para engañar, con sutileza y gobernar con rudeza, a la sociedad que se deja engatusar con las ideas de Marx. Los socialistas nos dicen “Evolucionemos hacia una sociedad donde cada cual reciba de acuerdo a su necesidad y cada quien aporte de acuerdo a su habilidad”. Esa es la mentira disfrazada de verdad. “¿Cómo así?” preguntarás. “La idea, en principio, me parece noble”, dirás. Considera, para empezar, que la necesidad de cada quien es la motivación para que él o ella emprenda tal o cual labor. Si la persona simplemente recibe lo que necesita no va a dar todo lo que puede dar a la sociedad.

En otras palabras, la persona que simplemente recibe lo que necesita no trabaja con la misma pasión, disciplina y entrega que una persona que tiene hambre y sabe que si no trabaja no come.

En lo que respecta al gobierno que diseña y aplica las políticas socialistas, este se convierte en la falsa esperanza de las masas que han sido con sus ideas indoctrinadas. “¿Cómo es eso que el gobierno se convierte en la falsa esperanza de las masas? ¿Cuál, exactamente, es la falsa promesa que le han hecho los gobiernos comunistas al pueblo?”, preguntarás.

La promesa de que bajo el comunismo la sociedad eventualmente evolucionará a ser una donde no se necesite dinero ni gobierno; donde no existan clases; donde el mundo sea uno libre de guerras y vanas competencias. Eso es lo que establece la doctrina escatológica comunista. Ahora ya sabes cuál fue la fuente de inspiración de John Lennon para escribir su canción “Imagina” la cual no es otra cosa que una perversa mentira tal como todo lo que el marxismo y el darwinismo macro-evolutivo inspira.

El autor es economista. Email: jd@doleoanalytica. com

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