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POLICÌA

Muerte de La Soga entierra la verdad de los crímenes que le atribuyen

La Soga, foto de archivo. / Listín

La Soga, foto de archivo. / Listín

Con el asesinato a balazos del exteniente Fernando de los Santos finalmente se ha cortado la larga soga de crímenes impunes y, sobre todo, ha quedado enterrada bajo su lápida la verdad de las supuestas 36 muertes que la Policía Nacional le atribuyó en su momento.

Su nombre ya descansa junto a otros de su misma estirpe como Carlos Everts Fournier y Ramón Darío Cabrera, alias "Cabrerita", quienes también mordieron de la misma pólvora y fuego que tan cruelmente dieron a probar a sus víctimas.

Su apodo "La Soga" se hizo tristemente célebre después de que en 2011 se convirtiera en el hombre más buscado de la República Dominicana, luego de supuestamente haber sido contratado por los empresarios Joan Silverio Ureña y Bonel de Jesús Lanfranco para asesinar a Elvis Sebastián Valerio y Luis Roberto Torres, por un tumbe de 100,000 dólares.

Según el expediente del Ministerio Público de ese año, "La Soga" recibió un pago de 250,000 pesos por el trabajo.

Tras ese hecho, se destaparía la caja de pandora y saldrían a la luz las andanzas de “La Soga” en el crimen; así como el llamado "Escuadrón de la Muerte" cobijado por la Policía Nacional para asesinar a delincuentes de poca monta o por encargo a personas inocentes.

A la sazón, el hoy general retirado José Armando Polanco Gómez era el director de la Policía Nacional y constantemente realizaba ruedas de prensa para referirse a las investigaciones persecutorias de “La Soga”.

Un hecho que fue bastante cuestionado es que Polanco Gómez confesó ante la prensa que le había enviado un mensaje a “La Soga” para que lo contactara en su celular, a fin de organizar su entrega, con la garantía de que se le respetarían sus derechos civiles.

Sin embargo, en esa misma mañana del 31 de octubre de 2011, "La Soga" había mandado el uniforme y los pertrechos de la institución a las mismas autoridades, por lo que levantó una serie de críticas a la actitud policial, sobre todo a esa accesibilidad que el prófugo tenía con Polanco Gómez, así como la libertad de movilizarse por el país sin que fuera detenido.

Y como si fuera una película, “La Soga” envió una carta a los medios de comunicación de Santiago justificando su accionar y por qué no se entregaría a las fuerzas policiales.

"A los periodistas José Gutiérrez o Esteban Rosario, les informo, ya que ustedes son mis amigos, que yo he sido un policía honrado, fiel y sincero a mi patria y a mi Policía y hoy en día estoy pasando por esta situación porque ya en años atrás, antes de trasladarme hacia Mao, me habían amenazado y los mismos superiores míos me habían comunicado que en la Fiscalía me estaban preparando una trampa para condenarme a 20 o 30 años de prisión y por esa razón es que yo no me he entregado, por todas las cosas que dicen y por el temor que sé que me van a matar en la cárcel", expresó La Soga en esa misiva.

En esa misma carta, La Soga también se refirió a Polanco Gómez como su amigo.

"Y a mi querido amigo, el jefe de la Policía Polanco Gómez, él sabe que yo no mancho mi nombre con cosas así, él sabe que mis problemas vienen por el bien de la Policía y de la sociedad, yo no ando con grupos ni con nadie, y a mi querido país, especialmente la sociedad de Santiago, y a todos mis amigos, que no se desesperen, que tarde o temprano saldrá a flote la verdad. Adiós", concluyó.

Después de esas declaraciones, “La Soga” se esfumó y las ruedas de prensa de la Policía Nacional mermaron en torno a la investigación de su paradero.

Durante años circularon rumores de que este se encontraba huyendo en España, incluso la Interpol emitió una orden de captura en su contra, pero ninguno de los esfuerzos dio frutos.

Hasta que en 2017 fue apresado en Santiago, tras él mismo entregarse a las autoridades por amenazas de muerte en su contra.

“La Soga” nunca huyó fuera del país, y mucho se especula que ni siquiera de la provincia, ya que en varias ocasiones residentes de allí decían haberlo visto caminando por las calles de Gurabo.

Después de meses de audiencias en el Palacio de Justicia de Santiago, “La Soga” fue liberado bajo garantía económica. Y anteayer, tras dos años prácticamente en el anonimato, su pasado finalmente ajustó cuentas a su estilo de vida.