La esperanza de madres con niñas cardiópatas
Sus embarazos fueron normales. Las tres esperaban niñas. Y unas semanas después de tenerlas en brazos los corazones de las tres pequeñas presentaron anomalías: les detectaron cardiopatía congénita, una enfermedad que convierte sus corazoncitos en bombas de tiempo.
En un principio ninguna se conocía. Pero las circunstancias de los padecimientos de sus niñas las convirtieron en un grupo de madres guerreras que luchan por hacer que la vida de sus hijas se prolongue. Son relatos distintos pero con finales felices después de riesgosas operaciones a corazón abierto en aguas extranjeras.
El primer caso fue el de Astrid Montero Gómez. Ese 10 de octubre de 2017 Lorainne Gómez se estrenó como mamá, pero siete días después vio que algo andaba mal con la salud de su hija y sus doctores lo comprobaron. El pronóstico no era bueno. Todo lo contrario: le dieron un mes y medio de vida.
“Astrid fue una bebé muy esperada, una bebé muy amada, que esperamos por casi diez años de matrimonio, estábamos muy ilusionados y de repente te dicen que tu pequeña que acabas de recibir solo podrá estar contigo por un mes”, recuerda, desde una residencia en Boston, la madre de la pequeña que ahora tiene dos años y medio.
Después de recaudar más de diez millones de pesos, en noviembre de 2017, viajaron en un avión ambulancia rumbo al Boston Children’s Hospital, en Massachusetts, donde fue sometida a diversos procedimientos quirúrgicos para corregir la malformación cardíaca.
“Yo diría que aún dentro de los retos es una bendición, mírala aquí, recuerdo con yo le decía a mi esposo yo solo quiero tener una vida normal cuando estábamos en medio de ese proceso estando en República Dominicana como acá (Boston), y todavía en el proceso que estamos, pero cada día más nuestra vida se asemeja a la normalidad, y Dios ha sido bueno. Dios me bendijo con un ser humano como Astrid”, explica la madre.
Astrid se sienta en el regazo de su progenitora. Las terapias la han hecho desarrollar habilidades como esta. La de correr también va en proceso igual que la del habla. Ahora las terapias que eran presenciales son virtuales por la pandemia del coronavirus. Sin embargo, no importa la situación por la que estén pasando, Astrid sonríe y mucho.
Lorainne la ve y no cree que con menos de tres años Astrid haya pasado por dos cateterismos, y demás operaciones a corazón abierto. Está consciente de que los niños cardiópatas se encuentran en una situación de riesgo aún mayor porque su sistema inmune no es igual al de los demás infantes, es por tal razón que mientras Astrid esté viva deberá permanecer pendiente a su estado de salud.
La trascendencia del caso de Astrid no solo tocó la vida de miles de dominicanos que acompañaron a la familia en esos momentos de angustia y ahora de más tranquilidad. Astrid Montero ayudó, sin saberlo, a salvar las vidas de otras dos niñas que pasaron por situaciones similares: Amaia y Litzy Amahia, un par de bebés con coincidencias que van más allá de sus nombres.
A las 36 semanas de gestación Yenifer Peguero dio a luz por cesárea en un centro médico de República Dominicana. Estaba feliz con el nacimiento de su bebé Amaia, pero cinco días después se inició la angustia.
“Ella cuando nació estaba presentado dificultades para respirar pero los médicos pensaban que era una neumonía que tenía. Como vieron que con los antibióticos ella no mejoraba, procedieron a hacerle un electrocardiograma”, cuenta Yenifer.
Ya habían pasado cuatro meses desde que a Amaia le habían descubierto una cardiopatía congénita. Los doctores no le dieron opción de vida, pero el destino le mostró que sí había esperanza.
Mientras estaba viendo un programa de televisión, como si fuera una señal, la presentadora mencionó el caso de Astrid Montero, una niña con la misma patología que su pequeña. Luego entró a internet y leyó un artículo de Listín Diario sobre el proceso de operaciones de Astrid. Yenifer no se quedó ahí, contactó a Lorainne Gómez quien le dio la mano para conseguir un hospital que aceptara el caso de su hija.
Aunque los especialistas le habían dicho que Amaia era inoperable y solo pronosticaban seis meses de vida, otros médicos le dieron esperanza.
Luego de que se publicara el artículo sobre Amaia en Listín Diario, la madre fue contactada por Rocío Pichardo, quien envió los estudios de la pequeña a Hospital Universitari Dexeus - Grupo Quirónsalud, en Barcelona, España.
“Ellos nunca me dieron una mala esperanza, siempre me dijeron que todo iba a salir bien, que estuviera positiva, pero cuando la niña entró al quirófano yo sentía que se me iba la mitad de la vida ahí… Fue un proceso bastante difícil”, explica, casi entre lágrimas, Yenifer quien ha permanecido en España a la espera de que finalice el tratamiento.
En febrero de 2019 se llevó a cabo la primera cirugía que se basó en estrechar la arteria pulmonar, ya que tiene el corazón univentricular. La segunda, en junio de 2019, fue para conectar la vena cava superior con la arteria pulmonar.
“Fue sorprendente, porque me decían que ella iba a durar mínimo 15 días en UCI, y ella solo duró tres días… Ella se recuperó mucho mejor de lo que ellos pensaba”, comenta la joven madre.
El 19 de julio de 2019 Amaia sufrió un ictus, o un accidente cerebrovascular, lo que la sometió a otra cirugía, esta vez en su cabeza.
Amaia perdió por un tiempo la movilidad del lado izquierdo del cuerpo, pero las terapias la han ayudado a recuperarse.
La niña que se pasa el día jugando y viendo dibujos animados tendrá que ser sometida a una craneoplastía que se iba a llevar a cabo en abril, pero debido a la pandemia el proceso fue pospuesto.
Marcia de los Santos
Tocar el tema de la operación de su hija es difícil. Mas verla dos años después, despierta e inteligente, la alivia. Marcia de los Santos recuerda que días después del alumbramiento de Litzy Amahia, ella comenzó a presentar los síntomas de una cardiopatía congénita. Su piel se tornaba morada, su respiración acelerada al igual que la velocidad de los latidos de su corazón.
En República Dominicana no había solución al caso de Litzy Amahia. Su madre dice que los médicos le dieron “sentencia de muerte”.
Pero al igual que Yenifer vio en internet casos similares al de su bebé, se puso en contacto con madres dominicanas que habían pasado por la situación y ellas la contactaron con distintos hospitales.
Luego de meses buscando ayuda encontraron que el Hospital Health City en Islas Caimán podía salvar la vida de la pequeña Litzy Amahia.
“Aquí en el país no tenían ningún tipo de solución, entonces empezamos a buscar ayuda a través de los medios de comunicación para poder trasladar a la niña fuera del país… Gracias a Dios conseguimos personas de buen corazón que ayudaron, era muy costosa la cirugía y un proceso muy difícil”, dice Marcia de los Santos.
Su cardiopatía fue corregida. Por el momento no toma medicamentos ni se esperan cirugías futuras, pero sí debe asistir a citas médicas con un nefrólogo, por la falta de un riñón.
Antes del estado de emergencia por el coronavirus, Litzy Amahia iba a una guardería y a una sala de tareas para ser introducida a un círculo social con más pequeños.
Para el próximo año escolar se espera sea integrada a un centro educativo.
Mensaje para las madres
Por el Día de las Madres en República Dominicana. Lorainne, Yenifer y Marcia les envían un mensaje de felicitaciones a las progenitoras.
“A todas las madres de República Dominicana y del mundo, nosotros queremos mandarle un mensaje de fe, un mensaje de esperanza aun en estos tiempos difíciles tenemos que mantenerlos fuertes, sabemos que no todos los días estamos animadas, que no todos los días tenemos las mismas fuerzas para enfrentar las situaciones que se nos presentan día a día, pero quiero decirles que se puede, que si nos aferramos a Dios, a la fe y al amor que tenemos a nuestros hijos, podemos lograr grandes cosas y todas estamos juntas en eso”, dice Lorainne Gómez.
Yenifer: “Dios no abandona a sus hijos, busquen siempre segunda, tercera o cuarta opinión, nunca se queden con una sola”.
Marcia: “Yo como madre quiero pensar que cualquier madre en mi situación, en situación de que uno corra riesgo lucharía hasta el final buscando soluciones en cualquier parte del mundo que se presente… Para salvar la vida de un hijo no hay que escatimar esfuerzos, nosotros le damos la vida y somos los encargados de mantenerlos vivos”.