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La vida de los centenarios

Doña Ana, de 100 años: “Yo soy caballo de buena boca”

Ana Gertrudis Cerda tiene problemas en las rodillas pero eso no le impide moverse en su casa para cocinar y lavar sus ropas. Se traslada de un lado a otro sujetada a las paredes y los mobiliarios del hogar, para no caerse. JORGE CRUZ/ LISTÍN DIARIO.

Ana Gertrudis Cerda tiene problemas en las rodillas pero eso no le impide moverse en su casa para cocinar y lavar sus ropas. Se traslada de un lado a otro sujetada a las paredes y los mobiliarios del hogar, para no caerse. JORGE CRUZ/ LISTÍN DIARIO.

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Wanda MéndezSanto Domingo. RD

Apoyándose en las paredes y en los enseres, Ana Gertrudis Cerda, quien cumplirá 101 años en noviembre, cocina y lava sus ropas.

Doña Ana, como se le conoce en el barrio La Joya, de Santiago, donde vive, solo tiene problemas en las rodillas fruto de la edad, pero su mente está lúcida y conversa de forma entusiasta.

No tiene comidas preferidas. “Yo soy caballo de buena boca”, enfatizó, porque come de todo lo que aparezca. Entiende que el pobre no puede ser selectivo. “Me gusta de todo, de todo lo que se haga”, afirmó.

Sostuvo que se lleva bien con los vecinos y que nunca ha tenido enemigos. Dos vecinas se turnan para acompañarla, una de día y otra de noche, sin paga. “Mis vecinos son como mi familia, mis vecinos son buenos y yo soy buena con ellos”, aseguró.

Feliz y conforme

Dice sentirse conforme con lo que Dios le ha dado, aunque haya crecido con precariedades, pues afirma que ahora no le falta nada.

Enfatizó que es feliz desde que se levanta. “Mi medicina son mis hijos, porque nunca me dieron problemas ni disgustos”, expresó.

Sus hijos no solo le proporcionan lo que necesita, sino que todos los días la llaman por teléfono, ya que viven en Nueva York, Estados Unidos, por lo cual se siente satisfecha, y los considera sus “claveles”. Por mantener esa actitud, de comer de todo, no tener enemigos, ser buena con los vecinos y recibir la protección económica y emocional de sus hijos, es que ella cree que Dios le ha permitido tener larga vida. Y espera que le permita cumplir más. Es la segunda de 7 hermanos. Solo ella está viva.

Trabajadora

Por las precariedades económicas del hogar, desde niña tuvo que vender huevos, aguacate, guandules, frutas y otros productos en la calle, para ayudar a su mamá, con quien se crió junto a sus seis hermanos. “Nos criamos así todos, pero fuimos felices”, resaltó. Por eso, dice no avanzó en la escuela.

Cuando se casó, a los 18 años, siguió trabajando mucho. Se trasladó a la capital, y junto al marido, vendía comida en “fondas” y frituras. Al regresar a Santiago, continuó la venta informal. mientras su esposo arreglaba zapatos. “A mí me enseñaron a trabajar y a atender la casa”, subrayó.

SEPA MAS Su vida familiar

Origen. Ana Gertrudis Cerda nació el 17 de noviembre de 1918 en Los Almácigos, de Santiago. Es la segunda de 7 hermanos, pero solo ella está viva. Ahora reside en el barrio La Joya, también de Santiago de los Caballeros.

Descendencia

Tiene 3 hijos y 12 nietos. Como sus hijos viven en Estados Unidos, dos vecinas se turnan para acompañarla, pero sus hijos se ocupan de sus necesidades.

Hogareña

Se definió como una mujer tranquila, que se crió recogida en su casa, porque siempre ha sido una casera. Aún conserva ese comportamiento.

Elegancia

Para la entrevista, lució un hermoso vestido, se maquilló y usó alhajas.

Ana Gertrudis Cerda se definió como una mujer tranquila y casera. JORGE CRUZ/ LISTÍN DIARIO.

Doña Ana respondió cada pregunta con precisión y conversó de forma entusiasta. JORGE CRUZ / LISTÍN DIARIO.

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