Ciudad

La vida de los centenarios

“Al trabajo no se llevan las contrariedades de la casa”

Doña Luz María Durán sonríe al recibir un beso de una nieta. CORTESÍA DE LA FAMILIA/LISTÍN DIARIO.

Wanda MéndezSanto Domingo, RD

Sentada en una silla de ruedas, doña Luz María Durán, de 100 años, esperaba con ansias al equipo de Listín Diario.

Ella se ha visto obligada a usar una silla de ruedas o un bastón, en contra de su voluntad, debido a una caída hace tres años.

Esa es la razón por la que ahora está viviendo en casa de su hijo José Tavárez y su nuera Miriam Valdez, en La Joya, de Santiago, aunque tiene su apartamento en otro sector de esa ciudad.

Las primeras palabras de doña Luz fueron “ustedes son dueños de mí”, para abrirse a conversar de forma animada sobre su vida personal y profesional. Pero al iniciar la entrevista, advirtió que no quería que le hicieran fotos, porque no le agrada que la vean en silla de ruedas, Al explicarle la importancia de las fotos, permitió que la cambiaran a una mecedora. De esa forma, Jorge Cruz fijó el lente de su cámara sobre ella para tomar sus mejores poses.

Doña Luz es una maestra pensionada y exencargada de Recursos Humanos de la Lotería Nacional que habla con un léxico y una lucidez impresionante.

De ambos empleos salió pensionada en el año 1978.

A esta dama la edad no le ha quitado su pasión por la lectura. Su pasatiempo es leer libros y periódicos. Cuando se levanta, lo primero que hace es ver noticias en la televisión y leer los periódicos.

Su nuera Miriam se ocupa de destacar que su suegra es una gran lectora.

“Yo leo un libro bueno que me presten, me gustan de historia”, enfatiza doña Luz. Además, le fascina viajar y jugar bingo.

Cuando le pregunté cómo se siente al llegar a 100 años, su respuesta fue la siguiente: “Dándole gracias a Dios por haberme permitido cumplir estos 100 años, pero no solo eso, sino que, como tú ves, hablo contigo, y ¿qué tú notas en mí?”. Le respondo que nada, porque observo que está mejor que yo. Y doña Luz acota “no tanto, pero no estoy tan mal”.

Doña Luz se crió con su madre y su padrastro porque su padre biológico murió estando pequeñita.

“Ellos me dieron muy buenas costumbres, me dieron mucha educación doméstica”, declaró.

A los 18 años empezó su labor como maestra, un año después de graduarse de bachiller. Y al evaluar el sistema educativo de su época, afirma que era más sencillo que ahora, y que los estudiantes aprendían más. Recuerda que en el régimen de Rafael Leónidas Trujillo Molina los maestros dominicanos fueron capacitados por unos educadores de Chile sobre la enseñanza de la alfabetización. Explicó que el método consistía en que los estudiantes aprendieran frases enteras, con su dibujo, y destacó que en dos o tres meses, ya estaban alfabetizados.

Como encargada de recursos humanos de la Lotería Nacional, subrayó que nunca le habló mal a ninguna empleada. “Ni soy egoísta, ni soy envidiosa, ni me gusta levantar calumnias, no guardo rencor tampoco... eso hace daño”, precisó.

Contó que en una ocasión una empleada se negó a revisar un paquete de billetes que le entregó. “No le dije nada, le pasé el paquete a otra, pero luego se apareció en mi casa llorando, pidiendo que la perdonara, porque tenía un problema muy grande”, narró. Dijo que no la canceló, pero la aconsejó diciéndole: “Al trabajo no se llevan las contrariedades de la casa”. Terminada la entrevista, doña Luz volvió a requerir que no publicaran las fotos que se le tomaron. Esta vez, el motivo era otro. Se acordó que estaba sin maquillaje y en bata. Pidió usar las fotografías de su cumpleaños. Al preguntarle la razón, respondió: “Será por comparona”. Y de inmediato enfatizó: “Eso es de toda mujer, la comparonería”.

Comentó que no era descuidada cuando joven y que salía siempre bien arreglada, ya que su mamá le mandaba a hacer vestidos donde una modista, porque la enseñaron a ser presumida.

“En el cumpleaños yo estaba maquillada, muy bien peinada, muy comparona, tenía aretes. Ah, y tenía un collar”, acotó. Aclaró que le gusta el maquillaje ligero.

“Mira, a la edad que yo tengo, como está mi piel, ¡que no tengo todas esas arrugas!”, concluyó.

Nacimiento. Doña Luz María Durán nació el 15 de octubre de 1919, en Navarrete, Santiago.

Descendencia Tuvo tres hijos, (dos fallecieron), 5 nietos y 14 biznietos.

Matrimonio. Se casó a los 26 años, y por eso dejó de trabajar. “Dejé la escuela porque mi esposo no quería que yo trabajara, ahora es que las esposas trabajan, antes no”, señaló. Volvió a trabajar cuando se trasladó a la capital por disgustos con su esposo.

Alimentación. Dijo que recibió una buena alimentación. Ahora, come de todo, pero sin grasa. Le gustan las frutas después del desayuno. “Como normal, lo que no hago es estar comiendo a deshora, es el desayuno, la comida y la cena, no estar comiendo a cada rato”, expresó.