“Llueven” dólares en la calle Santa Clara con Martha Cruz, en Los Mina
Eran dos yipetas negras, una Tahoe y otra Grand Cherokee, cuyos ocupantes llegaron alrededor de las 6:00 de la tarde de ayer domingo a la esquina formada por las calles Santa Clara con Martha Cruz, en Katanga, Los Mina.
Sin dudas, se convirtieron en el asombro de todos los que por costumbre “hacen esquina” toda la tarde en el lugar. Los presentes no dejaron de mirar a ambos vehículos sin perderles de vista, pues sus características no son normales en el lugar, por su alto costo.
Se ubican una detrás de la otra. Un hombre de tez blanca sale de la Grand Cherokee y camina hacia el otro vehículo con un maletín en las manos y entra al aparato, luego de varios minutos sale.
Con maletín en mano y repleto de dólares lo abre y de inmediato se inició el espectáculo, pero no era musical, como si fueran lluvias de fuegos artificiales el hombre tomaba paquetes de e papeletas y los lanzaba hacia arriba, quedando los presentes anonadados ante la inusual acción.
Billetes de 20, 10, 5 y un dólares comenzaron a rodar en el suelo y ser recogidos por una multitud que en fracciones de segundos se aglomeró en el lugar y olvidándose del coronavirus le echaban mano a lo que podian.
Henry, quien fue testigo del hecho, resultó con suerte, pues le tocaron al menos 48 dólares, porque dijo que no quiso entrar al tumulto y solo le tocó la “zurrapa”. “Era una garata con puño”, dice. Relata que muchos se dañaron, cayeron al contén y se mojaron, otros lo pisaron la gente y lo desbarataron. “Pero yo toqué algo”, reitera, aún con cara de asombro.
“Cuando ese tipo cogía un boyo de dólares y lo tiraba para arriba, y volvía y entraba a la yipeta y sacaba otro boyo y volvía y lo tiraba, eso era un espectáculo”, vuelve a repetir.
La acción duró unos 20 minutos y, de acuerdo a informaciones, la hazaña fue repetida en otras calles del barrio.
De inmediato las conjeturas surgieron, hasta el punto de que algunos consideran que era posible que los “Reyes Magos” con la acción trataran de cumplir una promesa.
Pero si de algo están seguros los katangueros es que Santa Claus se les adelantó y en vez de juguetes les regaló dólares.