Salud
¿Cómo es ir al médico en tiempos de COVID-19?
Cuando las emergencias de salud llegan, por más que una persona desee quedarse en casa, tiene que salir, ¡y a una clínica! No importa si estamos en tiempos de coronavirus.
El miedo se apiada de quien debe visitar un doctor en medio de esta pandemia. Hay tensión de por sí, imagínese si tiene que exponerse en uno de los lugares donde más propagación puede haber.
Para buena suerte, llegar al consultorio de un doctor fue seguro, los pasillos de la clínica lucían vacíos y en el ascensor hay contacto con solo una persona.
Las secretarias de los doctores mantienen su distanciamiento social tanto entre ellas como con el paciente. Y lo más sorprendente es cuando es el turno de tomar asiento y las filas de sillas que antes, a cualquier hora y día, estaba repletas de personas, ahora están desocupadas.
Lo incómodo de ir al médico antes era la espera de largas horas, aún cuando se había programado una cita con anticipación. Ahora, las citas se cumplen al pie de la letra y los procesos de pago se han vuelto más ágiles.
Entrar al consultorio
Es el momento de entrar a la consulta sin haber esperado ni 30 minutos. El doctor, que recibe ahora con un rostro tapado por una mascarilla y unos lentes, ofrece gel desinfectante.
El médico, que solo está recibiendo pacientes los lunes y martes, no muestra temor de consultar. Él ha tomado todas sus medidas de seguridad y relaja a quien salió de casa con el temor de estar cerca de los especialistas de la salud, los grandes héroes de esta crisis.
El doctor hace sus preguntas habituales, sin la prisa de que otros les esperan, y procede al chequeo médico, pero otra vez llega la ansiedad cuando receta análisis y tomografías.
Proceso de toma de muestras y rayos X
Contrario a lo que se piensa en tiempos de COVID-19, ir a un laboratorio, por la necesidad de tener que salir como quiera a tomarse unos rayos X, es seguro y confiable.
Un seguridad abre la puerta de un reconocido laboratorio, pide al paciente entrar sin acompañantes y le echa gel desinfectante en sus manos. Una joven espera en la esquina derecha para dar el turno que toma de la máquina ella misma. Para entregarlo, pide mantener un metro de distancia que cumple “como manda la ley”.
En el piso hay líneas azules que guían al paciente sobre el distanciamiento justo que debe tener entre una persona y otra. Para entregar el carnet del seguro y la cédula hay que mantener la distancia más posible con la facturadora.
Ir a un laboratorio antes era esperar turnos largos, ahora todo este proceso se vio simplificado a media hora. Cuando se entra al baño del laboratorio, se observa fuera una persona que inmediatamente salga el paciente, procederá a limpiar el área.
Las personas que trabajan en el laboratorio y en la empresa de diagnóstico de imágenes, desde la conseje hasta los doctores y facturadores, están cubiertos con un traje quirúrgico desechable, con mascarillas, guantes y unos lentes especiales.
En el área de asientos, hay letreros en sillas intercaladas que muestran “no sentarse aquí. Por favor mantener la distancia”.
Definitivamente, ir al consultorio en tiempos de COVID-19, o a los laboratorios, se ha convertido en una necesidad real, es cuando no quedan opciones y no se puede esperar a que termine la pandemia para tratarse una emergencia.
Es probable que las consultas virtuales de los especialistas y la modalidad de tomar muestras médicas a domicilio hayan disminuido la aglomeración de personas en los centros médicos.