COVID-19
Historias de esperanza desde los pasillos del hospital Ramón de Lara
Desde los dulces especiales que las familias traen a sus pacientes hasta el chocolate con pan que siempre pedía el italiano Pascualini de desayuno. Son los clásicos en la memoria de una batalla sin cuartel librada desde los pasillos del hospital militar Ramón de Lara, donde cada paciente lleva consigo una historia particular que termina en un inevitable vínculo con las paredes de este centro, que ya ha visto recuperar a 152 personas de 13 nacionalidades distintas.
En aquellos primeros días de una pandemia tan letal como el nuevo coronavirus, con la incertidumbre contante de la muerte y mucho de desconocimiento, vio la luz una de las historias de mayores esperanzas en el centro de salud.
Si esta fuera una película, dijéramos que ella es la coprotagonista: Su nombre es Laura Sánchez. Es médico y la primera embarazada que dio a luz con la enfermedad a nivel nacional.
Nos situamos en los primeros días del COVID en República Dominicana. “Se presenta este caso que nadie la quería recibir, ningún centro de salud, ni su ginecoobstetra”, dice Ramon Artiles, director del hospital militar, primer centro de salud especializado en tratamientos contra el coronavirus en el país.
Por aquellos días la tasa de letalidad de República Dominicana andaba cerca del 6% de los casos, muy alta comparada con países con rasgos socioeconómicos parecidos. Y mucho mayor a esa tasa era el miedo circulando entre la población. Se comenzaba a percibir la fiereza de una enfermedad que, literalmente, ha detenido la rueda. Ha parado al mundo.
Ante ese panorama, lo que sigue es una reunión donde al cuerpo médico del hospital le plantearon asumir el proceso y la aceptaron. A Laura Sánchez la reciben dos semanas antes del gran día de parir, la cuidan y llevan hasta el final en su proceso de gestación.
Su bebé fue el primer caso de Covid positivo en recién nacido que conoció el país. A los tres o cuatro días de su alumbramiento, recuerda el doctor Artiles, Laura regresó a su casa. Pero lo hizo sin su bebé, que permaneció ingresado unos días más en seguimiento y cuidados, y positivo al nuevo coronavirus.
“Imagínate, ella estaba triste, no quería irse sin el niño pero ya hoy están sanos y buen estado de salud. Los dos negativos a Covid-19”, dice el doctor.
Hay una foto de Laura que llega acompañada de una nota de voz de Whatsapp, armada como video. Se la envió a quienes la cuidaron con inmenso agradecimiento esos días y ahora es repetida como mantra motivacional al equipo de 250 personas que cada día asiste al centro de salud a plantarle cara al coronavirus. La suya es una de las historias de éxito de aquellos duros primeros cien días de gestión de la crisis.
El hospital militar Ramón de Lara tiene 80 camas disponibles para internamientos, dedicados a exclusividad para pacientes de COVID-19 en el país. Tiene la particularidad de que fue el primer centro especializado para esta enfermedad. Y que previamente, en el año 2014, lo adecuaron para recibir a posibles infectados de ebola, un virus que daño con más rudeza al África occidental.
“Holaaa, les habla Laura, o como ustedes me conocen, la mamá de Benjamín”, dice un poco a chiste. “Les mando este mensaje porque quiero que sepan que todos los pacientes que hemos estado en una situación como la que yo me encontré estamos eternamente agradecidos con ustedes.
Sé que es duro, sé que es difícil estar lejos de su familia, de sus seres queridos. Créanme, al final todo eso, todo ese esfuerzo, valdrá la pena”. Lo dice con Benjamín entre manos, su bebé, el protagonista de esta historia.
Joel Carrasco tiene otra historia que contar. Se presenta como el paciente de la habitación 205, donde permaneció alrededor de un mes. “Llegué en un estado crítico y gracias a Dios hoy puedo estar perfectamente bien”, dice.
Llegó junto con su esposa, la señora Andis Castillo, incapaz de olvidar aquella noche en la que llegaron al hospital militar. Estaban asustados. “Fue una noche traumática y dolorosa”, recuerda la mujer. El doctor que les recibió esa noche les esperó con una oración con la que la pareja dejó atrás todo temor e inquietud que les sobrellevaba.
Ellos dos ya están en su residencia y desde allí esperan solo una cosa: que todo se calme para volver a encontrarse con sus cuidadores, los que les dieron una segunda oportunidad de vida. “Cuando todo esto pase nos volveremos a ver y nos daremos un abrazo”, dice Joel. Andis manda besos y abrazos a las enfermeras, a los médicos, a las conserjes… en fin, a todo el personal que les devolvió a la vida.
Esta pareja, junto a Laura y Benjamín, están dentro del esperanzador listado de 3,351 personas que han superado el COVID en República Dominicana. Esa lista recibió ayer a doce nuevos integrantes, según el reporte especial epidemiológico número 56 de las autoridades sanitarias.
En total en República Dominicana se han infectado 11,320 pacientes desde que llegó Claudio Pascualini, el ciudadano italiano que se convirtió en el primer paciente positivo en los registros de Salud Pública. Desde entonces han muerto 422 personas, justo cuando hoy se cumplen dos meses del primer fallecimiento, el de una mujer que había llegado de España hasta la provincia San Juan pero que falleció en Santo Domingo en una unidad de ambulancia del Sistema de Emergencias 911.
Yomer Medina es otro de los curados dentro de estas paredes. Es un dirigente comunitario de Santo Domingo Oeste que cuando llegó a su casa, de regreso tras vencer a la enfermedad, le salieron al paso todos sus vecinos. Hubo aplausos, besos y llanto. Sus parientes, incrédulos, se perdían entre secarse las lágrimas y mantener en foco sus teléfonos celulares, con los que grababan su histórico momento.
Los pacientes Narciso Reyes y Domingo Wilkes, ya libres del Covid, son los primeros en enterarse de los planes del director del hospital militar. Cuando reciben el alta médica, y ya están al pie de los vehículos que les regresan a casa, el coronel Ramón Artiles les comenta que tiene en planes hacer una fiesta de reunificación de todos los pacientes libres del Covid que han tratado. Claro, esa reunificación, con los 250 miembros del equipo médico y la lista de recuperados que ya pasan los 152, será cuando todo vuelva a la antigua normalidad.