Los festejos y las angustias de una madre que superó el COVID-19
A pesar de que Salud Publica recomienda salir lo menos posible para evitar la propagación del coronavirus y los casos de contagio van en aumento muchos aprovecharon del día de ayer para caminar en los alrededores de la avenida George Washington.
Celebrando que salió libre de Coronavirus se encontraba Luisa Maria Casado junto a su familia el día de ayer en el Malecón de Santo Domingo, con sus mascarillas puestas y guardando el distanciamiento entre las demás personas que se encontraban en el lugar.
Luisa María inició con fiebre alta y dolor de cuerpo por lo que decidió apartarse de su familia dentro de su casa para no exponerlos. El miércoles 13 de mayo presentó estos síntomas y el sábado de la misma semana decidió ir al Centro Medico Moderno, donde le dijeron que no podían indicarle la prueba para el COVID porque los médicos de emergencia no estaban autorizados, por lo que debía ir en días laborables, ya que el fin de semana los médicos que consultan no se encontraban laborando.
Al sentirse angustiada por no saber si tenía COVID-19, y ante la respuesta negativa del centro al que acudió, decidió contactar a un familiar que trabaja en Salud Publica y le explicó que llevaba tres días con síntomas. Su familiar inmediatamente le envía vía WhatsApp la indicación.
Ya con la indicación en sus manos, Luisa pensó que sería fácil conseguir que le realizaran la prueba y salir de la incertidumbre, pero este proceso fue aun peor que el anterior. “Llamé al laboratorio Amadita y nunca contestaron la llamada, entonces llamé a Referencia y esperé más de una hora al teléfono, pero cuando contestaron me dijeron que el miércoles me harían la prueba, la llamada fue el lunes”, cuenta.
El jueves de esa semana las sospechas de Luisa María fueron confirmadas, salió positivo al coronavirus. De inmediato tomaron medidas adicionales a las que ya tenían en la casa para evitar que sus hijos y esposo contrajeran la enfermedad.
Tres semanas después de Luisa haber llamado al laboratorio Amadita para realizarse la prueba, ellos la contactan para decirle que si ella quería podía continuar en la lista de espera. “Ellos me llamaron la semana pasada, ya yo estuve en tratamiento y todo, y ahora es que me llaman”, lamenta.
“En mi caso, como tengo un familiar en Salud Publica, cuando di positivo, ellos se comunicaron conmigo, y me pusieron un tratamiento con azitromicina, aspirina, realizar vapores, vitamina c y un antigripal”, explica.
Dolor de cabeza y de pecho, pérdida del sentido del gusto fueron otros de los síntomas que presentó Luisa durante la enfermedad.
Lo más difícil fue no poder estar con su familia el Día de las Madres. Este año nunca será olvidado por esta familia, ellos no pudieron compartir un almuerzo familiar, ni Luisa pudo recibir besos de sus hijos, Luis Lismel y Mia. Pero el amor de sus hijas pudo más que el coronavirus que, vestidos de fundas plásticas, protegidas con mascarillas y lentes, le dieron un abrazo a su madre de felicitación.
Aunque sus síntomas fueron leves, no tuvo complicaciones ni fue hospitalizada. El miedo y la incertidumbre de no saber lo que pasará no dejaba de preocupar a Luisa, que decidió no informar ni a sus padres ni otros familiares que padecía la enfermedad para no intranquilizarlos.
“Mi mama no vive aquí y a algunos familiares tampoco les dije, porque como no te están mirando, de una vez piensan lo peor, ayer fue que le dije a mi papá”, revela.
Las medidas utilizadas en el hogar
Luisa se quedó en la habitación principal en la que nadie tenía permitido pasar, el baño era utilizado de manera exclusiva por ella, y sus hijos y esposo utilizaban otro. Ella se encargaba de la limpieza de este espacio.
Tenía una cuchara, plato y vaso de uso personal y si salía de la habitación siempre era con el uso de mascarillas, tanto ella como su familia.
Descargaron juegos en línea en teléfonos celulares para poder realizar actividades familiares.
El viernes de la semana pasada se le entregó el resultado que confirma que ya está libre de coronavirus, luego de alrededor de un mes con la enfermedad.
El día de ayer Luisa y su familia salieron por primera vez a celebrar que salió libre de coronavirus y que se encuentra bien. Fueron en la mañana a la misa y luego se quedaron en el malecón recreándose.
“Lo primero que hicimos fue abrazarnos cuando nos entregaron los resultados, limpie la habitación y dimos gracias a Dios”, explica.
Su esposo, Cirilo Valdez, no creía que pudiera ser COVID antes del resultado. “Cuando llegaron los resultados que confirmaron que era negativo, estábamos bastante preocupados, al principio no lo queríamos creer, pero estábamos confiado en el Señor de que íbamos a sobrepasar esta situación”, dice.
“Cuando ella dio positivo, nos sentimos mal, porque no podíamos estar con ella ni abrazarla, y el Día de las Madres no pudimos estar juntos, estábamos triste y la veíamos de lejos”, comentan Mia y Lismel, los hijos de la pareja.