Peregrinos de El Seibo, la injusticia de ser echados de sus tierras
Con sus rostros demacrados, aquellas miradas llenas de impotencia por las injusticias sociales y sus manos marcadas fruto de toda una vida trabajando las tierras, decenas de pelegrinos que caminaron durante cinco días desde El Seibo hasta el Palacio Nacional, reclamaron ayer a una sola voz que sean devueltas unas hectáreas que les fueron arrebatadas hace más de un año.
El pastor Silvio Molina, quien fungió como vocero de la Asociación de Productores Agropecuarios Mamá Tingó, hizo un llamado al Gobierno del presidente Danilo Medina para que interceda ante ellos ya que durante una de sus visitas en San Francisco Vicentillo, La Culebra, él les prometió a los campesinos que sus tierras serían tituladas a sus nombres.
Molina aseguró que esos terrenos les fueron entregados mediante un decreto de 1975, emitido en ese entonces por el presidente Joaquín Balaguer.
Sin embargo, el pastor alegó que el terrateniente Pedro Guillermo Varona, asesorado por el abogado del Estado, José Antonio Polanco Ramírez, decidieron desalojarlos de manera violenta acompañado con militares y matones armados hasta con armas de largo alcance.
Persecución ya cobró una vida
Los campesinos también reclamaron justicia por el asesinato del niño Carlos Rojas Peguero (Carlitos), quien murió durante los conflictos por los terrenos, hace seis meses y ha sido uno de los símbolos principales de esta lucha para seguir exigiendo que se cumplan sus derechos.
Los peregrinos, encabezados además por el sacerdote Miguel Ángel Gullón y líderes comunitarios expresaron su total desencanto con el presidente Medina debido a su que consideran “es un abuso y bastante desinteresada”.
‘’Nos han maltratado porque no nos recibieron y mira en las condiciones que nos tienen’’ expresó una representante de la asociación.
Según las declaraciones ofrecidas por uno de los campesinos, las autoridades intentaron detenerlos mientras salían de la provincia con la protesta pero desistieron porque estos mostraron resistencia.
‘’Nos hicieron un retén en la entrada de El Seibo pero por nuestra resistencia nos dieron paso’’, explicó unos de los dirigentes de la lucha campesina.