Sentada en un silla plásti­ca en el área del parqueo del hogar de ancianos San Francisco de Asís, ubicado en la avenida Independen­cia de la capital, se encon­traba Milagros Mateo ayer en la mañana. Su cara de­notaba preocupación. Ella esperaba que sus familiares fueran a recogerla, debido a que en el centro se registra­ron personas con síntomas de coronavirus.

“Pedí un permiso para ir­me a casa de un sobrino por unos días, hasta que pase esto”, dijo Milagros, quien será atendida ahora por sus familiares, suerte que no co­rrerán la mayoría de los que viven el hogar.

Una denuncia realizada por una empleada del lugar, dio la alerta de que los pro­tocolos sanitarios y de se­guridad no se estaban cum­pliendo.