El orgullo que siente un joven por ser “gamer”
Eran las 11:15 de la mañana de un martes soleado cuando 10 jóvenes estudiantes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) estaban sentados en la explanada de la Biblioteca Pedro Mir jugando “Minecraft” en sus celulares.
El grupo, integrado por ocho varones y dos hembras, formaban un círculo en el piso del área de estudios. Se conocieron en la biblioteca y el tema en común para ellos son los videojuegos.
Desde ese momento, cuantas horas libres tengan en la universidad, se juntan para discutir los trucos que les funcionan y ayudarse a superar los niveles.
Las carreras a las que pertenecen son Cine, Medicina, Derecho, Psicología, Ingeniería en Sistemas y Artes Plásticas.
Cuando se les tomaban las fotos para este trabajo, uno de ellos dijo con orgullo y riendo: “Cuando salga compraré el periódico y lo enmarcaré para que al tener mis hijos y me pregunten porqué salí en el LISTÍN DIARIO, responderles que por ser un gran jugador”.
Centros para jugar “Liga de Leyendas” es otro juego que une a estos estudiantes de la UASD. Sin embargo, hay uno de ellos que no puede acceder a este sistema porque su computadora no tiene la calidad necesaria para reproducirlo.
Así como él, hay jugadores en línea que no tienen computadores o internet en su casa. Esto ha sido visto como una oportunidad de negocio y en algunos barrios de la capital se han instalado centros para jugar en el que se cobran RD$25 por cada hora.
Algunos no tienen la necesidad de visitar estos lugares, pero les atrae compartir con otros jugadores.
En los centros hay computadoras con juegos instalados, otras tienen internet para acceder a las páginas con juegos en línea. Muy rara vez ofrecen que los visitantes puedan jugar en consolas.
Quienes van a estos lugares, con mayor frecuencia, son los niños durante las horas libres que tienen en las tardes.
Preparación Hace años en el país había una “gaming house”, que es una casa donde se mudaban algunos jugadores para especializarse. Al contactar a jóvenes que pertenecían a ella, se informó que ya el hogar había cerrado.
Los que residían aquí participaban en competencias y una vez ganaron RD$18,000, según publicó un medio local.