Raterismo se ceba en bustos y piezas de espacios públicos

Las piezas de algún valor son robadas y el entorno de las plazas dejado en el abandono.

Las estatuas se construyen con euforia, se dejan al abandono y luego los rateros se
llevan todo lo que tiene algún valor para vender. ADRIANO ROSARIO/LD

Las estatuas se construyen con euforia, se dejan al abandono y luego los rateros se llevan todo lo que tiene algún valor para vender. ADRIANO ROSARIO/LD

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Helenny AmparoSanto Domingo, RD

Nadie sabe exactamente cuándo, cómo, por qué y en manos de quién desaparecen las tarjas, bustos, verjas, lámparas, bancos y otras piezas de los monumentos y parques del Gran Santo Domingo.

Las estatuas que aún siguen enteras no tienen nombre, las que lo conservan carecen de piezas o incluso ya no están, y así continúa un círculo vicioso al que también se suma la ausencia de lámparas y verjas.

De igual modo, el abandono y descuido de los entornos donde se encuentran estas estructuras conmemorativas son un común denominador en la mayoría de los casos.

Parque República de Argentina Ubicado justo en medio la Avenida Mirador del Este, entre la Avenida España y la calle Jacinto de los Santos, se encuentra el Parque República de Argentina, sobre el cual se elevaron columnas de concreto que servirían de pedestal para los bustos importantes personajes que lograron sobresalir en diferentes ámbitos.

Estas esculturas de la parte superior de los personajes desaparecieron sin dejar rastro al igual que las tarjas que tenían plasmados sus nombres, por lo que se hace difícil la tarea de distinguir a quienes correspondían los bustos.

“El bulevar del pensador”, como también le llaman, está cubierto por la maleza que crece sin control y las copas de árboles cuyas ramas se trenzan entre sí. Lo único que allí luce en buen estado son los bancos de cemento que le rodean.

Cualquiera que visite el lugar difícilmente pueda encontrar el nombre del parque puesto que la tarja de su inauguración tampoco está.

Parque Mauricio Báez Con baldosa de colores amarillo, azul y naranja están decorados las bases que sostienen las cinco estatuas ubicadas en el parque Mauricio Báez.

A diferencia del parque República de Argentina, en el Mauricio Báez todas sus esculturas siguen allí, no así las tarjas donde deberían figurar los nombres de cada una.

Las placas desaparecieron como las lámparas del lugar, dejando así estatuas sin nombres y un parque sin iluminación.

Las estatuas corresponden al legendario dirigente del movimiento obrero dominicano, Mauricio Báez; el luchador antitrujillista, Américo Lugo; el periodista y denominado paladín del civilismo, Santiago Guzmán Espaillat y un monumento al Trabajo y el Esfuerzo.

El espacio de recreación está ubicado al finalizar la Avenida John F. Kennedy, en dirección a la calle Leopoldo Navarro y fue reconstruido en marzo de 2007 por la Alcaldía del Distrito Nacional.

Busto a Peña Gómez Desde lejos se puede ver el imponente busto del extinto dirigente político, José Francisco Peña Gómez, localizado en la avenida Padre Castellanos, en el Ensanche Espaillat.

La plazoleta que resguarda la estructura luce limpia pero aun así es evidente el deterioro que corroe el suelo, las paredes, verjas, así como las cadenas y candados que utilizan sus encargados para cerrar las puertas.

Además, los enormes charcos de agua que se acumulan debajo de la estructura reflejan a quien fuera alcalde de Santo Domingo desde el año 1982 hasta 1986 y tres veces candidato a la Presidencia en 1990,1994 y 1996.

Antes de ascender por la rampa que conduce a la escultura, no está la tarja de bronce para la cual fue destinado un soporte de concreto que hoy sólo deja ver un gran hueco gris.

Otra de las carencias de la plazoleta son sus bancos de metal que servían de asientos a las personas que se daban cita en el lugar.

Este espacio fue construido, en la cabeza del puente Francisco del Rosario Sánchez o puente de la 17, para conmemorar el legado de Peña Gómez, histórico dirigente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Plaza a los Caídos La estatua del soldado caído que representa a los héroes y mártires de la guerra patria de 1965 reposa sobre el cemento como un “soldado sin nombre”.

Esto se debe a que las letras que conformaban el título e intención de la pequeña plaza han desaparecido haciendo imposible descifrar el mensaje que esconden las escasas letras que aún quedan.

El homenaje a los soldados caídos estaba resguardado por verjas de metal que hoy solo figuran en las fotografías ya que en el lugar no quedan ni rastros de ellas.

EN PUNTOS Máximo Gómez. El estar posicionado sobre una base de altura considerable no ha sido impedimento para que en diversas ocasiones el general en la Guerra de los Diez Años y el General en Jefe de las tropas revolucionarias cubanas en la Guerra del 95, Máximo Gómez, fuera despojado de su espada. La pieza de la característica estatua del general sobre su caballo ha sido usurpada en por lo menos cinco ocasiones, convirtiéndose en una penosa tradición.

Con el puño abierto. El monumento fue construido a finales de la década de 1990 como símbolo del esfuerzo heroico realizado por el ilustre militar banilejo, en favor de la libertad de Cuba, junto a José Martí y Antonio Maceo. En la intersección de la Máximo Gómez y Kennedy, el general aguarda por su espada con el puño abierto.

La Plaza a los Caídos en 1965, diez años después, está canibalizada. ADRIANO ROSARIO

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