QUIERE ESTAR CON SU FAMILIA
“El que se agarra del señor, con fe, no se cae”, exclama envejeciente de 74 años que vive en un asilo
Los ojos de Andrea Encarnación se humedecieron cuando contaba que por primera vez, en sus 74 años, recibirá el Año Nuevo en una casa que alberga a adultos mayores, alejada de sus familiares.
Desde hace alrededor de un mes, su hogar es el centro para adultos mayores de Mata Naranjo, San Cristóbal, a donde fue llevada por su hermana María, que ya no podía atenderla, porque se enfermó.
Aunque no se queja del trato que ha recibido y se siente bien allí, estaba nostálgica, porque además en todo ese tiempo no ha tenido contacto con su hermana, siquiera en las navidades.
Por eso, su deseo para este 2020 es ver al presidente Danilo Medina, para pedirle una casita, porque entiende de esa forma se podría mudar con su hermana, y no seguirá viviendo en el hogar del Centro Nacional de la Persona Envejeciente (CONAPE), ubicado en Mata Naranjo, San Cristóbal.
“Yo lo que quiero es una casita para poder estar con mi hermana”, clamó doña Andrea, quien vivía con su hermana en el sector Villa Francisca del Distrito Nacional, en una casa alquilada, techada de zinc, que según contó, cuando llovía se mojaban.
Tanto ella como su hermana, que es más joven, realizaban labores de lavado y planchado en casa de familia.
Pero María se enfermó y duró varios días interna en un centro médico. Cuando le dieron de alta, un hijo la fue a buscar al hospital y se la llevó a casa suya.
Pero como allí no disponían de un espacio para Andrea, la hermana optó por llevarla al Conape para que la ingresen en un hogar de anciano, según relató, en contra de su voluntad.
“Ella no pudo tenerme y me trajo para acá. Yo añoro estar con ella”, comentó Andrea de forma melancólica, al no poder compartir con su hermana, que vive en San Isidro, en Santo Domingo Este.
Aprovechó la visita de un equipo de Listín Diario al centro para solicitarle una casita al presidente de la República. “Yo quiero ver a ese”, señalando con un dedo un cuadro con la foto del presidente Medina que está en el centro que la alberga.
Cree que es la única vía para reencontrarse con su pariente, porque está consciente que la llevó al centro para adultos mayores porque no cuenta con las condiciones económicas.
Confía que lo logrará. El cumplimiento de su deseo lo encomienda al Señor Jesucristo. “El que se agarra del Señor, con fe, no se cae. La fe rompe montañas”, expresó doña Andrea, quien es una creyente de Dios.
La compañía de Doña Andrea es el personal médico que se ocupa de su cuidado y la señora Evarista Turbí, otra anciana que fue llevada en ese hogar cuando se enfermó y vivía de la caridad de los vecinos en un apartamento prestado en el sector María Auxiliadora, del Distrito Nacional, porque no tiene familia.
Programas
Rosa Espinal, directora del centro para envejecientes, precisó que allí son acogidos adultos mayores por un tiempo determinado, que oscila entre 15 y 45 días, pero que dependiendo de la situación, algunos duran más tiempo.
Actualmente solo permanecen Andrea Encarnación y Evarista Turbí.
Puntualizó que desarrollan también varios programas durante el día, para adultos mayores que van en la mañana y retornan a sus casas de tarde, entre ellos de terapia ocupacional, deportes, alfabetización, manualidades y computadora.
Esos programas están suspendidos desde mediado de diciembre y continuarán el 7 de enero del 2020.
El centro funciona desde el 2016, en cuyo período ha impactado a más de 200 adultos mayores.