Tragedia
Mujer sobrevivió a la agresión de expareja, pero su niñito falleció
Han pasado cinco años de la tragedia que cambió la vida de la joven Yasmín Terrero Herrera. Sus ojos a punto de estallar en lágrimas y voz entrecortada externaron el dolor que ocasiona el recuerdo de la pérdida de su hijo en manos de su propio progenitor.
Las 13 cicatrices que hoy visten varias partes de su cuerpo, forman parte de las marcas físicas que le recuerdan que estuvo a punto de ser asesinada por alguien que le juró amor y protección.
Antes de hablar respira profundo. Deja caer varias lágrimas, mientras mira el techo de su vivienda para contar como inició la relación con su expareja, quien mató de varias puñaladas al hijo que habían procreado e intentó también matarla a ella.
El silencio permaneció alrededor de 10 meses. Desde aquel día de abril del 2018 no pudo brindar detalles de su historia. Este año decidió hablar, pues pretende orientar a adolescentes y jóvenes que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad.
Cuenta que el día del nacimiento de su niño, mientras observaba su pequeño rostro, se había prometido que dejaría a aquel maltratador, por el bienestar de ambos. Decidió abandonar su casa e irse a vivir con su madre y hermana.
El 6 de agosto del 2014 parecía un día normal para Yasmin, quien tenía en ese tiempo 16 años de edad. Desde temprano en la mañana se había levantado para observar a su hijo Juan Yadiel, de 16 días de nacido, que aún dormía. Pasados unos minutos este panorama comenzó a cambiar cuando se percató de varias llamadas que le hacía su expareja, Juan Antonio Rodríguez, quien en ese entonces tenía 24 años de edad, y actualmente cumple una condena de 30 años. Ella solo veía la pantalla de su celular, pero no contestaba. Su deseo era desligarse de aquella relación tóxica que le había dejado un mar de recuerdos de maltratos físicos y psicológicos, desde que tenía siete meses de gestación, por motivos que todavía desconoce, pues afirma que lo respetaba. Mientras estuvo recostada comenzó a percatarse de la presencia de una persona en su habitación. Cuando abrió los ojos observó desde lejos a Juan Rodríguez, quien había roto los hierros de la galería para entrar a la vivienda, ubicada en el sector Los Tres Brazos, de Santo Domingo Este.
“Le pedí que se fuera, a lo que él respondió que no me haría nada, que únicamente fue a darme el dinero de la leche y los pañales del bebé”, relata Yasmin. “Él me puso 500 pesos en la mano, pero me lo encontré raro porque Yadiel tenía todo eso. Ahí fue cuando le dije que contaría hasta tres para que se fuera, pero para mi sorpresa el que comenzó a contar fue él. Solo dijo: uno, dos y tres y me dio la primera puntada en la espalda”, dijo. Las llamadas de súplicas no fueron escuchadas por su hermana, quien se encontraba en otra habitación, sino por dos vecinas que lograron abrir completamente una de las ventanas.
“Yo le agarré el cuchillo como pude y el comenzó a golpearme la cara. Ahí fue cuando mi hermana se paró en la puerta y yo caí a sus pies envuelta en el mosquitero. No sé cómo pude pararme, bajar las escaleras corriendo hasta encontrar un motoconchista. Me monté en el motor y sólo les decía que no dejaran que me durmiera”, cuenta.
Fue ingresada en una clínica, donde permaneció alrededor de tres semanas en cuidados intensivos. La esperanza de sobrevivencia era casi nula, pues los médicos no daban expectativa de vida a sus familiares.
Mientras pasaba el tiempo y aquella adolescente luchaba entre la vida y la muerte, desconocía que el día de la tragedia su hijo, con solo dos semanas de nacido, había muerto a causa de 18 estocadas que recibió de su propio padre.
La experiencia de una tragedia Recomendación. “Les quiero decir a las adolescentes y jóvenes que cuando un hombre ama de verdad no abusa de su pareja e hijos. Si te maltrata denúncialo, no te quedes callada, porque como me pasó a mí puede pasarte a ti”.
La ayuda. Sostiene que el tiempo y la ayuda de psiquiatras, psicólogos, el Ministerio de la Mujer, la justicia, así como el apoyo de sus familiares, vecinos y amigos le ayudaron superar este acontecimiento.
Hoy tiene 21 años. Terrero, quien hoy tiene 21 años, decidió irse a vivir a la isla Caimán para comenzar una nueva vida y alejarse del ambiente físico que le trae a su mente miles preguntas sin contestar.
El miedo. Admite que tiene miedo de formalizar otra familia, pero no descarta procrear otros hijos y vivir en pareja, pues entiende que existen hombres con valores positivos.