Enfoque: Economía
Transformación digital en tiempos de crisis
Siempre he creído que el futuro les pertenece no a los más grandes, sino a los más ágiles. Aquellos que están dispuestos a cambiar y adaptarse a las necesidades del entorno. A muchos, la crisis del COVID-19 y sus consecuencias (cuarentena, teletrabajo, reducción de horario, etc.), les tomó por sorpresa. La buena noticia es que todo trae consigo nuevas oportunidades también. Recordemos que lo que no se transforma, simplemente muere. Vale para las personas, también para las empresas. La pregunta es ¿ahora qué?
Transformarse para crecer
Muchas empresas cuentan con algunas de estas herramientas; sin embargo, de un momento a otro, de forma inesperada, la gran mayoría de los negocios tuvo que interrumpir su operación. Nos pusieron en jaque. Subimos las manos y se paralizó todo.
Justo en ese momento, nos dimos cuenta que transformación digital implicaba ver los procesos claves de operación de la empresa, mucho más allá de las redes sociales, mucho más allá de un servidor para guardar los documentos compartidos en una red local.
Nos faltó ver la transformación digital en búsqueda de soluciones para eficientizar de forma óptima, los canales en que la empresa brindaría servicios, agregaría valor a lo interno (empleados) y externo (clientes actuales, clientes potenciales y proveedores), y de esta forma, mantendría sus ingresos.
Esta amplitud de concepto, que se viene exponiendo a través de publicaciones de renombre como el Harvard Business Review desde el 2013, prevé el efecto de la tecnología digital en las empresas mucho más allá de las paredes de la compañía “impactando productos, procesos de negocios, canales de venta y cadenas de producción”.
Hablamos aquí de verdaderos cambios en todo el modelo de negocios de las empresas:
¿Cómo se redefinen los procesos ahora qué nos vemos obligados a no recibir clientes?
¿Qué estrategias ponemos en marcha para no perder la generación de ingresos?
¿Cómo reducimos o eliminamos las barreras para que la experiencia de compra o contratación de los servicios y productos de mi empresa sea tan fluida como antes?
En este rediseño, ¿existe la oportunidad de abordar nuevos mercados para generar valor?
¿Qué herramientas puedo implementar para soportar la demanda y poder escalar? ¿Quiénes son mis usuarios?
¿Qué les interesa?
¿Qué mecanismos de captación de data puedo implementar para tomar mejores decisiones?
¿Puede mi negocio re-pensar en nuevos modelos de distribución, más allá de lo presencial?
Definitivamente estamos ante decisiones que implican importantes cambios, pero que son sumamente necesarios atender para sobrevivir la crisis, ajustarnos a una “nueva normalidad”, que es la que posteriormente nos permitirá crecer.
A raíz de toda esta situación, creo que hoy en día es ya indiscutible, que la transformación digital es necesaria a todos los niveles para garantizar la creación de valor, las ventas, la productividad y fortalecer nuestro vínculo con los clientes.
Valores detrás de la transformación digital
El primer aspecto a abordar en una transformación es el aspecto humano... las personas. No existen organizaciones ni empresas sin personas, por tanto el primer punto de atención será redefinir el tipo de colaboradores, competencias y talentos que la empresa necesita. La crisis del COVID-19 ha provocado que las compañías se replanteen el gasto operativo que implica tener metros cuadrados de oficina y muchas de ellas optarán por asumir el teletrabajo, total o parcialmente, como parte de una nueva normalidad. Esto a su vez, elevará el nivel de valores esperado: responsabilidad, comunicación, colaboración, trabajo en equipo, puntualidad, auto-gestión y relación con los demás. Todos, en dosis muy altas.
Las empresas valorarán más a aquellas personas que sean proactivas, que sean capaces de identificar problemas y no descansen hasta verlos solucionados; valorarán a aquellas personas que se empoderan de las oportunidades y cuando no saben, lo aprenden de manera autodidacta; buscan personas capaces de ejecutar con bajos niveles de supervisión y que pasen de la palabra a la acción, de forma rápida y aprendan de sus errores.
Como decíamos recientemente en un post en Instagram: ser pasivo nunca había sido una opción, pero la crisis ha puesto en evidencia quiénes se destacan por su entrega y desempeño.
A su vez, y tal vez contrario a lo que se podría pensar de que la transformación digital robotiza a las empresas, las organizaciones pondrán especial atención a las personas, serán más empáticas y comprensivas, promoverán el balance de vida laboral/personal y brindarán soporte para ayudar a sus colaboradores adaptarse al cambio. Se priorizará el desarrollo de las competencias blandas sobre las técnicas, pues estas segundas son fácilmente reemplazables, pero la pasión, pensamiento crítico, la creatividad, flexibilidad y adaptabilidad son precisamente las que marcarán la diferencia entre dos colegas, así como entre humanos y robots.
Por esto, al entender la transformación digital como un proceso en el que creamos puentes entre colaboradores-suplidoresclientes-empresa (y por qué no, hasta la sociedad), al final estamos diseñando experiencias para que todos encuentren satisfacción a sus necesidades.