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Martín Sandía, ejemplo de vendedor ambulante higiénico y organizado

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Adriana PegueroSanto Domingo, RD

La gente lo apoda Martín Sandía, porque con la venta de esa fruta se ha vuelto popular en la intersección formada por las avenidas San Martín y Máximo Gómez de la capital.

Su nombre verdadero es Martín Abreu, nativo del municipio Villa Altagracia, provincia San Cristóbal, desde donde vino a Santo Domingo en busca de mejores condiciones de vida; pero como no tenía una carrera universitaria, no le quedó más opción que ponerse a vender diversas frutas en el citado espacio.

Sin embargo, de los 24 años dedicados a la venta informal de frutas, lleva 12 con la oferta solo de sandía, negocio con el que mantiene a su familia y paga los estudios de dos hijos que cursan carreras universitarias.

“Yo quería estudiar, pero no tuve oportunidades; sin embargo, con la venta de sandía se me abrió una esperanza, pero ya mis hijos necesitaban mi apoyo para poder ir a la universidad y decidí trabajar por ellos”, dijo.

Martín no es un vendedor común, puesto que sabe las propiedades que tiene la sandía para la salud y para que sus clientes se enteren también grabó una publicidad en la que detalla cuan beneficiosa es la fruta para mantener una vida saludable.

El comercial dice: “sí señor, está demostrado científicamente que la sandía es beneficiosa para la salud, pues combate la formación de placas en las arterias, que podrían provocar paro cardiaco…, porque de sandía sabe Martín, Martín Sandía”.

“Todos los jugos que yo tomo, deben tener sandía. Es más, para mí esa fruta es como el agua”, indicó el vendedor.

Martín Sandía habita en Brisas del Este, municipio Santo Domingo Este, donde vive en casa propia, fruto de los beneficios que le deja la fruta que se caracteriza por su intenso color rojizo.

Además tiene una camioneta que adquirió fruto de su trabajo, y en la que se transporta a los puntos de abastecimiento de la fruta.

Usa un uniforme con el color de la cáscara de la sandía y tanto la gorra como la camiseta tienen la estampa de Martín Sandía.

Dijo que su negocio ha ido creciendo de forma paulatina y tiene vendedores ambulantes en algunos semáforos de la capital.

“A mí no me va mal. Ahora mismo me pueden ofrecer el empleo que sea y le digo que no. Ya tengo mis clientes y diariamente vendo entre 50 y 60 unidades. Yo solo quiero que me dejen aquí donde estoy”, precisó.

Martín es un hombre higiénico y organizado, pues a pesar de la cantidad de sandías que vende cada día, mantiene el área donde oferta la fruta limpia y la basura colocada en zafacones.