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Pedofilia

“No es solo de gente soltera ni célibe”

El pederasta es un monstruo que no solo abunda en las iglesias.

El pederasta es un monstruo que no solo abunda en las iglesias.

El abuso sexual de menores ha vuelto a ponerse en el tapete con la denuncia que pesa sobre Kelvin Núñez Morel, mejor conocido como Kanqui. Antes lo estuvo debido al escándalo de pederastia en el seno de la Iglesia católica.

El escándalo que involucra al animador de Santiago podría demostrar, una vez más, que la pedofilia no es exclusiva de gente soltera ni célibe.

“La gran mayoría es gente casada que tiene esa tendencia como debilidad psíquica, y se trata de una severa psicopatología del desarrollo psicosexual”, explica el psiquiatra Luis Emilio Montalvo Arzeno.

En algunos casos, señala el experto, los mismos pederastas fueron víctimas de abuso en su infancia o adolescencia.

Hay hombres casados infieles, que prefieren a niñas y, si estas se encuentran en su entorno familiar, se les facilita el acceso a ellas. Otros, casados también pero con tendencia bisexual, prefieren varones.

“Otros, todavía más perversos, ‘le entran’ a ambos que estén a su alcance”, expresa el psiquiatra, quien lamenta que la “corrupción” y la “pérdida de valores” hayan propagado el “diabólico negocio” de la pornografía infantil que alimenta la “fantasía perversa” de algunos adultos.

La pedofilia tampoco es exclusiva del denominado “sexo fuerte”.

“También existe en mujeres que inician a destiempo a niños y niñas en la vida sexual a través del sexo oral, de caricias y hasta de penetración”, explica el experto con 45 años de ejercicio profesional.

Acción Montalvo Arzeno, quien es coordinador de Salud Mental de Cedimat, alerta respecto al daño psicológico que produce en un ser humano ser víctima de abuso en la niñez o adolescencia. Por eso, insta a sus colegas a actuar frente a este problema.

Cuando ve pacientes nuevos, incluso adultos, el profesional indaga sobre la posibilidad de que hayan sido abusados en su infancia por adultos de su familia o personas allegadas, aunque fuera de manera “sutil” (en forma de caricias que invadan la intimidad).

Es un tema que, según dice, a muchos profesionales “les suele dar trabajo indagar”, pero que tiene “capital importancia” en los problemas que llevan al paciente a consulta.

Define a los pederastas o pedófilos como “monstruos” que “abundan” no solo en las iglesias (“en todas, no solo en la católica”) y a los que hay que denunciar para acabar con este mal.

“Soy partidario de que todo psicólogo o psiquiatra que reciba una información de un paciente de que está siendo abusado por un adulto no se trague eso y sea puesta en guardia su familia de lo que está pasando para que se denuncie ante la justicia”, manifiesta.

“Esto no es violación del secreto profesional”, concluye Montalvo Arzeno. “Es un deber moral para evitar daños serios en la personalidad del futuro adulto”.

En algunos casos el abusador también fue víctima en la niñez. ISTOCK

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