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Análisis

El PRM tiene ahora la llave de la unidad o división del PLD

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Felipe CipriánSanto Domingo, RD

Mientras se define si habrá o no reforma constitucional para habilitar al presidente Danilo Medina para que pueda ser candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en las próximas elecciones, conviene hacer una proyección de posibles escenarios y desenlaces, once meses antes de esos comicios.

¿Qué podría pasar si legisladores danilistas impulsan la reforma constitucional para, entre otros temas, eliminar la prohibición de que Danilo sea candidato?

Que el proyecto llamando a reunir la Asamblea Revisora sea aprobado en forma expresa por ambas cámaras porque solo se necesita mayoría simple y el danilismo cuenta con esos votos.

Una vez aprobada la ley que ordena reunir la Asamblea Revisora, puede suceder que el danilismo cuente con los votos suficientes para modificar la Constitución, lo que de hecho significaría que Danilo va a optar por la reelección, de manera que en esas circunstancias su principal adversario interno, Leonel Fernández, tendría que enfrentarlo en primarias si persiste en disputarle la candidatura.

Pero también puede resultar que el danilismo logre aprobar la modificación constitucional solo en el Senado, donde su mayoría es absoluta e irreversible, pero choque con una alianza concertada o tácita del leonelismo y el Partido Revolucionario Moderno (PRM) que la frene en la Cámara de Diputados.

Derrota o negociación En el primer escenario, que la reforma constitucional sea aprobada en ambas cámaras y Danilo pueda presentarse como candidato presidencial, si las palabras de Leonel con aquello de que “no hay marcha atrás” no son solo un “paripé de firmeza”, la división del PLD -no en dos mitades sino en tres tercios- sería un hecho.

En el segundo escenario, con la reforma aprobada en el Senado pero entrampada en la Cámara de Diputados, se podrían crear las bases para que la presión de la maquinaria peledeísta imponga una negociación realista entre danilistas y leonelistas para evitar la división y que el PLD sea sacado del gobierno.

Esa negociación podría encaminarse a convencer a Leonel de que no aspire en esta ocasión y que el danilismo desista de intentar modificar la Constitución antes de las elecciones, con el compromiso de hacerlo después de los comicios para eliminar el nunca más y que tanto Medina como Fernández estén en igualdad de condiciones para enfrentarse internamente para las elecciones de 2024. Una salida de este tipo obligaría a los máximos dirigentes del PLD a impulsar un proceso de selección de una tercera candidatura presidencial equidistante de ambos grupos para que obre la transición sin mayores traumas. ¡Esto es lo único que puede garantizar la unidad peledeísta en la actual coyuntura!

Candidatura de Danilo Si finalmente se impone la reforma constitucional y Danilo es habilitado para aspirar a la reelección, ganar la candidatura del PLD no debe estar en duda para cualquier analista que conozca un poquito este país.

En el caso de que Danilo sea el candidato del PLD, Leonel -con sus estrategas formados en La Sorbona de París luchando en pareja con los Sicarios del Honor- solo tiene dos caminos: se subordina mediante cualquier subterfugio a apoyar a su verdugo o corre a los brazos de sus seguidores externos para improvisar un proyecto presidencial muy poco probable de concretar como una fórmula de poder que derrote la reelección.

Estoy convencido de que Danilo aspira a la reelección para completar 12 años continuos en el poder, porque Leonel ya cumplió 12 y quiere volver por ocho con un tren de revanchas de su grupo que ni él (Leonel) puede detener.

Pero por una circunstancia que no alcanzo a ver en este momento, puede ser que Leonel, jugando a “Las tres son rayas”, se convierta en el candidato del PLD en un acuerdo con el danilismo.

Los escenarios y la oposición En el año 2002, cuando el PLD decidió (no digo que en una reunión del Comité Político) prestarle una docena de diputados y un senador al Proyecto Presidencial Hipólito (PPH) para que lograra modificar la Constitución para empotrar la reelección, lo hizo muy conscientemente de que esa aprobación significaría la división del entonces poderoso Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

Sin tener ningún tipo de escrúpulos por los principios, los magnates del PLD, deseosos de volver al poder para “completar la obra” de convertirse en los nuevos y más ricos del país, vieron con júbilo al PRD dividido y lo demás venía por añadidura: denunciar las presiones del gobierno al sistema bancario y el estallido financiero llegó en la primavera de 2003 con su resaca de inflación, ruina del peso, despidos laborales, crisis y gran descontento del pueblo.

La mesa estaba servida para el PLD, pero sobre todo para Leonel, que tragó a mandíbula batiente y aun no se ha saciado, porque no le da paso ni a la bien posicionada vicepresidente Margarita Cedeño, que para más señas, es su esposa, pero brilla con luz propia.

El PRM y la coyuntura Si el PRM llegara ahora a una conclusión similar a la que llegó la cúpula del PLD a mediados de 2002 ante una coyuntura similar -prestarle votos legislativos al danilismo para que reforme la Constitución y su candidatura divida al PLD- podría crear el mejor escenario para su proyecto político presidencial y legislativo.

No le estoy diciéndole al PRM que apoye la reforma, pero no hay duda de que una división del PLD le conviene para su propio objetivo político, como le resultó exitosa al PLD la fractura del PRD para las elecciones que perdió Hipólito en 2004.

Segunda vuelta pintada Una candidatura de Danilo a la segunda reelección consecutiva con Leonel fuera del PLD y hasta eventualmente candidato de un grupo de partidos minoritarios, crearía tres grandes minorías de votos en las presidenciales de 2020, que yo considero que serían Danilo, Abinader y Leonel.

Con esas tres candidaturas presidenciales enfrentadas, difícilmente uno de los tres gane en primera vuelta, por lo que los tres tendrían la “llave maestra” para apoyar el triunfo del próximo Presidente y decretar la derrota del adversario inmediato.

Eso fue lo que pasó en 1996: se unieron peledeístas y reformistas para “cerrar el camino malo” que para ellos representaba la candidatura de José Francisco Peña Gómez por el PRD y Leonel se convirtió en Presidente.

Si el PRM impide la reforma... ¿Qué ganaría? Se sacaría la Loto en dólares: el PLD va unido, con Leonel de candidato y el respaldo del gobierno de Danilo. El peor escenario para el PRM. ¿Nadie lo sabe ahí? ¿Todos están sordos y ciegos?

El mejor escenario para el PRM, sin duda, sería que pase la reforma, el PLD se divida, Danilo sea el candidato morado, compitan tres candidaturas fuertes (Danilo, Abinader y Leonel), lo que mandaría a segunda vuelta.

Esa coyuntura sería aprovechada por el candidato-partido que tenga la mayor capacidad de hacer alianzas, sin dar bandazos de última hora. Vamos a ver si el PRM se va con los “principios constitucionales y el anti-reeleccionismo hasta el final”, o abreva en la experiencia del PLD para aprovecharse de la división del partido en el poder para derrotarlo en las urnas.

¡Cuando pase la tempestad, contaremos las estrellas!