La República

HÉROES EN TERRENO III

Hugo Marcelo Aguilar: “Durante este proceso se han perfeccionado modos de control, espionaje individual y monitoreo de personas”

Hugo Marcelo Aguilar Velasco, médico, investigador. Ex viceministro de Salud en Ecuador.

Kenny CabreraBarcelona, España

Los héroes de esta serie, no solo levantan espadas en el campo de la investigación contra el SARS COVID-2, o empuñan coraje atendiendo pacientes en los hospitales. Algunos conducen camiones para abastecer el mercado de alimentos. Otros toman decisiones, proponen estrategias y recopilan y analizan los datos para dar consejos y presionar a las autoridades para que tomen las decisiones correctas. Este último es el caso del doctor Hugo Marcelo Aguilar Velasco, médico, investigador y docente de Medicina Tropical y Enfermedades Infecciosas, epidemiólogo, con un doctorado en salud colectiva y quien además ha ocupado en el pasado puestos de autoridad, como fue el de viceministro de Salud de Ecuador, su país natal, entre otros.

Precisamente, contra Ecuador, con una economía dolarizada desde el año 2000, la pandemia se ha ensañado de una manera dantesca, específicamente en la zona de Guayas, desde donde nos han llegado imágenes de cadáveres abandonados en las calles. Al día de hoy existen alrededor 31.881 casos de contagiados, 3,433 recuperados y 1,569 fallecidos, según el conteo de la Universidad Johns Hopkins; cifra que el mismo presidente del país, Lenín Moreno, admite al decir para la BBC que “los números se quedan cortos” y que: “la crisis es más grave de lo que se señala”.

Hay que hablar también del desabastecimiento alimentario, desesperación, desinformación, entre muchas otras calamidades que azotan al país sudamericano y que describen un panorama donde se aplica a la perfección la frase de que la realidad supera la ficción. En términos per cápita es el país con más contagios y muertes a causa de la pandemia en Sudamérica y el segundo en toda América Latina, por detrás de Panamá, según datos del Coronavirus Resource Center de la Johns Hopkins University.

Con el doctor Aguilar Velasco, experto en control de enfermedades infecciosas, hablamos sobre las condiciones que convergieron para que el COVID-19 se convirtiera, más que una película de terror, en una pesadilla continua, que ataca a un país que se enfrenta a un año preelectoral. La ya tocada economía ecuatoriana sigue siendo vulnerable frente a las conmociones externas y con la pandemia se ha agravado. El precio del petróleo, su principal fuente de ingreso de divisas, y que representa entre el 14 y el 20 por ciento de su PIB, ha caído por debajo de su costo de producción. Ecuador produce alrededor de 540 mil barriles de crudo al día., y, por si fuera poco, su otra fuente de ingreso de divisas, las remesas, también pasa por un mal momento debido a la pandemia.

Pregunta. ¿Qué pensó la primera vez que escuchó hablar del COVID- 19 como un tema que sucedía en China?

Respuesta: La presencia del Covid-19 causó una preocupación mundial y para quienes estamos vinculados al mundo de las enfermedades infecciosas y de la epidemiología fue una alerta y un susto porque estábamos frente la emergencia de un nuevo patógeno. Los reportes de Wuhan, China, indicaban que era un patógeno bastante agresivo con altísima transmisibilidad y en la medida en que los días y las semanas fueron transcurriendo se observó que la capacidad de dispersión y transmisión era inmensa. Inicialmente se reportó que el virus tenía una mortalidad del 2 y 3 %, lo que lo supondría manejable y menos peligroso que otros que ya tenemos como es el virus de la Influenza.

Sin embargo, la capacidad de transmisibilidad nos alertó a los epidemiólogos de todo el mundo y observamos con enorme preocupación la posibilidad de dispersión que ocurrió después. Ya se había advertido un carácter de vecindad y proximidad de relación con los flujos humanos. Llegó a Japón, a las zonas vecinas; luego llegó a Europa, a Estados Unidos, a las Américas; y hoy vemos en la situación pandémica dramática en que nos encontramos.

P. ¿Cuándo se reportó el primer caso en Ecuador?

R. El primer caso comprobado fue el 29 de febrero exactamente, aunque anteriormente hubo ya casos que se sospecharon. Un ciudadano chino que presentó infección respiratoria aguda a mediados de febrero, se descartó como coronavirus; sin embargo, la presencia denotó una serie de problemas y de falencias que estaba presentando el sistema de vigilancia de Ecuador.

El 29 de febrero se dio una paciente 0 que luego falleció. Inicialmente, se contagiaron aproximadamente unas seis o siete personas, a partir de esta señora que llegó de España. Este primer foco fue controlado por el sistema de Salud. Pero era un período de vacaciones en que mucha gente de Guayaquil de la clase media y clase alta viaja a Europa. Estuvieron en Italia y estuvieron en España. Muchos llegaron con infección asintomática y circularon en la ciudad. También se organizaron eventos masivos, como bodas, y en esos mismos días coincidió un partido de la Copa Sudamericana en la ciudad de Guayaquil; ese fue el detonante de la enorme transmisibilidad que ocurrió en la provincia de Guayas, con las consecuencias que hemos observado.

P. Precisamente desde la provincia de Guayas, nos llegan imágenes dantescas de cadáveres abandonados en las calles durante días, de personas quejándose del desabastecimiento, de videos en las redes sociales de familias clamando por ayuda y sintiéndose abandonadas por las autoridades…

R. Ecuador fue de los primeros países que tomaron restricción social, de vuelos y de movilidad. En el resto del país estas medidas han sido positivas. El caso de Guayaquil ha sido muy dramático… una epidemia explosiva. Muy parecido a lo que pasó en Wuham, China, y luego en Lombardía, Italia; y lo que estamos viendo en Nueva York, o en las ciudades que no tomaron medidas adecuadas

En Guayaquil (capital de la provincia de Guayas), las medidas de restricción se impusieron cuando ya estaba circulando el virus. Ha sido un caos dramático que desbordó los servicios de salud y los servicios funerarios, pero también se han observado algunos fenómenos, como es que no solamente murieron las personas por Covid-19, si no que un número igual murió con síntomas parecidos y no se pudo diagnosticar por falta de tests y respuestas rápidas. También la saturación de los sistemas de salud hizo que muchas personas con enfermedades crónicas, como cáncer, diabetes y de diálisis renales, entre otras, se vieran obligados a suspender sus tratamientos y murieron por esta causa. Hay una mortalidad conexa como efecto segundario de esta pandemia. Eso es una cosa que no se había descrito.

P. ¿Que tendríamos que haber hecho de manera diferente para evitar la pandemia?

El primer punto es la preparación. La mayor parte de los países que han tenido esos impactos enormes es porque no tomaron la alerta en serio. Minimizaron los efectos. Lo que estamos viendo en Brasil, por ejemplo, su presidente, Bolsonaro, dijo que se trataba de una “gripecita… una cosa mínima…” y lo que estamos viendo ahora allí es incontenible y va a ser de consecuencias monstruosas.

Primero hay que entender que se trata de un virus con una mortalidad alta y en América Latina es mayor porque las condiciones son diferentes que en Europa o China, donde la mortalidad ha sido en personas de edad avanzada. Pero en Sudamérica tenemos una población joven con problemas de nutrición, con problemas de acceso a los servicios de salud y agua potable; aquí estamos viendo una alta mortalidad entre jóvenes, incluso menores de 40 años. Lo que significa que el perfil es distinto y el impacto es inmenso.

P. ¿A qué se refiere con preparación?

Tener a punto un sistema de vigilancia epidemiológica suficiente para detectar los casos, laboratorios con capacidades de diagnostico significativas, brigadas epidemiológicas que sean capaces de llegar a comunidades, a los barrios, casas, para detectar casos sospechosos de coronavirus, sus contactos, sus poblaciones de riesgo; identificar asintomáticos, inclusive, que pueden ser portadores del virus. Además de preparar los servicios y centros de salud para atender a los pacientes con neumonía, con problemas graves, que requieran de terapia intensiva. Eso requiere de tiempo, de una inversión enorme y de un esfuerzo de trabajar contra reloj, que muy pocos países lo han hecho. Esos son los elementos fundamentales.

Otro elemento fundamental es tener medidas de restricción social, que sean explicadas a la sociedad, no impuestas, si no que sean racionalizadas, que se puedan orientar adecuadamente del porqué obligamos a que la gente se quede en casa. La comunicación social es otro elemento importante para enfrentar este tipo de situaciones.

P. Pero cómo se le explica a un padre de familia que se gana la vida en la economía sumergida, vendiendo verduras en la calle, por ejemplo, que se quede en casa.

R. Por eso la restricción social tiene que ser acompañada con compensación social, que pueden ser a través de bonos, como hacen algunos países. USA, por ejemplo, está dando un bono de 1,200 dólares. En Ecuador se ha implantado un programa de asistencia alimentaria a las poblaciones más afectadas. Cierto es, que no es suficiente.

P. ¿Nos ha fallado la Organización Mundial de la Salud (OMS)?

R. Creo que la OMS ha sido muy tímida para declarar la potencialidad pandémica del virus. Opino que demoraron mucho. Hay otros problemas que genera la OMS, como el caso de reporte de casos: para la notificación internacional solamente se aceptan aquellos que han sido comprobados por laboratorios. Cuando tenemos situaciones de transmisión de un virus, de un agente patógeno de carácter comunitario, con trasmisión continua, existen criterios como es el nexo epidemiológico; es decir, una persona que desarrolló la sintomatología compatible con la enfermedad y que tuvo contacto con enfermos de la enfermedad, tienen que ser incluidos como infectados igualmente, así como los fallecidos.

En estos momentos los datos que tenemos en el mundo generado por este criterio están totalmente subestimados. Tanto los infectados como los fallecidos es mucho mayor. En Ecuador, la comunidad científica académica está presionando a las autoridades para que cambien la forma de contabilidad y así poder tener datos más aproximados a la realidad, que nos ayuden a hacer proyecciones más realistas en las siguientes fases.

P. Cuál es la propuesta en cuanto a la forma de contabilidad.

R. Que se incluya no solo los datos de laboratorios si no los casos probables, que se asuman como tales. En un caso de epidemia tan intensa esto es lo habitual en la práctica epidemiológica de cualquier país.

P. Tengo entendido que en su país, en estos momentos, también hay un brote de dengue.

R. El efecto de la pandemia sobre la salud va tener varias dimensiones; primero las enfermedades prexistentes, que ya estaban ahí. En países latinoamericanos tenemos dengue, zica y chikungunya, que son transmitidos por el mosquito aedes aegypti (mosquito trigre). Hay algunos focos pequeños de malaria o situaciones de epidemias; hay sarampión y hay otras enfermedades silenciosas que no aparecen, como es la enfermedad de chagas, transmitida por triatominos, que es una enfermedad que produce un impacto enorme por la cardiopatía crónica. Además de otras enfermedades ligadas a la pobreza, como la parasitosis y la anemia. ¿Cuál va a ser el efecto de la pandemia en esto?

Advierto que los esfuerzos sanitarios contra la pandemia en estos momentos van a relajar otras actividades de vigilancia y prevención de la salud. Se van a reducir las coberturas de vacunación. Prácticamente se han paralizado los programas de control de enfermedades transmitidas por vectores y se ha puesto menos atención a los programas como los de control a la tuberculosis y el VIH-Sida. Dependiendo de cuanto dure este evento pandémico que, considero no será menos de 12 a 18 meses, como mínimo, el relajamiento y la falta de atención de otros problemas va a producir el resurgimiento de otras enfermedades transmisibles, que van a complicar muchísimo el panorama de la salud, especialmente en América Latina.

P. ¿Qué medicamento se está utilizando en Ecuador desde las directrices de Salud Pública para combatir los casos graves?

R. El Ministerio de Salud promovió la cloroquina como medicamento profiláctico; sin embargo, tampoco tenemos resultados suficientes para seguir utilizando este medicamento. Hay dos vías en la fisiología de la patología de los casos graves de Covid-19: Una es un proceso que lleva a una neumonitis, una inflamación del pulmón; y la otra, que al parecer lleva una de coagulación intravascular. Esto genera la reacción de los médicos de bloquear el proceso inflamatorio y de tratar el proceso de coagulación. Los tratamientos experimentales, heroicos, para hacer algún efecto tienen esas dos vías: bloquear el proceso inflamatorio y reducir el proceso de trombosis intravascular.

P. ¿Será un virus estacional?

R. Si fuera así, en Guayaquil se debería estar reduciendo la transmisión, conforme se observa con otros virus estacionales, como el que causa el resfriado común o el virus de la influenza. Sin embargo, en las zonas andinas del Ecuador se espera habitualmente un rebrote de virus respiratorios en los meses de junio y julio, que son los meses de la estación seca, pero que se produce un contraste de temperatura muy alta. En Guayas la transmisión se ha ido dispersando a la vecindad, siguiendo los flujos de personas, sobre todo hacia el norte. Esta es una preocupación, por ejemplo, en provincias como Santa Ana y Manabí se están incrementando el número de casos y de fallecidos, y pueden convertirse en la próxima zona del brote epidémico. Otra zona es el centro del país, una zona alta andina, donde están las provincias Simón Bolívar, de Chimborazo, Cañal... que son provincias que tienen alta población indígena, que no se han adherido de forma adecuada a las restricciones sociales. Lo que quiero decir con esto, es que tenemos trabajo para largo y muy intenso para poder atender y mitigar los impactos de esta pandemia.

P. ¿Qué es lo que más echa en falta durante este confinamiento?

R. Creo que, para las poblaciones más vulnerables, asistencia, agua potable, alimentos y ayuda psicológica. También esperanza, hace falta esperanza, porque hasta hoy sólo tenemos restricciones, pero la esperanza no significa decir que vamos a salir de esta, que resistiremos; la esperanza tiene que estar en un sentido mucho más amplio.

Esta pandemia ocurre en un estado planetario de una desigualdad dramática, de una inequidad social inmanejable… obscena; en un proceso de acumulación industrial capitalista, sin precedentes en la historia del planeta. La esperanza significaría buscar un nuevo orden mundial, en el que haya mayor equidad, mayor justicia, donde los seres humanos puedan vivir con mayor dignidad. La recuperación de la economía debería tener otro carácter, quizás centrada en los seres humanos y no de acumulación de capital como hemos visto hasta hoy.

P. Pero honestamente, ¿cómo cree que será el mundo después de Covid-19?

R. Un mundo más controlado. Un mundo mucho más subyugado a los medios tecnológicos. Durante este proceso se han perfeccionado modos de control, espionaje individual y monitoreo de personas. Ya lo vimos en China, y ese parece ser el modelo que muchos países van a utilizar. Lo que advierto es que el control sobre el rebaño humano va a ser brutal. Ya estamos totalmente controlados. Todo el mundo sabe qué consumimos, qué medicamentos tomamos y cuando nos toca el próximo control médico.

Nos olvidamos en este escenario que todos los días en condiciones normales, no pandémicas, mueren 2,500 niños al día por hambre. Solamente en los Estados Unidos, durante los primeros 3 meses del año hubo más de 241 mil casos de influenza, donde murieron casi 40 mil personas. Todos los días el sistema que tenemos está eliminando miles y miles de seres humanos, pero como no son una enfermedad nueva son parte del paisaje. Nos hemos acostumbrado a tolerar esa brutalidad de la vida tremendamente desigual.

P. ¿Alguna recomendación para sus colegas del resto de América Latina?

R. Hay que tomar muy en serio la potencialidad de este virus, las condiciones socioeconómicas y las condiciones geográficas. El tipo de urbe que tenemos en América Latina son propicias para la gran dispersión, para el gran impacto como mortalidad y enfermedad.

Hay que ver este evento como una situación extraordinaria, pero no hay que perder de vistas que las sociedades tan desiguales, como son en América Latina, hacen que subyazcan también perfiles de salud tremendos, donde los otros problemas que no están publicitados, son problemas muy graves que también tenemos que enfrentar.

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