COBERTURA ESPECIAL

El fiscal propone un respeto mutuo periodistas-gobierno

Fue un trago duro de aceptar, pero la cordura y la prudencia le dice a todo ser humano que cuando es hora de hablar hay que hablar y cuando hay que callar se debe callar y esperar el momento de revelar lo reservado.

El fiscal general de México, Alejandro Gertz Manero, sólo sonrió cuando le pregunté que si era cierto que los abogados y los periodistas eran iguales de incisivos y que no se rendían ante amenazas y adversidades de la vida.

La pregunta, en medio de una reunión en la que se le estaba cuestionando por la alta tasa de impunidad que se registra en México ante los crímenes a nivel general y, específicamente a los periodistas, le sorprendió, pero le sirvió para respirar más suave ante el estrés de la reunión.

Era notorio que la mayor observación de la delegación de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que visitaba a México con el fin de buscar alternativas para el cese al fuego contra la prensa en ejercicio, recaía en el lado de la justicia.

Cualquier humano hubiese tenido, ante la Comisión de la SIP, la reacción que tuvo el fiscal, de hablar con los dientes apretados, con los ojos bien abiertos y expresivos, y la voz bien enérgica, a la defensiva más o menos.

No era para menos, pues lo que se critica a la parte de justicia, en el tema de los crímenes, es que los periodistas se ven impedidos de realizar sus denuncias por la permeabilidad de la información, ya que en muchos casos, dan a conocer las amenazas que reciben y a la vuelta de la esquina reciben una llamada haciéndoles saber que ya su verdugo está enterado de su hazaña.

El fiscal no aceptó esta versión, claro que no. Pero reconoció que hay casos de impunidad que están haciendo mucho daño a todo México e invitó a la delegación de la SIP a participar en las investigaciones en calidad de coadyuvante, entiéndase colaborar y ser testigo del proceso.