El drama de una familia por una visita: “Quien menos tú crees puede estar infectado"
“En la confianza está el peligro”. Este refrán lo experimentó la familia de "Maribel" donde siete de nueve integrantes resultaron contagiados del nuevo coronavirus después de recibir una visita durante el confinamiento.
Luego de salir de trabajar, Robert (nombre ficticio), un joven de aproximadamente 23 años visitó la casa de su prima Maribel, donde decidió quedarse para pasar sus días libres y no permanecer “aburrido” en su residencia tanto tiempo.
Buscó ropa a su apartamento para no tener que entrar y salir con frecuencia como medida preventiva por el Covid-19. Sin embargo, al parecer ya el virus estaba dentro de su cuerpo y no se daba cuenta.
Durante el fin de semana todos compartieron con Robert sin pensar que este estaba infectado del virus porque no había presentado síntomas.
Los nueve integrantes de la familia de Maribel residen en una casa amplia de dos niveles ubicada en la capital, lo cual los hace más unidos, contó ella.
“Cocinamos, comemos y nos recreamos juntos. Al vivir todos aquí lo hacemos todo juntos y somos muy unidos en cuanto a eso (compartir todo entre ellos)”, reiteró una y otra vez.
Al otro día (lunes) de repente el primo presentó fiebre muy alta y notificó al trabajo que no podía asistir porque también se estaba sintiendo agotado.
Maribel y su familia se pusieron en alerta e inmediatamente lo aislaron, aunque no se imaginaban que fuera Covid-19.
“A veces quien menos tú crees puede estar infectado”, dijo Maribel al momento de contar su historia a LISTÍN DIARIO.
La fiebre no quedó ahí. Días después comenzó a presentar dificultades para respirar, momento donde todos se “se pusieron juchos” y sospechosos.
A pesar de la fiebr,e Robert estaba “normal” tomando solo algunos remedios caseros hasta que le faltaba el aire y sentía que se ahogaba. En esos momentos entraba en pánico.
Maribel es una “mujer astuta” y junto a su familia tomó la decisión de solicitar una cita para confirmar si tenía la enfermedad o no.
Optaron por llamar “a siendo números todos” pero la respuesta era una operadora repitiendo lo mismo por horas.
Los síntomas seguían empeorando y ya habían agotado los minutos del teléfono local que tienen instalado en su casa. Decidieron comprar tarjetas pero el balance no era suficiente, ya que las horas de espera para ser atendidos eran mucho más que el saldo que habían recargado.
Maribel prefiere no recordar la desesperación y la sensación horrible que sentía cuando escuchaba el sonido “tic tic” que avisa de que en segundos la llamada se caerá por falta de balance.
Luego de dos días y varias horas en espera de una respuesta concreta, consiguieron realizarle la prueba pero no a través de las llamadas.
Al cuestionar a Maribel de cómo consiguieron hacerle la prueba se escuchó un silencio y dijo: “no sé si deba decir esto o no, pero nosotros no conseguimos la cita por vía telefónica sino por un contacto que trabaja en el laboratorio”, dijo a LISTÍN DIARIO en forma de secreto.
Después de 48 horas los resultados de la prueba lamentablemente fueron positivos e inmediatamente se lo comunicaron a Robert, quien se lo tomó de sorpresa ya que en su trabajo se cuidaba y siempre usaba mascarilla.
“Robert pasó de no tener nada a tenerlo todo (refiriéndose a los síntomas)”, dijo Maribel y continúo diciendo: “todo fue muy rápido, en la mañana tenía fiebre y tarde de la noche, el mismo día presentó problemas de respiración”, expresó.
Ante la crisis respiratoria que estaba presentando, su mamá se vio obligada a llevárselo a casa para cuidar de él.
“De repente se quedaba totalmente sin aire, había que darle agua y ayudarlo a calmar y él se desesperaba”, contó.
Días más tarde tuvieron que ingresarlo aunque no por mucho tiempo ya que mejoró poco a poco, mientras la familia de Maribel se mantenía en alerta ante cualquier síntoma que pudiesen presentar.
Contagio familiar
Aproximadamente dos semanas después los síntomas del virus agarraron de sorpresa a una prima de Maribel y sin dudas recurrieron a hacerle la prueba de inmediato debido al contacto que tuvo con Robert, ya contagiado.
En ese momento aprovecharon la oportunidad y todos decidieron realizarse las analíticas para salir de dudas y saber quién podría estar contagiado o no.
De nueve pruebas siete salieron positivos: la hermana menor de Maribel, su abuela, su tía, el esposo de la tía y tres de sus cuatro hijos.
Maribel y su primo mayor corrieron la suerte de salir negativos a las pruebas del Covid-19, quienes tuvieron la responsabilidad de cuidar de todos los infectados.
Cuando recibieron la noticia “fue terrible, no quiero ni recordar”, testificó Maribel.
La primera en presentar los síntomas (la prima de Maribel) fue la más afectada, ya que desde pequeña sufre de problemas cardiacos.
La joven de 25 años de edad duró dos días con oxígeno sentada en la Clínica Dr. Cruz Jiminián porque en ese entonces no había disponibilidad de camas.
El segundo día fue una odisea. A pesar de que no tenían camas disponibles no podían ingresarla oficialmente porque se requiere una confirmación de la prueba y a ellos en ese momento se les habían agotado.
Después del mediodía lograron conseguir una prueba rápida y la misma dio positivo, pero aún no tenían una cama desocupada.
Horas más tarde la trasladaron hacia el hospital Materno Infantil Santo Socorro donde “por fin” encontraron una cama disponible, expresó Maribel.
Allí duró 15 días interna. Los primeros tres días fueron los peores de su vida dijo a Maribel después de sobrevivir al virus.
Mientras permaneció en el hospital se comunicaba con la familia vía WhatsApp “cuando tenía ánimos” y solo le escribía para notificarle que aún estaba con vida.
Cuando mostraba mejoría y le quitaban el oxígeno entonces llamaba para que su familia y sus dos niños menores de edad la escucharan.
La abuela de Maribel tiene 72 años y también se vio complicada con los síntomas aunque no requirió ser ingresada.
“Siento que se va me va todo”, le decía su abuela a Maribel porque se sentía muy agotada. Ella también perdió el paladar y el olfato.
Los demás infectados: la hermana menor de ocho años, su tía, el esposo de la tía y los otros dos primos no presentaron síntomas graves ni complicaciones, estos se aislaron hasta mejorar.
Maribel contó que fue el proceso más difícil de su vida, ya que su mayor miedo era que su hermana menor empeorará y tuvieran que trasladarla a un hospital donde ella no pudiera ni siquiera verla todos esos días.
“La niña estaba muy triste y depresiva, imagínate que no pudiera ver, por lo menos, lo que hacía, si tenía hambre, si tenía frío… hubiera sido difícil (refiriéndose a un posible ingreso en un hospital)”, dijo.
Durante el proceso ella cocinaba y hacia remedios para todos, los cuales se los suministraba en platos desechables, se ponía guantes y doble mascarilla al momento de tener algún contacto cercano a ellos.
La ropa que usaba se la quitaba, la ponía en un lugar específico y se bañaba inmediatamente.
A pesar de ser una familia muy unida, la batalla contra el coronavirus que vivió de cerca Maribel y su familia durante un mes, les enseñó a ser más agradecidos a pesar de cualquier adversidad.
“Las cosas pueden cambiar en un instante. Lo mejor es valorarnos todo lo suficiente y sobre todo ser agradecido”, concluyó.
Primo que dio negativo
Aunque este dio negativo junto a su prima Maribel, dijo a LISTÍN DIARIO que lo más difícil durante el proceso fue convivir a distancia con su familia a pesar de tenerla tan cerca.
“El día del padre y en su cumpleaños moría por abrazarlo como todos los años”, dijo nostálgico.
Sin embargo, se sintió agradecido de por lo menos verlos con vida ya que el coronavirus ha matado a muchos.
“Yo me sentía mal por no poder compartir con él, siempre hacíamos una fiesta, pero nada…pensé en las personas que están luchando por su vida en un hospital”, expresó al concluir con su testimonio.