Ozoria llama a no ser indiferente ante el malestar social
“No podemos adorar al crucificado y vivir de espaldas al sufrimiento de los seres humanos destruidos por el hambre, las guerras y la miseria”, dijo ayer monseñor Francisco Ozoria Acosta.
“No podemos permanecer indiferentes como espectadores ante la crucifixión de tantos hermanos nuestros, no podemos encerrarnos en nuestra sociedad de bienestar y confort, ignorando a esa otra sociedad de malestar, de sufrimiento, de miseria. El señor nos llama a este desafío de contemplar a tantos hermanos nuestros crucificados que padecen la vida”, fueron las palabras de Ozoria de reflexión en la celebración de la misa por el Domingo de Ramos.
Desde tempranas horas de la mañana, cientos de feligreses acudieron el día de ayer a sus iglesias en conmemoración del Domingo de Ramos, la fecha en que inicia la Semana Santa, un período en que se recuerda la muerte, pasión y resurrección de Jesucristo.
Con la celebración del Domingo de Ramos se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén.
Francisco Ozoria Acosta, arzobispo metropolitano de Santo Domingo, ofició la tradicional misa que se realiza por el Domingo de Ramos en la Catedral Primada de América, en la Zona Colonial.
Bendijo los Ramos de los fieles con una catedral completamente llena.
“Hoy (domingo) nos disponemos a inaugurar, en comunión con toda la iglesia, la celebración anual del misterio pascual de la pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, quien para llevarlo a cabo hizo la entrada en la ciudad santa de Jerusalén. Por este motivo recordamos con fe y devoción esta entrada salvadora”, fueron sus palabras en el primer momento de la celebración.
Antes de la eucaristía se realizó una procesión con los ramos, mientras el coro de la Catedral entonaba unas canciones de alabanza en la Plaza de los Curas.
Allí también se dio el evangelio de la entrada de Jesús en Jerusalén.
“En esta Semana Mayor contémplanos todos estos acontecimientos. Sin duda, estos acontecimientos provocan en nosotros sentimientos y distintas reacciones..., pena, admiración, asombro...”, manifestó Monseñor Ozoria en sus palabras de bendición a los fieles.
Luego, los cristianos, recorrieron en peregrinación todo el patio hasta el templo.
La conmemoración de Ramos El color litúrgico de la celebración del Domingo de Ramos es el rojo, que para los católicos tiene el significado de realeza.
Con el domingo de Ramos se recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén y cómo fue recibido con cantos y palmas.
Además, se reconoce a Jesucristo como aquel que viene, que ha hecho su entrada solemne entre nosotros. Y al mismo tiempo, como aquel que sigue siendo el que ha de venir y nos prepara para su venida.
La entrada a Jerusalén Según la historia La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén está contenida en el capítulo 21 del libro de Mateo (versículos 1-11) de la Biblia: “Cuando se acercaron a Jerusalén y llegaron a Betfagé, al Monte de los Olivos, Jesús envió dos discípulos, diciéndoles: Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y en seguida hallaréis una asna atada y un pollino con ella. Desatadla, y traédmelos.
Y si alguien os dice algo, contestadle: El Señor los necesita, pero luego los devolverá. Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Decid a la hija de Sión: tu Rey viene a ti, manso y sentado sobre un asno, sobre un pollino, hijo de animal de carga.
Entonces, los discípulos fueron e hicieron como Jesús les mandó. Trajeron el asna y el pollino; pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima.
La multitud, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían en el camino.
Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!.