Enfoque

Los efectos de la implantación temprana de la ideología de género en cerebro de los niños

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Patricia AcraSanto Domingo, RD

El Dr. Paul Thompson, de la UCLA ( University of California, Los Angeles) en su trabajo científico llamado “Structural MRI and Brain Development”, publicado en el 2005, utilizó imágenes de resonancia magnética funcional para determinar qué partes del cerebro se utilizan durante el aprendizaje en las diferentes etapas de la vida.

Thompson estableció que en los primeros años de vida, los niños utilizan la parte del cerebro emocional más primitivo, la que es responsable de los procesos de asimilación de conocimientos sin pasar por la razón. Es decir, los niños pequeños cuando aprenden, no analizan, solo almacenan los datos obtenidos por repetición o por imitación, asumiendo que todo lo que se les dice es real y verdadero. Se someten a las palabras de los adultos y las adoptan como propias, sin analizarlas o depurarlas. Podemos fácilmente probarlo: intenten decir a un niño de cuatro años, a quien apenas han conocido, algo tan absurdo como lo siguiente: “¿Sabes?, yo tengo cuatro años igual que tú”. El niño, al escucharte, te va a mirar y, sin dudarlo, te va a creer lo que le has dicho. Por eso, facilmente creen también en los Reyes Magos, en el Hada del Diente y en todas las fantasías que deseemos presentarles.

Ya alrededor de la edad en que inician la pubertad, sucede algo muy importante. Como evento único en el desarrollo, el cerebro reorganiza su tráfico de neuronas: elimina las que no se utilizan mucho y refuerza las que son de mayor uso. A esto le llamamos “Poda Sináptica”.

Esta reorganización neuronal provoca que los adolescentes cambien mucho de humor, se enfaden con facilidad, tomen riesgos sin medir consecuencias y les dan mayor importancia al grupo social sobre la familia.

Por otro lado, la adolescencia es también una etapa de cambios físicos importantes y el cerebro ayuda a potencializar el crecimiento produciendo hormonas y también liberando una sustancia llamada dopamina que busca satisfacer apropiadamente las necesidades primarias de todo ser humano como son: comer, beber para mantenerse hidratado, dormir y actividad sexual.

La dopamina, al liberarse, crea una urgencia en el ánimo del adolescente que lo lleva a satisfacer estas necesidades de una forma u otra. En consecuencia, los adolescentes tienden a comer mucho o establecer régimenes de dietas restringidas como la vegana, pudiendo incluso llegar al extremo de la anorexia; duermen mucho o no hay forma de hacerlos dormir temprano, otros toman alcohol ...y se inicia el deseo del contacto sexual.

Sin embargo, la expresión de la sexualidad muchas veces no se hace tan evidente porque, aun esté presente el deseo y la urgencia para satisfacer esta necesidad, los adolescentes van a expresarla ya sea con moderación o libertad de acuerdo a las reglas previamente aprendidas y asimiladas. En cosecuencia, un joven bien ordenado en sus valores, en su dignidad y en el cuidado apropiado de su cuerpo; un joven que ha tenido modelos parentales y tutoriales de adecuada valoracion afectiva, que a su vez cuenta con un grupo de amigos saludables, controla los impulsos mucho mejor, se aleja del libertinaje y dirige su energía hacia el deporte, los estudios, la danza, el teatro, la pintura o cualquier actividad física que de igual manera produce exitación y recompensa.

Sin embargo, si los valores y los modelos parentales son permisivos o ausentes, y, sobre eso, lo previamente aprendido en la escuela dictamina otros parámetros de conductas que sostienen la libertad de expresión y de acción, como lo propone la ideología de género, indiscutiblemente, el joven se va a dar permiso y puede incluso llegar a confundirse.

Ya para los 21 años, el cerebro termina de organizarse. Ya se eliminaron las neuronas que se utilizaban poco y se perfeccionaron las que permanecían en mayor uso. Así, los jóvenes que se mantuvieron en deporte, en estudio, en música o aprendiendo habilidades nuevas, lograron impulsar sus neuronas finalmente hasta el lóbulo pre frontal, encargado de la toma de decisiones, razonamiento lógico, autocontrol y altruismo, entre otras cosas. Estos jóvenes mas fácilmente lograrán puestos de liderazgo y autorrealización personal. Sin embargo, en ese joven que en estos años de crecimiento neuronal concentra su atención en la experimentación sexual y sus recompensas; en borracheras, en la exitación fácil y rápida (amigos con derecho, pornografía), sus neuronas, que estaban destinadas a crecer y fortalecerse en este momento único e irrepetible de desarrollo, quedan estancadas como un círculo vicioso, alrededor de la satisfacción del placer temporal, que es el circuito de la dopamina (compensación rápida), y el pre frontal, desafortunadamente, no se desarrolla a plenitud.

Muy bien conocen esto los que desean implantar la ideología de género en las escuelas. Saben que para dominar la nueva generación que va subiendo, deben estimular la apertura al desarrollo precoz de la sexualidad, llevando al adolescente muchas veces a desviarse por caminos lejanos a los que le hacen bien.

¿Por qué piensan que el cigarrillo electrónico Juuls o los juegos electrónicos han tenido tanto éxito entre nuestros jóvenes? Porque sus productores, reconociendo los efectos en el cerebro que se obtiene con una exposición temprana a la nicotina o con un juego que logra liberar masivamente la dopamina, modificaron sus productos bajo estos términos neurológicos y han logrado tener tanto éxito que el Juuls se ha convertido en el cigarrillo electrónico más vendido, con 454 millones de dólares en beneficios solo en el 2018. El juego Fortnite, por ejemplo, obtuvo más ingresos digitales que cualquier otro juego en 2018, según el último informe de SuperData. El título de la batalla de la conquista de Epic Games ganó 2.4 billones de dólares el año pasado, una cifra que SuperData ha declarado como “mayor ingreso que cualquier juego en la historia”. Y todo porque los promotores, de antemano, conocían la mente de nuestros hijos y han sacado buen provecho de ellos.

Eso mismo sucederá con nuestros hijos ante la ideologia de género si no la detenemos a tiempo. Porque, así como a los padres actualmente les ha sido muy difÏcil convencer a sus hijos a que dejen el cigarrillo electrónico o los juegos, una vez hayan hecho de ellos un hábito, así les será difícil hacer recapacitar a los hijos una vez que la ideología de género haya sido sembrada desde temprana edad a través de lenguaje gráfico, dibujos y canciones, y luego a lo largo de su adolescencia a través de afirmaciones estudiadas minuciosamente con el propósito de manejar la conducta posterior de ese joven que se convertirá eventualmente en adulto.

Reconociendo que lo que se siembra es lo que se cosecha, el rey Salomón, hace unos 930 años antes de nuestra era, dejó escrito estas palabras: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.” Proverbios 22, 6.

Un siglo más tarde, Jesús se dirige de nuevo a nosotros con palabras fuertes como pocas veces las expresó, acompañadas incluso de una propuesta de muerte eterna. Estas palabras quedaron plasmadas en tres de los Evangelios para destacar su relevancia y para que así sean repetidas de generación en generación: “Y cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos, mejor le fuera si le hubieran atado al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que se ahogara en lo profundo del mar.” (Mateo 18:6. Marcos 9:43. Lucas 17:2)

Los tiempos no han cambiado. Lo que era verdadero y bueno antes, lo sigue siendo. No dejemos que los niños se conviertan en objetos manejables para una agenda de globalizacion mal intencionada. Si les permitimos a los gobiernos sembrar en ellos a su antojo, en sus manos les dejaremos las generaciones por venir. No podemos darles ese permiso. Hay que defender a las familias, hay que proteger a nuestros niños, futuro verdadero de nuestra sociedad.