Se burlan
El arresto domiciliario se torna en libertad para reo
La medida de coerción consistente en arresto domiciliario que se ha dictado en los últimos años a favor de personas acusadas de diversos delitos en el país, tiene un serio obstáculo por delante: La asignación de la custodia al imputado.
Esta medida cautelar contemplada en el acápite 6 del Artículo 226 del Código Procesal Penal, ha sido objeto de muchas críticas por parte de la sociedad civil y otros sectores de la vida nacional, algunas referentes a la dificultad misma de garantizar su fiel cumplimiento.
Ese artículo establece siete medidas de coerción, siendo la más extrema la prisión preventiva. El resto es la garantía económica, arresto domiciliario, impedimento de salida, presentación periódica y la colocación de brazalete electrónico.
El caso más reciente de arresto domiciliario le fue impuesto por el juzgado de Atención Permanente de El Seibo a la exatleta Juana Castillo, acusada de matar a su pareja de una estocada, en un hecho ocurrido el 7 de este mes en el batey La Higuera del Distrito Municipal de Santa Lucía, de esa provincia, donde ambos residían.
Otro cuestionamiento a la aplicación del arresto domiciliario es que no han sido una ni dos las veces que personas que estaban destinadas a guardar prisión en su morada y son encontrados en discotecas y clubes, mientras que otros vuelven delinquir.
Otro aspecto que es sometido a la crítica de la sociedad es referente a la desigualdad en su aplicación, ya que mientras unos viven en grandes mansiones, otros imputados están carentes de todas esas comodidades, por lo que generalmente los pobres cumplen una prisión preventiva en los establecimientos penitenciarios.
Abogados consultados por Listín Diario consideran que el problema de esta disposición es que en cada caso hay que asignarle al imputado un oficial de la Policía Judicial particular, que debe custodiar la casa del procesado para someterlo a una vigilancia permanente.