Cine y propaganda: para persuadir a las masas
La imagen, ya de suyo muy poderosa desde la Antigu¨edad, se multiplicó infinitamente con la invención de la fotografía y más tarde del cinematógrafo.. La historia de esa profunda y no pocas veces ominosa relación es asunto de este ensayo.

La fascinación por las imágenes en movimiento es natural. La tierra se mueve y, con ella, las sombras proyectadas sobre la superficie dan la impresión de estar inmersas en escenas cinematográficas. En la Antigüedad ya había intentos de movimiento para las imágenes. Por ejemplo, en Egipto, doscientos años antes de nuestra era, el faraón Ramsés hizo representar en el exterior de un templo la secuencia sucesiva de una figura en movimiento, de modo que quien las contemplara al cabalgar al galope tendría la ilusión de verlas en movimiento. Siglos más tarde llegó Platón y una especie de prototipo del cine ya se enuncia en el libro vii de La República aunque, sin duda, este filósofo habría sido un férreo oponente de la creación, promoción y utilización del cine, sobre todo por cuestiones epistemológicas, ya que, para él, el propósito y función del arte no es buscar y encontrar la verdad. Al contrario; el arte, dirá Platón, es la copia de la copia del mundo de las formas. Es decir, un engaño.
Para Roman Gubern, el cine es “como la fotografía y el fonógrafo, un procedimiento técnico que permite al hombre asir un aspecto del mundo: el dinamismo de la realidad visible. Es la máxima solución óptica que ofrece la ciencia del siglo xix a la apetencia de realismo.” A partir del encuentro de la máquina con la cultura, nace también la difusión masiva de esta última, y a gran escala, rompiendo con el principio del arte destinado al disfrute de una minoría privilegiada.
La era audiovisual A finales del siglo xix, el descubrimiento del cine no tuvo ningún propósito más allá del científico o tecnológico. Además, durante aquellos años, su desarrollo, junto a las nacientes propuestas fílmicas, carecía de todo interés político. Por su parte, la propaganda es más antigua que el cine. En su definición etimológica, hace referencia al acto de propagar, divulgar, dar a conocer. Sus primeras aplicaciones fueron en la curia romana para difundir el mensaje religioso. El 22 de junio de 1622, el papa Gregorio xv instituyó la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, también conocida como propaganda fide, con la intención de propagar el catolicismo en otros continentes.
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