Ciudad

Ganan entre 700 y 1,500 diarios

Wilson y José, los que no terminaron la escuela y desde los 12 años limpian tumbas

Un hombre limpia tumba en el cementerio. Foto: Víctor Ramírez

Wilson, alias "Caro", es un joven de 25 años que funge como "limpiador de tumbas" dentro del Cementerio Nacional ubicado en la avenida Máximo Gómez, una labor que realiza desde que decidió abandonar la escuela a la edad de 12 años.

Mientras reúne sus herramientas de trabajo y se prepara a “ofrecer sus servicios” a personas que decidieron limpiar las tumbas y mausoleos, el joven conversa con reporteros de Listín Diario, explicando los detalles de su labor, aunque no dejó que le tomaran fotografías.

“Yo vengo aquí diario desde hace más de 10 años a ‘buscármela’, limpio tumbas, las pinto, tengo un machete para bajar la grama y hasta sé de albañilería. La gente siempre anda buscando que uno les cuide y limpie las tumbas”, explica el joven.

Con trapos sucios, escobas sin palos, un machete, potes de agua con jabón y un cuarto de cloro, Wilson es uno de los más de 50 “limpiadores de tumbas”, en el Cementerio Nacional, que mantiene las estructuras donde descansan los restos de los fallecidos.

El joven comenta que es “un duro trabajo” pero de igual manera resulta lucrativa esta labor.

“Un mal día puedo ganar 300 pesos, que es lo menos que alguien te puede dar, pero yo vengo ganando entre 700 y 1,500 pesos diarios y un buen día como hoy ya llevo 2,000 y de lo ganado le quito 200 pesos para comida y transporte”, afirma.

Otro caso parecido al Wilson es el de José, de 19 años, un joven que recorre el Cementerio Cristo Redentor en búsqueda de “picar para la comida” haciendo labores propias del oficio que ellos denomina como “limpia tumbas”.

El joven explica que abandonó la escuela a la edad de 7 años: “Yo la dejé porque no soy pariguayo”, para posteriormente a los 12 enrolarse a este oficio dentro del camposanto.

“Yo soy todólogo, hago de albañil, limpiador, jardinero, pintor, cualquier trabajo que aparezca aquí yo lo hago”, dice José mientras divisa en búsqueda de personas que le ofrezcan algún tipo de trabajo.

En ese sentido, comentó que no tiene una “tarifa exacta” sino que habla con las personas que llegan al cementerio y dialoga con ellos para negociar el pago.

“Yo soy un limpia tumba, yo no tengo tarifa, yo me les acerco y hablamos, pero depende del trabajo uno tiene un mínimo. El trabajo se cobra por lo que vale”, dijo.

Esta modalidad de trabajo informal se desarrolla fuera de cualquier tipo de jurisdicción dentro de los cementerios, siendo los familiares de los fallecidos quienes optan por pagar a personas dentro de los camposantos para la limpieza y mantenimiento de las tumbas, panteones o mausoleos.

Sin embargo, los trabajos no se centran únicamente en la limpieza, sino que muchas de las personas que realizan esta labor ofrecen servicios de pintura, albañilería, carpintería, inclusive cuidador ante una posible profanación de tumbas.

Referente a las labores de pintura y albañilería, un trabajador que se encontraba pintando un mausoleo (pidió mantener el anonimato) señaló que el costo promedio de esas tareas ronda entre los tres a cinco mil.

“Pintar una estructura de estas es un trabajito, yo cobro cinco mil, pero hay personas que lo hacen por menos. Ahora, si se trata de albañilería la cosa sube un chin más, depende el pedido y los materiales uno puede cobrar entre 10 y 30 mil pesos”, señaló.

Falta de conciencia

Mientras barre los restos de grama cortada de los alrededores de una tumba, un trabajador (quien pidió mantener el anonimato) opina: “La gente ha perdido el respeto y la conciencia de lo que significa visitar y limpiar las tumbas de los familiares fallecidos”.

A pesar de subsistir siendo limpiador de tumbas, el trabajador expresa que no está de acuerdo con las actitudes de las personas ante el cuidado de las estructuras que albergan los restos.

El trabajador se muestra indignado ante la forma en cómo “las personas se olvidan de lo que alguna vez significaron en sus vidas esos familiares fallecidos”.