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Prostitución | Las diversas modalidades

“Cuando tu hijo tiene hambre a uno no le importa que hablen”

Uno de los bancos de cemento ubicados en la Avenida España es su oficina. Allí Jessica, de 16 años, llega temprano cada mañana, se descubre bien el cuerpo, exhibe ropa ajustada y colorina, y se sienta con estilo algo “coqueto” a esperar a sus “clientes”, algunos de ellos ya fijos.

Jessica nunca conoció a su padre, por lo que la muerte de su madre y el llegar a vivir con una tía marcó su destino. Antes de los 14 años ya sentía que estorbaba, por lo que quiso labrar su propio destino, empezó saliendo con un muchacho, se embarazó y su vida se complicó más.

Su corta edad no le impide hablar con sorprendente madurez y conocimiento de las implicaciones de ejercer el trabajo sexual, oficio al que se dedica desde los 14 años, con el cual mantiene a su hijo de poco más de un año.

Una amiga le hizo ver que el dinero no le llegaría sentada en la casa, así que dejó los estudios en octavo grado, y salió junto a ella a la calle. Al principio sentía pánico y aunque confiesa que no le gusta el trabajo y que quisiera dejarlo, ahora encuentra en él la manera de mantenerse ella y a su hijo, a quien, enfatiza, no le hace falta nada actualmente.

“Cuando tu hijo grita por hambre a uno no le importa que la gente hable, por eso cuando tuve el niño empecé a ponerme rápida y a desesperarme, porque se enfermaba mucho y tenía que cambiarle la leche a cada rato y eran caras, además quiero darle una vida mejor que la mía”, dice.

Los clientes Hay clientes fijos que buscan sus servicios cuando van o salen del trabajo. Los más asiduos en esa zona son hombres casados, entre los 50 y 60 años. Algunos la prefieren mientras más jóvenes mejor. “Mire yo tengo clientes que me dicen que lleve niñas de 11 y 12 años conmigo para irnos juntos, que ellos solamente las van a tocar, pero yo no hago eso”, asegura Jessica, quien sabe que esa no es la mejor vida para una mujer.

Vive en Los Alcarrizos, en Santo Domingo Oeste, y casi siempre concluye el trabajo después de la una o dos de la tarde, cuando cuenta con 3,000 o 4,000 pesos, lo cual reúne con tres y cuatro clientes, cuyo tiempo, costo y condiciones están bien definidos. El pago depende del tiempo que se le dedica, algunos pagan 500, 700 y 800 pesos y a veces le regalan algo más, y deben retornarla al lugar donde la recogen o de lo contrario darle el dinero de volver en taxi. Nunca tiene relaciones sin el uso de preservativo. Los que son figuras conocidas no se desmontan del vehículo, la recogen y se van, les da vergüenza que los vean, dice.

Cifras US$100 Casas de citas. Las tarifas que mueven el trabajo sexual son variadas. En las casas de citas entre 100 y 150 dólares, dependiendo de su ubicación.

$3,000 Centros de diversión. Hay centros donde ese servicio cuesta sobre los 3,000 pesos. Otros donde se paga 2,000 pesos (1,500 a la mujer y 500 a quien la maneja).

$300 Duarte y Malecón. En la Avenida Duarte se negocia entre 300 y 500 pesos y en la zona del Malecón depende del tipo de cliente se paga sobre los 1,000 pesos

$1,000 Los transexuales En caso de trans su tarifa es de 1,000 pesos en adelante, sus clientes son mayormente de clase media y media alta.

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