Las lilas arropan nuevamente los ríos Ozama e Isabela
Kilómetros de lilas recubren la superficie del Ozama e Isabela, sepultando sus aguas y haciéndolos parecer un paisaje terrestre donde recién llovió más que ríos.
En un recorrido realizado por periodistas del LISTÍN DIARIO, se pudo constatar la presencia de esta planta acuática, que arropa gran parte de los referidos ríos, a pesar de los esfuerzos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en colaboración con las alcaldías de Santo Domingo Norte y Este.
En febrero del año pasado las autoridades eliminaron más de 700 toneladas de lilas en estos ríos, pero ya a principios de junio de 2019 volvían a cubrir alrededor de 6 kilómetros de distancia, provocando que especialistas expresaran que “eliminar las lilas no es el remedio, sino las fuentes de contaminación que las alimentan”.
En ese sentido la alcaldía de Santo Domingo Este ha decidido combatir la raíz del problema, asegurando que han trabajado en conjunto con las juntas de vecinos de las comunidades ubicadas en la ribera del Ozama y de la Isabela realizando jornadas de limpieza, además de colocar contenedores de basura y puntos de reciclajes, para controlar la contaminación del agua.
Similarmente trabaja el de Santo Domingo Norte, afirmando que intentan mantener limpias las cañadas de las zonas aledañas a los ríos, así como la firma de acuerdos con el Ministerio de Medio Ambiente, y el trabajo hombro con hombro con juntas de vecino, para llevar a cabo operativos de limpieza.
Quejas pasadas
El Bloque de Organizaciones Comunitaria y Sociales Ozama e Isabela (Blocozai) denunció a finales de junio del año pasado que la gran cantidad de Lula afectó de manera directa el trabajo de los pescadores de la zona y le pidieron a las autoridades aplicar las medidas necesarias para disminuir la presencia de esta planta.
“Nos afecta bastante porque no podemos transitar en el agua, no nos podemos mover ya que el río está arropado totalmente y los peces se mueren porque no tienen oxígeno. Los peces se quedan enanos, se les llenan las agallas de este sedimento”, manifestó en ese entonces Dionisio Cortorreal, uno de los pescadores veteranos del lugar.