LOS QUE NUNCA VOLVIERON (3 DE 5)
Cinco minutos bastaron para que la tierra se tragara a Abraham

Solo cinco minutos, en horas de la mañana y con el cielo despejado, bastaron para que un niño de siete años se desapareciera como por arte de magia en medio de la muchedumbre.
Abraham Báez Carrión estaba a punto de cumplir sus ocho años cuando aquel martes 11 de abril de 2017 logró escabullirse de la casa sin que nadie se diera cuenta.
Cinco minutos resultaron suficientes para que este niño, con condición de autismo, se alejara tan lejos de su vivienda que todavía sus parientes y allegados continúan tres años después buscando al menos una pista que pudiera desenmarañar este misterio.
Ese día era soleado como cualquier otro; Abraham despertó a las 9:00 de la mañana y se desayunó con leche, tal como lo hacía siempre. Él es el segundo de cuatro hermanos y el centro de atención de la casa.
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