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Análisis. Bajo el fuego del Covid-19

Perfil del gobierno de Danilo Medina

Danilo Medina durante la primera visita sorpresa a agricultores de Iguana, Baní, en junio de 2016. ARCHIVO

Danilo Medina durante la primera visita sorpresa a agricultores de Iguana, Baní, en junio de 2016. ARCHIVO

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FELIPE CIPRIÁNSanto Domingo, RD

Para entender la naturaleza del gobierno de Danilo Medina iniciado el 16 de agosto de 2012 y que finalizó en 2020, hay que recordar cómo este dirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se convirtió en gobernante.

Desde el desmoronamiento de la Unión Soviética en 1990, lo que coincidió con el mejor desempeño electoral del PLD con Juan Bosch como candidato presidencial pero que no logró desplazar a Joaquín Balaguer del poder, el partido morado inició un proceso informal de cuestionamiento a fondo de su línea programática y sus poses ideológicas al lado de las fuerzas progresistas del mundo.

Danilo, Leonel Fernández y Temístocles Montás, en los hechos, se convirtieron en la troika que condujo al PLD a encontrarse con la realidad nacional e internacional, así como su verdadera naturaleza de un partido liberal demócrata.

El pragmatismo se abrió paso con fuerza al interior de la cúpula peledeísta y tan solo seis años después de haber acusado a Balaguer de haberle hecho “un fraude colosal”, el nuevo PLD subía al gobierno con el apoyo reformista y convertía al joven Leonel en el primer presidente del partido morado en 23 años de existencia.

En las elecciones de 1996 Balaguer no apoyó al candidato de su partido, Jacinto Peynado, y ante la coyuntura de ir a una segunda vuelta entre el PLD-Leonel y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) con José Francisco Peña Gómez de candidato, el caudillo reformista decidió cerrar “el camino malo” y apoyar a Leonel.

Pero contrario a quienes creen que Balaguer consideraba a Peña Gómez “el camino malo”, sostengo que su oposición no era al líder perredeísta, sino a la circunstancia de que conocía la terrible enfermedad que este tenía y que si ganaba las elecciones como se veía pintado, el poder recaería en su exdiscípulo Fernando Álvarez Bogaert, lo que era inaceptable para Balaguer.

El cálculo de Balaguer fue milimétrico: poco menos de dos años después de las elecciones, Peña Gómez falleció y a quien correspondía la Presidencia de la República no era a Álvarez Bogaert, sino a Leonel, lo que le garantizó cuatro años más de vida tranquila, volver a ser candidato en el 2000 y le permitió ver morir también a Bosch.

Transcurrido el cuatrienio 1996-2000, Leonel se va del gobierno pero el PLD pierde las elecciones con Danilo de candidato presidencial y vuelve el PRD ahora con Hipólito Mejía en la Presidencia.

Para las elecciones de 2004 en que Hipólito buscó la reelección, en el PLD había consenso de que el candidato ideal era Leonel y barrió con el PRD. Derrotar a Hipólito era un reclamo nacional y la consigna de ¡Qué felicidad, Hipólito se va! se materializó totalmente.

Aunque en 2002 Hipólito hizo modificar la Constitución para reimponer la reelección consecutiva, el PLD seguía siendo un partido anti-releccionista por principios.

Después de la segunda mitad del cuatrienio 2004-2008, Danilo deja el Ministerio de la Presidencia confiado en que sería el candidato del PLD para las elecciones de 2008, pero las fuerzas de Leonel le salieron al encuentro y lo derrotaron.

Leonel declaró que no era leal que su compañero “le serruchara el palo” si la Constitución le permitía reelegirse, mientras que tras la derrota, Danilo declaraba que “el Estado se impuso” y que ya sabía que desde el PLD se podía buscar la reelección. La pelea entre Danilo y Leonel iniciaba.

La reelección de Leonel pasó en 2008 frente al PRD que postuló a Miguel Vargas Maldonado, Danilo se quedó fuera del gobierno y aunque seguidores de Leonel volvieron a insistir en que podía postularse en 2012, no lo hizo y finalmente apoyó a Danilo, ganó por primera vez frente a Hipólito, quien en los hechos no fue respaldado por Vargas Maldonado.

Danilo en el gobierno Aspirando a la Presidencia, Danilo tuvo que esperar más de 12 años, pero cuando llegó impuso su impronta y le imprimió un sello particular al gobierno.

En el mejor estilo peledeísta, Danilo mantuvo en el Gabinete a importantes figuras leonelistas, pero colocó a sus cuadros de más confianza al frente de los ministerios clave.

El modelo “de desarrollo” que siguió Danilo era la continuidad de las políticas macroeconómicas que venían del gobierno de Leonel, pero introdujo algunos énfasis en determinados sectores.

Estímulo al turismo con la meta de llegar hasta diez millones de visitantes al año, fomento del empleo, auge de zonas francas, impulso a la construcción de soluciones viales, entre otros.

Las novedades fueron estímulo sin precedentes al pequeño productor agropecuario mediante el programa “Visitas sorpresa” que otorgó financiamiento en muy buenas condiciones, infraestructura, apoyo técnico y facilidades de comercialización, lo que junto a los invernaderos que ya había introducido el gobierno de Hipólito, colocó al campo dominicano en condiciones exportar y abastecer la demanda del sector turístico y el mercado interno.

En el campo el gobierno de Danilo también se empeñó en reforestar, pero nunca tuvo un ministro de Medio Ambiente que hiciera respetar la ley, por lo que el corte de madera y el descalabro de ríos y playas no se detuvo.

Fue Danilo quien desde el primer día respetó y entregó el 4% del PIB a la educación, construyendo decenas de miles de aulas, miles de nuevos planteles, mejoró las condiciones de trabajo de los docentes, implantó la jornada escolar extendida con alimentación para los alumnos.

Su gobierno salió frontal al contrato del gobierno con la minera Barrick Pueblo Viejo y tras meses de negociaciones, logró mejorar sustancialmente los beneficios para el Estado.

Danilo desarrolló uno de los más ambiciosos proyectos de remodelación de hospitales y construcción de centros de primer nivel, pero por razones que desconozco, no pudo concluirlos y estallaron algunos escándalos bochornosos.

Dos pifias Danilo concibió construir la carretera Cibao-Sur y la termoeléctrica de Punta Catalina con generación a carbón. A las dos me opuse radicalmente por razones ambientales. Pese al amplio apoyo del clero católico, empresarios y casi todo el pueblo de San Juan, finalmente Danilo desistió de construir la vía que afectaría cinco parques nacionales vitales para el equilibrio biológico de la isla.

Pero construyó Punta Catalina y como advertí en 2013 por múltiples vías, sería un recuerdo amargo para él y una sangría de dinero del erario. El embarre está pintado.

Estilo de Danilo Hizo de la Presidencia un modelo de sencillez. En los primeros días de su gobierno se detuvo en La Laguna de Nisibón, pidió permiso para entrar al baño del cuartel de la Policía y dejó a todos boquiabiertos. Andaba con seis ayudantes en dos jeepetas, muy lejos del aparataje militar que se desplegaba en los gobiernos de Hipólito y Leonel.

En las visitas sorpresa, nunca se vio militares escoltando sus vehículos o cuidando su ruta y ocupaba una silla plástica en las reuniones como uno más de los presentes.

Era puntual a sus compromisos públicos y combinaba la formalidad en el vestir con la informalidad.

Los conflictos por la candidatura presidencial al interior del PLD y el comienzo de la pandemia del Covid-19, restaron brillantez a su obra al final de su último período.

El viernes daré el perfil del gobierno de Luis Abinader.

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