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Por qué los fotógrafos deben cuidarse muchísimo, pero no abandonar la calle

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Agustina HebBuenos Aires, Argentina

Las historias que permiten contar la crisis del coronavirus logran mayor completitud cuando tienen registros fotográficos: rostros de médicos, pacientes, adultos mayores, niños, trabajadores esenciales, gente en situación de calle; hospitales, medios de transporte, centros comerciales, villas, barrios residenciales; cada rincón donde haya una historia relevante para entender un momento histórico.

A través de las fotos se documenta la lucha, la desesperación, la tristeza, la alegría, la ansiedad, la angustia, el abandono, la solidaridad, el miedo y la esperanza. La vida y la muerte. En tiempos de coronavirus el trabajo de los fotoperiodistas es imprescindible. Sus fotos nos ayudan a entender la actualidad mientras generan memoria. Los reporteros gráficos, entonces, no pueden hacer su trabajo de manera virtual: necesitan estar en el lugar de los hechos y estar cara a cara con los protagonistas de las historias.

Salir durante la pandemia

Eva Cabrera, Vicepresidenta de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina, plantea: “Nuestro lugar para hacer fotos siempre es la calle. Para nosotros la calle es fundamental, es donde estamos y donde hacemos nuestros registros. Creo que en estos tiempos de pandemia nuestro trabajo es imprescindible porque es parte de la construcción de una memoria colectiva. El trabajo que hacemos nosotros se revaloriza con el tiempo”.

Salir a trabajar y cuidarse

“Es importante porque estamos ante una situación excepcional, que es mundial. Nos toma por sorpresa y es un enemigo que no sabemos de dónde puede venir. Es muy distinto a cuando vas, por ejemplo, a una marcha o a un lugar donde sabés que puede haber algún tipo de represión”, analiza la fotoperiodista.

Cabrera contó que en un principio hacían fotos en lugares muy puntuales, como un control de tránsito, una toma de fiebre o un caso del aeropuerto, donde podían llegar repatriados. “Después se empezaron a multiplicar los casos y empezamos a cubrir desinfecciones de edificios, sanitización de veredas, barrios cerrados, bastante vulnerables, que han sido aislados por tener contagios”, retrata.

El reto también pasa por “cuidar lo que uno hace”. porque los fotógrafos visibilizan cosas que suceden, sobre todo en este contexto pandémico. “Hay que ser muy cuidadoso con la gente en estado de vulnerabilidad. Primero, y esto corre por mi cuenta, hay que tener mucho respeto por el otro, hay que saber ponerse en el lugar del otro. Y hay que ver qué contenido uno publica.

Protección, distanciamiento social

Cabrera considera que antes de ir a un servicio, hay que pensar a dónde se va. “Hay que tener en cuenta qué peligros puedo correr ahí, como cuando te toca ir a un barrio aislado un brote o a una clínica con internados por COVID-19”, dimensiona.

A la vez, piensa que no hay que exponerse innecesariamente. “Exponer la salud, el cuerpo, incluso hasta la vida, no lo vale una foto. Hay que cuidarse un montón. Y si uno no tiene una nota asignada o cuenta con una nota que ya haya podido vender, no hay que salir, hay que quedarse en casa”, recomienda.

Antes, durante y después de una cobertura -es decir, hasta volver a su casa-, todo fotógrafo tiene que llevar puestos los elementos de protección: barbijo, gafas de seguridad, alcohol en gel. Además, debe mantener distancia obligatoria entre personas, no tocarse la cara y en caso de toser y estornudar, hacerlo sobre el pliegue del codo.

Cabrera visualiza dos momentos especialmente complicados. “Uno es el regreso a casa. El otro es mantener la distancia social, lo más difícil de todo. Sobre todo cuando en algunas notas somos muchos fotógrafos para dar cobertura o cuando vamos a barrios”, ejemplifica.

La vuelta a casa, como dice la fotógrafa, es un punto importante. “Hay que desinfectarse las manos entre cada cosa que te sacás. Muchos dejamos todo en la entrada de nuestra casa, los zapatos e incluso la ropa. Rociamos con desinfectante lo que llevamos puesto, el bolso o la mochila, el celular, la llave. Además, hay que desinfectar la cámara completa y todos sus accesorios. Luego hay que bañarse”, detalla y resalta que los cuidados del antes, durante y después están detallados en el protocolo de ARGRA.

Métodos para manejar el estrés

Por último, como herramienta de ayuda para manejar el miedo, el estrés que genera cumplir con los cuidados en un lugar abierto o cerrado, y las sensaciones que quedan después de una cobertura compleja,

Cabrera aconseja desconectar, descansar o realizar alguna otra actividad gratificante. Y, por otro lado, sirve compartir la experiencia de las coberturas con otros colegas: “Hablar entre nosotros, preguntarnos cómo estamos, es muy importante para sentirse contenido”.