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Eliminar el matrimonio infantil es un tema pendiente del Congreso

Pablo Ulloa entiende que “la sociedad sexualizada y virtualizada en que vivimos actualmente impone una educación sexual que comience en la familia, no en la escuela”.

Una unión y un embarazo a temprana edad provocan deserción escolar. ARCHIVO / LD

Una de las deudas pendientes de la agenda nacional en materia de derechos humanos es erradicar el matrimonio infantil, el cual debe enfrentarse desde sus tres vertientes: Justicia, Salud y Educación, consideró ayer el psicólogo Pablo Ulloa.

Recordó que el artículo 56 de la Constitución de la República establece que es deber del Estado dominicano asistir y proteger a los niños, niñas y adolescentes para garantizarles un desarrollo armónico e integral.

Ulloa, quien fue el primer director ejecutivo del Tribunal Constitucional dominicano, sugirió eliminar el matrimonio infantil de la ley 659 sobre Actos del Estado Civil, la cual dispone que los menores de 21 años pueden casarse con el consentimiento de los padres, abuelos o del consejo de familia.

Sin embargo, el experto en planificación y políticas públicas precisó que en el Tribunal Constitucional también cursa un recurso sometido por la organización Misión Internacional de Justicia que procura la eliminación de los artículos de la Ley 659 que vulneran el derecho de niños, niñas y adolescentes a una vida satisfactoria y plena.

Pese a esa reforma legal tan necesaria, considera que sería insuficiente si no se definen políticas públicas para los casos que ya existen y los que vendrán, independientemente de que las uniones tempranas sean penalizadas por ley.

“Esas políticas públicas no pueden ser exclusivas de un ministerio, tiene que ser algo transversal, porque implica educación sexual, atención primaria, acompañamiento psicológico y asistencia social”, añadió.

Una tarea ineludible –plantea- es desincentivar mediante esas políticas públicas a las familias que usan a las niñas y adolescentes como mercancía para salir de la pobreza, tronchándoles la oportunidad de vivir sus diferentes etapas del desarrollo con un matrimonio prematuro.

El experto entiende que “la sociedad sexualizada y virtualizada en que vivimos actualmente impone una educación sexual que comience en la familia, no en la escuela”.

Con ese enfoque, exhorta a las autoridades del Ministerio de Educación a involucrar a las asociación de padres, madres y amigos de las escuelas en la educación sexual que requieren sus hijos para garantizar que no se frustre su plan de vida por un embarazo o una unión a temprana edad.

“Esto no es un tema de escuela, el primer lugar de aprendizaje es la familia. La educación que te permite actuar con moral y ética en tu vida viene de tu papá y tu mamá, no de un profesor, un sacerdote o una monja”, indicó Ulloa, quien sugiere no relegar a la familia a un tercer lugar en la educación sexual de sus hijos.

Al preguntarle sobre la cultura machista tan arraigada en la sociedad dominicana, apoyada en la frase “yo tengo mi gallo suelto, quien tenga gallinas que las amarre”, destacó que cuando la unión temprana se da entre dos adolescentes las secuelas pueden afectar a ambos.

“El estímulo es para que el varón tenga muchas novias, pero las familias hay que educarlas para que hagan entender a sus hijos las libertades y oportunidades que perderían por un embarazo a temprana edad”, expresó el psicólogo.

Sepa más Prioridad. No hay causa –dijo Ulloa- que merezca más alta prioridad que la protección y desarrollo de niños, niñas y adolescentes. “Y el matrimonio infantil es una práctica que sigue ocurriendo en el país, e implica una violación grave a los derechos de los niños y niñas que limita su libertad física e impide un sano desarrollo en su entorno y la capacidad de decidir un futuro para sí mismos”, agregó.