La República

COVID-19

La crisis de salud en Duarte lleva años incubándose

Juan Eduardo ThomasSanto Domingo, RD.

Los muertos registrados en la provincia Duarte, una demarcación de poco más de 298 mil habitantes, son muy superiores a los del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, que juntas conforman una población cercana a los cuatro millones de ciudadanos y que son los territorios con más casos confirmados de COVID-19 en República Dominicana.

La letalidad en Duarte ha sido asombrosa por el coronavirus: 64 muertes con solo 355 casos confirmados en total, mientras que el Gran Santo Domingo tiene 57 fallecidos con 1,682 confirmados.

Duarte, en sentido general, ha aportado el 32.6% de todos los muertos por coronavirus en República Dominicana, que en el boletín número 28, el más reciente, tenía 196 defunciones en todo el país. Ese 32.6% de las muertes es por igual muy superior al 16% de fallecidos que ha aportado Santo Domingo y al 12.7% del Distrito Nacional.

A la provincia Duarte esta pandemia le sorprendió sin un hospital en condiciones para atender el primer gran foco de transmisión comunitaria del virus en República Dominicana.

Los habitantes de esta provincia, considerada la capital del nordeste por su avanzado desarrollo agropecuario, llevan años esperando un hospital regional que ha sido prometido tantas veces como los lugareños lo han deseado

Los trabajos que buscan ponerle fin a la espera del nuevo hospital regional comenzaron en noviembre de 2018, con una inversión anunciada de 2,400 millones de pesos y la promesa de que aportaría 280 camas a la red hospitalaria nacional. La estructura se levanta en Guiza, un paraje de San Francisco de Macorís, ubicado en la carretera San Francisco-Nagua.

La licitación para su construcción quedó abierta en agosto de 2018 y para entonces el director de la OISOE, la oficina que dirige esos trabajos, prometió que a más tardar en noviembre de 2019, es decir, justo un año después del primer picazo, entregarían la obra.

“El compromiso es entregar este hospital a más tardar en noviembre del año 2019 al pueblo de San Francisco de Macorís; esto significa que no se va a paralizar ni un solo día; los recursos están, tenemos el dinero para iniciar la obra y ya está dentro del Presupuesto el dinero requerido para los trabajos”, dijo Francisco Pagán, director de OISOE, en agosto de 2018.

Pero esta no fue la única promesa incumplida a la provincia: el 15 de mayo de 2016, dos años antes de la anterior declaración, el ministerio de Salud Pública anunció que había comenzado la construcción del hospital San Vicente de Paul, en conjunto con el Servicio Nacional de Salud y la OISOE.

En un comunicado de la fecha, Francisco Pagan se comprometió a entregar la obra en 18 meses, a partir del anuncio, es decir, para finales de 2017. Más aún: en mayo de 2015 el entonces director de OISOE, Miguel Pimentel Kareh, dijo que ya el hospital de San Francisco de Macorís estaba en fase de licitación.

Un poco más reciente, en el 2019, el propio presidente de la República, Danilo Medina, en su rendición de cuentas del 27 de febrero, aseguró que entregaría ese año 18 hospitales provinciales importantes, incluyendo al regional del nordeste, con sede en San Francisco de Macorís.

En junio de ese año el presidente Danilo Medina realizó una visita sorpresa a la estructura en construcción, donde se había ordenado el trabajo en tres turnos, con 400 obreros para acelerar su terminación. Y en febrero de 2020, en su discurso de rendición de cuentas, el mandatario prometió la inauguración del hospital antes de agosto, cuando cesa su Gobierno.

Mientras tanto, el hospital universitario San Vicente de Paul, el principal centro público de la región, y cuya estructura es de la década de 1950, remodelado en 1998, fue dedicado desde marzo de este año exclusivamente a la atención de pacientes con sintomatología de COVID-19 en la presente pandemia. Antes las autoridades habían programado instalar el área de aislamiento de la provincia en el hospital Federico Lavandier, uno de menor capacidad que pertenecía al antiguo Seguro Social.

La emergencia explotó en plenos preparativos y entonces se decidió convertir al regional San Vicente de Paul en el de atención de los infectados, repartiendo sus servicios de perinatología, cirugías comunes y consultas a los hospitales de comunidades vecinas.

Ante la alta situación de contagio en la zona, las autoridades se vieron obligadas a adecuar una edificación adicional en hospital temporal con 80 camas, 20 de ellas para cuidados intensivos (aun no entra en operación), e improvisar centros de aislamientos en proyectos de apartamentos para pacientes que antes estaban en reclusión domiciliaria.

Mientras la pandemia azota a la tierra del Jaya, el problema de esta provincia arrocera es que a pesar de haber sido intervenida por las autoridades, cerrando sus entradas y salidas, incluyendo en el trabajo de contención a varias direcciones provinciales vecinas de Salud, y con el aislamiento especial de pacientes y sospechosos, los datos de contagios diarios no muestran señales de descenso. No se detienen.

Aquí algunos números para tener una idea de lo constante de la enfermedad, aun cuando ya el país está a punto de cumplir un mes con toque de queda para reducir el contacto social: en los últimos ocho boletines, del 8 al 16 de abril, los diagnosticados positivos en Duarte fueron 201 personas: el 56.6% de los 355 casos con los que hoy cuenta la provincia. Se trata de un promedio de 25.1 personas cada día.

Si miramos los ocho boletines anteriores a ese periodo, los que van desde el 31 de marzo al 7 de abril, los números de diagnosticados positivos fueron 60, el 16.9% del total de casos, para un promedio de solo 7.5 por cada día.

A todo esto, la provincia Duarte ya cumplió 19 días de aislamiento del país, con sus entradas vigiladas por militares y policías para permitir solo la entrada de comida, provisiones y personas autorizadas a circular durante el periodo de toque de queda. Hasta el momento es la única donde se han tomada estas medidas restrictivas en República Dominicana, debido a que se convirtió en el primer territorio con circulación habitual o comunitaria del virus Covid-19.

Pero en San Francisco de Macorís, la cabeza de la provincia, las medidas reales de distanciamiento social solo funcionan cuando entra en vigor el toque de queda, a las 5:00 de la tarde, al igual que en gran parte del país, como ha denunciado el propio ministro de Salud, alertando sobre aglomeraciones de personas en galleras, como si la cotidianidad tradicional hubiera regresado a la zona.

Ha sido así como el ministro de Salud, Rafael Sánchez Cardenas, pidió al Gobierno una cuarentena total durante por lo menos una semana si se quería tener resultados a corto plazo. Las previsiones del ministerio es que todavía después de junio se tendría la situación del COVID si no se “arrecian las medidas” de distanciamiento social.

“El gran problema lo tenemos durante el día porque ese distanciamiento social prácticamente no existe… tenemos que arreciar ese distanciamiento social”, advirtió Sánchez Cardenas.

La respuesta del ministro de la Presidencia, Gustavo Montalvo es que las autoridades, en base a las estadísticas que tienen, no han contemplado tal cosa.

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