Falta de alumnos en aulas es una de las principales angustias de maestros

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Yadimir Crespo y Ashley Ann PresinalSanto Domingo, RD

Tristeza y nostalgia provocan las aulas desoladas a los profesores, quienes ahora imparten sus clases por internet frente a un salón lleno de butacas vacías.

El silencio de los centros educativos extraña la alegría y el vigor de los niños y adolescentes que colmaban sus pasillos.

Los profesores se unen a la melancolía de las escuelas, siendo el contacto físico con los estudiantes la principal constante que extrañan.

“En realidad es un proceso muy difícil de asimilar”, expresó la maestra Raddys Féliz, quien además describió a sus estudiantes como “sus niños”.

Esta docente que imparte clases a niños de sexto de primaria explica con voz melancólica que “cuando uno está con sus niños aquí uno se siente como feliz, aunque uno pelee y diga cosas, pero uno se siente como una familia. Al venir aquí al centro y no estar con esos niños los extrañamos, de verdad”.

Junto a su compañera, Dora Inés Alcántara, la maestra Féliz se encontraba en un aula con una televisión entregada en 2010. Los directivos de la Escuela Básica República de Brasil, ubicada en San Carlos, improvisaron sobre el aparato una antena para que las docentes pudieran dar seguimiento a los contenidos difundidos por el aparato. No obstante, la imagen continuaba defectuosa.

Pero esas debilidades no logran decaer el ánimo ni el deseo de los maestros por enseñar. El interés que han demostrado las familias ha sido un motivo más para estos profesores continuar su labor docente.

“Las familias están muy interesadas”, afirma con seguridad Dora Inés.

“No solamente los niños, sino también las familias que se han integrado en el proceso”, agregó.

La pasión y amor con que hacen sus trabajos se confirman en los cuadernos decorados que albergan la planificación de las clases de las maestras de primaria de la Escuela Brasil.

Con mucha alegría Marisol Pichardo mostró a los periodistas de Listín Diario cómo con un color llamativo resalta a su cumpleañero del mes “para cantarle por el WhatsApp porque eso es lo que tenemos por ahora”. Con estas acciones la maestra busca “enderezar esto que vivimos ahora”.

“Estamos tratando de ajustarnos a esta nueva modalidad, ya que es un reto que tenemos los docentes”, añadió.

Por otro lado, Ana de los Santos, encargada de Segundo A de primaria de la mencionada escuela, confesó que algunos padres le han dicho que “ahora es que ellos se dan cuenta lo importante que son los maestros”.

La educadora atribuyó estas reflexiones de los progenitores a que en estos momentos han descubierto que en su función de padres deben acompañar a sus hijos e involucrarse en sus procesos educativos cada día más.

“Ellos dicen que nos merecemos un premio por eso, porque ahora es que lo están valorando”, agregó De los Santos.

Asimismo, De los Santos sugirió que pudieran dividir las reuniones en tandas, una por la mañana y otra por la noche, para así poder compartir “de tú a tú” con los que considera sus “hijitos”.

Con voz melancólica, Ana, quien recibe a diario a sus estudiantes con un cartel tras ella que cita: “Bienvenidos a las clases virtuales de 2do A”, finalizó asegurando que hacen falta.

En el Liceo Estados Unidos (Gascue), la maestra Josefa Vargas, de Ciencias Naturales, dijo que con este nuevo proceso ha “tenido la necesidad de aprender cosas nuevas que no sabía, ya que la necesidad lo amerita”.

La conexión que han creado los maestros con las familias y, de forma especial, con sus estudiantes, es un aspecto positivo que los educadores resaltan en medio de una crisis sanitaria que ha resultado en millones de vidas perdidas.

El director interino del Liceo Estados Unidos, Inginio Gerónimo, reiteró en variadas veces que “la comunicación con los padres de los niños es constante”.

De acuerdo al directivo, los estudiantes cuentan con el seguimiento y apoyo de sus maestros a través de las plataformas virtuales, así que no se encuentran desamparados en medio del proceso educativo.

En conjunto, todos los pedagogos coincidieron en que extrañan guiar y acompañar de cerca a sus alumnos.

Profesores de Educación Física

Una de las asignaturas que ha sufrido mayores cambios para adaptarse es la Educación Física. De canchas y planteles extensos donde practicaban deportes y distintos ejercicios de resistencia o estiramiento, se pasa a estar sentado frente a una pantalla con reducidos espacios de esparcimiento.

Sin embargo, esto no ha sido limitante para que los maestros de esta materia dejen de impartir sus clases. Los contenidos teóricos acompañados por videos que luego el alumnado llevará a la praxis son los métodos alternativos que se están ejecutando en el proceso enseñanza-aprendizaje.

“La práctica se va a trabajar mediante videos, se le va a asignar, se le va a buscar en YouTube, se le busca el video al estudiante y se le dice que esta es la forma en que se trabajará la parte práctica. La clase de hoy va a ser una demostración y luego para la próxima clase tienen que hacer un video de ustedes haciendo los ejercicios, para enviárselo al profesor y así poderlos evaluar”, explicó el profesor Eriberto Pérez, quien imparte Educación Física en el Liceo de Educación Media Estados Unidos de América.

Contrario a lo que se podría pensar, el principal reto para este docente no ha sido la falta de participación de sus estudiantes al estar desde casa tomando una clase sumamente movida, sino la escasez de conectividad.

“Así como pueden ver hay maestros dando sus clases, pero al momento de otro maestro iniciar tenemos que esperar a que alguno salga o tratar de conectarse por otra vía (el internet de algún celular o algún paquetico)”, explicó el docente.

El maestro describe a la mayoría de sus estudiantes como motivados, pero destaca que no se han quedado aquellos que “están en chercha o entran a relajar”.

Una anécdota que relató sobre su experiencia impartiendo docencia en pandemia es que “unos estudiantes ingresaron a la clase con pasamontañas que le cubrían la cara completa y se cambiaron el nombre, incluso malas palabras les ponen; finalmente; empezaron a hacer bulla”.

Como represalia los expulsó de la clase, pero en otras ocasiones le ha tocado silenciar a estudiantes durante toda la hora de clases para poder continuar con el resto de los compañeros. Lo común es inicialmente llamarle la atención al estudiante. Si la persona continúa incumpliendo las normas para el eficaz desarrollo del encuentro, en la tercera vez que lo hace se amonesta al estudiante.