A UN AÑO DE LA PANDEMIA. SERIE ESPECIAL

El primer niño con Covid narra los días de su calvario

Alán no olvidará el amor recibido en el Ramón de Lara y el temor al virus

Totalmente libre de Covid, Alán Fernández reliza sus actividades normales cada día. ONELIO DOMÍNGUEZ

Totalmente libre de Covid, Alán Fernández reliza sus actividades normales cada día. ONELIO DOMÍNGUEZ

Cuando en el país todavía los infectados con Covid-19 se “contaban con los dedos de las ma­nos”, el menor Alán Dio­nis Fernández ya estaba entre esos pocos. Como era de esperarse, su fami­lia se lo tomó muy a pe­cho. Contraer el virus a principio del año 2020, cuando la pandemia ini­ciaba su propagación, era asumido como una sen­tencia a muerte.

Para muchos dominica­nos el virus era una ficción o una utopía, aunque para otros era una plaga que se trasmitía hasta con mirar a una persona contagiada. Alán y su familia vivieron ese calvario. Con apenas 12 años, su contagio lo convir­tió en el primer menor de edad en República Domini­cana con el coronavirus.

Hoy Alán, a un año de haber padecido la enfer­medad, lleva una vida normal, pero asegura que nunca olvidará cómo en medio de un momento tan difícil, a él le brinda­ban tanto amor, cariño y un trato que siempre lle­vará en su mente. “Nun­ca olvidaré el amor y el cariño que en ese momen­to recibí del personal de salud, de mi familia, mis amigos, y de todo el apoyo que recibimos de la gen­te”, expresa el menor.

Al responder sobre su experiencia dentro de una unidad de aislamiento, di­ce que no soportaba ver cómo los médicos con to­do y su indumentaria de protección entraban y sa­lían del Ramón de Lara, sin importarles el riesgo al que se exponían.

Aunque el adolescente que hoy tiene 13 años lle­va una vida normal, juega y estudia como cualquier persona, admite que nunca olvidará el temor que sin­tió al padecer un virus des­conocido, durar 12 días en un espacio de aislamiento, pero sobre todo, nunca bo­rrará de su memoria el ges­to de su papá de quedar­se acompañándolo en esta prueba tan difícil.

“Algo aterrador”

Su caso se comprobó el 3 de marzo, luego del me­nor llegar al país proce­dente de Europa. Fue in­gresado en el hospital Militar Ramón de Lara y, llamó la atención de la so­ciedad que su padre Dioni­sio Ramón Fernández tam­bién pidió quedarse en el centro asistencial para no dejar solo a su hijo.

“Fue la experiencia más triste que he pasado en mi vi­da. Desde el mismo instante que llegamos al hospital, no había un día que no llorara, porque no sabía lo que le pa­saría a mi hijo”, dijo el padre sin dejar de contar que tam­bién le aterraba ver cómo ca­da día eran más los pacientes que llegaban al centro.

“Pacientes que llega­ban en camilla y salían en ataúd. Todo esto aumenta­ba mi angustia, y me hacían preguntarme si mi hijo sal­dría vivo de allí. No puedo negar que fue algo traumá­tico, saber también que mi hijo debía ser trasladado al Ramón de Lara, única uni­dad de aislamiento para ese entonces en el país. Es lo más triste que he vivido en mi vida”, comenta el santia­guero Dionisio Ramón Fer­nández.

Relata que es muy ate­rrador para un padre saber que su hijo, con apenas 12 años de edad, había dado positivo a una enfermedad desconocida, que un año después, mantiene al mun­do de cabeza.

Recuerda que Alán fue lle­vado a revisar a un centro de salud de Santiago, luego de que presentara fiebre alta y una tos muy pronunciada. El 3 de marzo 2020, finalmen­te se comprobó que era po­sitivo al Covid. “Fue un du­ro golpe para nosotros, pero el trago más amargo fue cuando el personal de Sa­lud Pública le informó que su hijo debía ser trasladado al hospital Ramón de Lara. “No me importó el riesgo al que me exponía yo tam­bién, con problemas de as­ma y de diabetes, enferme­dades enemigas del virus, con todo y eso decidí acom­pañarle en esa difícil trave­sía”, narra el padre.

Afortunadamente no se contagió. Alán fue el úni­co de cinco miembros de la familia que estuvieron de viaje, que contrajo esta en­fermedad. Duró 12 días en la unidad de Covid-19 del hospital Ramón de Lara. La situación de salud del niño no afectó sus estudios, ya que luego de que fue dado de alta, continuó sus clases a distancia.

DATOS Un llamado del padre Por la experiencia que vivió y viendo cómo el virus se ha expandido a un año del primer caso en el país, Dionisio Ramón Fernández aprovecha la ocasión para mostrar su desacuerdo con que las autoridades de Educación inicien el proceso de reapertura de las clases presenciales. “Sería bueno esperar que a que todos los dominicanos estén vacunados o una gran parte de la población. Es preferible esperar los tres meses que restan de clase para que culmine este año escolar y no poner en peligro a los estudiantes”, opina.

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