La República

Enfoque de Economía

La mutación del Coronavirus en la economía dominicana

CARLOS A. OBJÍO SARRAFFSanto Domingo, RD

La expansión de la pandemia en nuestro país va a tener una primera mutación de tipo político, además de las lógicas implicaciones económicas, sociales y sanitarias. La crisis llega en un momento de profunda debilidad de los últimos gobiernos que no han logrado encauzar de forma adecuada las demandas sociales. Y no lo han hecho, precisamente, en una de las áreas que se pondrá a prueba en esta crisis: los servicios públicos, especialmente el sanitario.

Las medidas de contención del virus que están adoptadas, como el cierre de fronteras, de escuelas y otras medidas de distanciamiento social, junto con la desaceleración de la económica mundial y la interrupción en las cadenas de suministro, la caída de los precios de los productos básicos, la contracción del turismo y el fuerte endurecimiento de las condiciones financieras globales, paralizaran la actividad económica, dañando gravemente las perspectivas presentes y futuras.

Estas medidas ocasionan una caída del consumo, la inversión interna, la actividad económica y los ingresos de las personas. El rompimiento de cadenas globales de suministro en el sector industrial, dejara sin insumos a empresas locales; la caída en la demanda de productos de exportación, tanto como manufacturas, materias primas; la brusquedad en la baja de los precios de las materias primas como los granos, el desplome del turismo; y, sobre todo, la rápida intensificación de la repulsión al riesgo en el mercado de capitales son realidades incuestionables.

La desaceleración económica del mundo deprimirá el comercio, la inversión extranjera directa, los flujos turísticos, las remesas, y las exportaciones agrícolas claves, como el café, el azúcar, vegetales y víveres, se verán especialmente perjudicadas por la actual situación.

Y la República Dominicana, con su pequeña economía dependiente de sectores como el turismo, las remesas, la inversión extranjera, las importaciones, y el endeudamiento externo, no es la excepción. En enero de 2020, el monto de la deuda del sector público no financiero fue de US$38,454.1 millones, equivalente al 41.9% del PIB. De ese total, un 32.8% es deuda interna, y el resto, externa.

Y eso no incluye la deuda del Banco Central que al 17 de marzo ascendía a un monto equivalente a US$11,776.6 millones. Estos datos significan que la crisis del coronavirus invade la soberanía nacional con sus recursos comprometidos, lo que le dificultara enfrentar la recesión que generara esta pandemia en términos económicos. En la presente crisis global de coronavirus no solo está en juego la producción, el empleo y el bienestar, sino la vida y salud de muchas personas en el país y por efecto de esas causas, la misma sostenibilidad de la economía. Lo primero es resolver todo lo relacionado a la expansión del virus y sus consecuencias.

Segundo, tomar las medidas correctas para enfrentar los efectos de esta pandemia mundial en la economía local. Es difícil predecir cuán profundo y prolongado será el impacto económico de Covid-19.

¿Cuál es la capacidad de nuestro país para responder a estos choques adversos? La responsabilidad principal debiera recaer sobre la política fiscal, el problema es que nuestro país tiene poco margen de maniobra fiscal. Si la pandemia alcanza niveles críticos el sistema de salud será doblegado y se agotarán los recursos fiscales para evitar una desastre económico y social.

De no tomarse las medidas correctas, nuestra economía colapsará. Para afrontar la caída del turismo se requiere una medida impopular, pero necesaria, y es que el Gobierno Dominicano recurra inmediatamente a un préstamo de emergencia de FMI para inyectar a la economía durante los próximos doce meses US$500 millones de dólares para:

- Compras masivas al sector salud y asistencia social.

- Asumir el pago de salarios al sector público y privado en los próximos tres meses directo o por vía de las ARS y AFP.

- Pago de la deuda a los suplidores del estado para la reactivación de la economía.

- Exoneración de anticipo y el impuesto sobre los activos a los sectores turísticos y dependientes para el 2020.

- Asumir el pago en los próximos tres meses de los costos de consumos básicos de agua, energía eléctrica, teléfono y alquileres de las Pyme y la clases sociales más necesitadas.

Como todo evento impactante en la economía mundial trae consigo sus consecuencias y reflexiones, es en este momento en que el estado debe reflexionar y eliminar:

- 0.15% por emisión de cheques y transferencias bancarias.

- Anticipo fiscal.

- Eliminación ITBIS de facturas no cobradas.

- Reducción del ISR.

Debido a que se ha roto el intercambio comercial, el próximo mes nadie cobra, ni nadie paga, como consecuencia tendremos un desempleo masivo. En sesenta días tendremos exceso de producción y caída completa de la demanda originando una implosión económica. En noventa días huelgas masivas e inseguridad ciudadana.

El Gobierno Dominicano está obligado al endeudamiento externo y a la emisión de moneda inorgánica inmediatamente para activar la economía a más tardar sesenta días después de la crisis sanitaria con sus consecuencias de que la tasa llegue a US$70.00 X RD$1.00.

Las medidas que ha pronunciado el gobierno son para mantener la estabilidad del dólar, en este escenario no es una solución, la situación es muy difícil y de carácter mundial, no podemos pensar en que recibiremos ayuda, porque cada nación en el mundo tendrá sus propios problemas que resolver. Lo primero es evitar que el virus tenga un alto índice de contagiados porque las consecuencias de extender la cuarentena es prolongar la parálisis económica que sería devastadora.

El siguiente paso es tratar la parálisis económica que trae como consecuencia deuda, inflación inevitable y desempleo. El gobierno debe ganarle tiempo a la reactivación de la economía porque el desempleo aumentara a niveles nunca conocidos. Todas las obras de infraestructura tienen que paralizarse, pues todos los recursos deben ir inicialmente a evitar el desempleo y a subsidiar el turismo. Esto no es un huracán o terremoto pues las economías empiezan a activarse inmediatamente que concluyen sus efectos.

Esta pandemia es muy diferente; ha cortado el turismo nuestra mayor fuente de divisas y nuestro intercambio comercial.

Muchos países han congelado el sistema bancario por noventa días, esto generara consecuencias negativas en los sistemas de pagos, y financieros. Esto es como una tormenta, esperar que pase, y recoger lo que quede, y lo que se pueda salvar en términos económicos.

Pero en ese sentido ahora hay que tener fe, paciencia y después ver qué hacer. Existen opciones, pero quienes nos dirigen deben tomar decisiones correctas en todo el sentido de la crisis.

¿Y las próximas elecciones de mayo? Tenemos dos opciones, postergarlas hasta que las presentes autoridades estabilicen la crisis sanitaria y económica o ir a las elecciones en medio de la crisis y entregarles a las nuevas autoridades electas un país implosionado sanitariamente y económicamente.