El panorama de colegios privados ante sus clases virtuales
A 17 días de haber iniciado el nuevo año escolar 2020-2021, los profesores, padres y centros educativos continúan adaptándose a la modalidad a distancia.
El nuevo desafío supone que los docentes y planteles privados reúnan esfuerzos y “desprendan lo aprendido” para garantizar la educación de 600 mil estudiantes que quedan a su merced.
Las fallas de conectividad, el desconocimiento tecnológico por parte de padres y tutores, y cargar con la responsabilidad de los estudiantes también afecta a algunos centros educativos que han asumido los costos de lo que significa impartir docencia en esta nueva modalidad.
Juana Aragonés, directora académica del Colegio San Pedro Apóstol, dijo que le estresa estar pendiente a todo lo que ocurre en el centro y decirles a los padres qué harán con sus hijos.
“Imagínate yo que estoy enfocada en cambiar el internet, en ayudar a los maestros a conectarse, en dar los cuadernillos, y también quieren que le digamos a los padres lo que van a hacer. Óyeme es demasiado”, se quejó la directora académica.
En un recorrido realizado por Listín Diario el pasado 2 de noviembre, el Colegio San Pedro Apóstol exhibió sus carencias y necesidades en cuanto a conectividad.
Aragonés nos contó preocupada que los maestros no podían conectarse al mismo tiempo porque el internet no daba abasto para todos.
En aquella ocasión, los profesores tuvieron que retirarse al mediodía para trabajar los contenidos en sus casas.
Hoy día la realidad es distinta. El colegio pidió una migración a fibra óptica y contrató a una compañía que instaló repetidores para garantizar la conexión en todo el centro, lo que significó un alivio para su personal y los padres de los niños.
“Yo le dije ayer a los maestros que fue un sueño hecho realidad porque cuando iba a iniciar la clase en mi cabeza me figuré cada maestro en su aula por internet”, expresó con gran emoción la directora académica.
El día 2 de noviembre sólo tenían conectividad en el centro de cómputos, en la segunda semana de clases “fueron avanzando” y agregando cursos de forma paulatina.
No obstante, a pesar de que lograron superar aquel obstáculo, una de las mayores debilidades que presenta el centro en la actualidad es que algunos estudiantes todavía no han podido acceder a las clases virtuales.
En vista de esta dificultad, el centro aprovechó la entrega de raciones alimenticias para hacer un listado de los estudiantes que no han podido conectarse.
“Hoy como teníamos entrega de comida, a los que vienen a buscar las raciones el Departamento de Orientación y Psicología está tomando el curso y el número de los que no se han podido conectar para ver por qué no se han conectado”, explicó Aragonés.
Una mesa con un letrero que decía “Registro de niños que no se han conectado”, llamó inmediatamente la atención del medio.
Se trata del espacio donde Juanito Ventura, psicólogo de primer ciclo de nivel secundario, recibe a los padres y tutores que han tenido dificultades para conectarse a la plataforma virtual.
“Les tomamos los datos y le damos respuesta personalizada para ayudarlos con la entrada a la plataforma”, dijo.
Luego, los padres que no han presentado problemas con la conexión son enviados a las filas donde recogen las raciones alimenticias de sus hijos.
Otro de los retos a los que se ha enfrentado el centro es que los padres no saben cómo conectarse ni usar la plataforma que el colegio proporciona.
“Nosotros los llamamos, los estamos localizando. Ellos vienen aquí con su tablet y les enseñamos cómo usar la plataforma, y así se van sumando cada día más niños”, dijo la directora académica.
El pasado miércoles ya contaban con 200 alumnos conectados de forma simultánea y varios padres acudieron al centro para que les asistieran con los equipos.
A pesar de todo, Aragonés mantiene la esperanza de que como centro seguirán progresando porque cada día aumenta la cantidad de niños que se conectan a sus clases.
“Y mi sueño se va a hacer realidad porque nosotros vamos a localizar todos los niños que faltan”, dijo con alegría.
Por otro lado, en el Colegio Evangélico Central no se han presentado dificultades de conectividad ni falta de equipos electrónicos.
Allí, cada profesor imparte las clases desde su aula y se les nota motivados por el inicio del año escolar.
José Daniel Chero, profesor de educación física de nivel primario y secundario, lleva más de cuatro años trabajando en el centro educativo y dijo que recibir la capacitación para impartir las clases ha sido una experiencia “extraordinaria”.
“Hemos aprendido mucho más de lo que sabíamos, algo que estaba oculto. Por cierta razón damos gracias al Covid-19 porque nos ha hecho reflexionar muchas cosas”, expresó con una sonrisa.
Agregó que las clases virtuales le han permitido darse cuenta que la tecnología “está para todos” y que todos por igual han podido desarrollarse. Para incorporar la actividad física en sus clases, el profesor coloca una toalla pequeña en el piso donde practica los ejercicios que les pone a sus alumnos.
“En la práctica desarrollo en este espacio y de tarea les mando a grabar lo que enseño. Hablamos de las capacidades físicas y les digo bueno alumnos ustedes van a hacer ejercicios de flexibilidad y resistencia. Les doy las pautas y ellos lo graban en menos de cuatro minutos”, afirmó.
A veces los alumnos no cuentan con el espacio adecuado para practicar los ejercicios físicos, por tanto Chero trata de “adaptarse” a las condiciones.
“Yo tengo espacio pero ellos no tienen el espacio adecuado, nos adaptamos a la situación de ellos”, expresó.
Chero confesó que su mayor reto hasta el día de hoy ha sido que los alumnos mantengan la disciplina y una actitud de responsabilidad y orden.
“No siento nostalgia”
A diferencia de lo que tal vez sientan otros docentes al estar lejos de sus alumnos, Chero no siente nostalgia, ya que para él la enseñanza es una gran satisfacción.
“No siento nostalgia (…) las clases virtuales nos indican que rompemos barreras a cualquier circunstancia”, dijo sonriendo. El profesor de educación física aseguró que sus alumnos están muy motivados y se ejercitan las veces que sean necesarias.