Crisis
Tres grandes partidos han sido impactados por rupturas de sus líderes
Históricamente en República Dominicana se han registrado diferencias entre líderes de partidos políticos que logran terminar no solo con la esencia de esas entidades políticas, sino también con su unidad.
El quiebre a la vista que se vive es el del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), donde el leonelismo y el danilismo, sus dos principales fuerzas, se han mostrado más distanciados tras los resultados de las primarias del 6 de octubre.
El PLD está viviendo un momento de división entre sus máximos líderes, luego de que el presidente del partido, Leonel Fernández, denunciara un presunto fraude en las primarias que han dado por ganador para competir en las elecciones de 2020 a su contrincante Gonzalo Castillo, el delfín del presidente Danilo Medina.
Estas diferencias solo han traído enfrentamientos, y constantes rumores sobre la salida del expresidente de la República de la organización que lo llevó al poder en tres oportunidades, de lo que este solo ha dicho: “Ya estoy enterado y ustedes sabrán en su debido tiempo”.
Pero las diferencias en el PLD “vienen de atrás”, y este periodo solo ha sido la gota que puede derramar el vaso, es decir, llevar a la salida a quien ha sido visto como el líder del partido morado por muchos años.
El PLD ha sido una de las organizaciones que ha mostrado una mayor estructura de solidez y coherencia entre sus líderes. Sin embargo, los antecedentes de esa entidad muestran otras circunstancias, que a pesar de no provocar mayores incidencias, reflejan disputas entre sus miembros.
Antonio Abreu, su primer secretario general, entró en contradicción con Juan Bosch y abandonó la organización junto a otros dirigentes para formar el partido Unión Democrática (UD). Mientras, luego de las elecciones del año 1982, el también secretario general y candidato vicepresidencial Rafael Alburquerque renunció para fundar el desaparecido Partido del Pueblo Dominicano (PPD).
Tanto Alburquerque, que fue vicepresidente de la República en los períodos 2004-2008 y 2008-2012, como Abreu, luego regresaron al PLD. Situación similar ocurrió con los dirigentes que abandonaron el partido, como Nélsida Marmolejos, Onofre Rojas, Vicente Bengoa, Juan de la Cruz Buret, Abelardo Vicioso, Max Puig y otros que volvieron al peledeísmo.
La actual crisis del partido de gobierno que mantiene enfrentados a los seguidores del actual presidente de la nación, Danilo Medina, y al del PLD, Leonel Fernández, corresponde a la mayor problemática que ha tenido que enfrentar el peledeísmo en sus casi 46 años de historia y deja entrever la posibilidad de la renuncia de su líder y la pérdida del poder.
Otros casos: PRD
En víspera de las elecciones presidenciales de 1974 la sórdida lucha interna entre los líderes del PRD, el expresidente Bosch y el secretario general José Francisco Peña Gómez, decretaría la primera incidencia.
Luego de la guerra del 24 de abril de 1965, Bosch fue derrotado por Balaguer en las elecciones del primero de junio de 1966. Desde entonces el PRD dividió su dirigencia en dos bandos: boschistas (leales a Bosch) y peñagomistas (defensores de Peña Gómez), un difícil proceso de contradicciones entre lo viejo y lo nuevo que fue matizado por las abstenciones electorales de 1968 y 1970, la Tesis de la Dictadura con Apoyo Popular, el Acuerdo de Benidorm, la represión balaguerista y la guerrilla de Caamaño.
La situación degeneró en una ruptura cuando Bosch decidió abandonar al PRD la noche del 19 de noviembre de 1973 y fundó, el 15 de diciembre, el PLD.
Entonces se inició una nueva etapa en el PRD, caracterizada por las tendencias que dirigían Antonio Guzmán, Salvador Jorge Blanco, Jacobo Majluta, y más tarde Peña Gómez, conjuntamente con las victorias de 1978 y 1982.
Fue en este escenario que se repitió en 1990 otro gran acontecimiento político, después de varios años de enfrentamientos entre Peña Gómez y Majluta, que había provocado al PRD la pérdida del poder en 1986. La lucha interna llegó a tal grado de encarnizamiento que a los dos líderes no les quedó otro recurso que la división. Majluta ocupó la presidencia del Partido Revolucionario Independiente (PRI) y Peña Gómez la del Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS), aunque luego recuperó el mando en el PRD, por una jugada maestra de Balaguer, quien a la postre volvería a derrotar a ambos en los comicios del 90.
Los propios líderes del PRD se encargarían de reeditar su división interna 12 años después, azuzados por un nuevo enfrentamiento, cuando en el 2002 el entonces presidente Hipólito Mejía propició la modificación de la Constitución para posibilitar su reelección. El presidente del partido, Hatuey De Camps (fallecido), fue expulsado junto a un grupo de dirigentes y formó el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD).
La reelección de Mejía caería derrotada en las elecciones de 2004 por el PLD y Fernández.
Surgimiento del PRM
El liderazgo del PRD, encabezado por el expresidente Mejía, y el actual canciller Miguel Vargas volvieron a entrar en escena con enfrentamientos que se agudizaron durante el proceso convencional para elegir el candidato de 2012. Mejía ganó la convención a Vargas, quien denunció fraude y no se integró a la campaña electoral.
El conflicto se agudizó y la convivencia entre ambos grupos se tornó irreconciliable tras la derrota de Mejía en las elecciones presidenciales, dando lugar a violentos enfrentamientos, expulsiones y traumáticos procesos judiciales en el Tribunal Superior Electoral, que culminaron el año pasado con una de las más destructivas divisiones del PRD en su historia.
POLÍTICA Reformistas Durante un proceso de convención de los reformistas también se produjo una escisión entre el liderato del PRSC, después de la muerte de su líder, Joaquín Balaguer, el 14 de julio de 2002. En efecto, el principio del fin comenzó en las primarias del PRSC para elegir el candidato presidencial del 2004, las cuales fueron ganadas por Eduardo Estrella a Jacinto Peynado, lo cual provocó una gran división. El grupo fiel a Peynado, incluyendo a Carlos Morales Troncoso, Federico Antún Batlle y Leonardo Matos Berrido, alegó irregularidades y terminó apoyando al PLD y su candidato Fernández, quien triunfó en esos comicios.
Parte de la historia Los enfrentamientos entre líderes del PRSC se repitió en los comicios de 2008, cuando renunció Eduardo Estrella y fundó el partido Dominicanos por el Cambio (DXC), tras ser derrotado por Amable Aristy Castro en las primarias para elegir el candidato presidencial.
Denunció anomalías. De esto volvieron a beneficiarse el PLD y su candidato a la reelección Fernández. Aristy y Estrella cayeron derrotados en 2008.