Residentes en Barahona

Dolor destroza a padres por asesinato de hija en España

Rebeca Alexandra Cadet

Rebeca Alexandra Cadet

Familiares de la dominicana Rebeca Alexandra Cadet Santana, de 26 años, asesinada en la ciudad de Laredo (Cantabria, costa norte de España), dicen sentirse destruidos tras enterarse de la fatal noticia sobre su pariente.

Su madre, Juanita Santana, arrinconada en un mueble de la casa, ubicada en la calle respaldo avenida Enriquillo, de esta comunidad de Villa Central, próximo al ingenio Barahona, no ha parado de llorar la pérdida de su hija.

La agencia EFE informó ayer, en un cable fechado en Santander, España, que la dominicana fue presuntamente asesinada por su novio ecuatoriano, que se entregó a la policía tras cometer el crimen, en lo que supone el primer caso de violencia machista de este año en España.

Mientras su madre lloraba desconsolada por el asesinato de Rebeca Alexandra, en otro rincón de la vivienda, observándola calladita, sin comprender los misterios de la muerte, estaba la única hija procreada por la víctima con un dominicano,

Fraidelin Padua Cadet, quien con su silencio parecía estar sintiendo la ausencia de su progenitora.

Del crimen de la joven dominicana, quien apenas tenía tres años de haberse radicado en España, donde viajó en busca de mejor condiciones de vida, es señalado el novio de esta, el ecuatoriano Stalin Tomás Mastre, quien se entregó a la Policía española una vez cometió el crimen.

De los labios de doña Juanita Santana no salía otra cosa más que un pedido de justicia para el asesino de su hija, ya que no quiere que el crimen quede impune, por lo que confía en que la justicia de España dejará caer sobre él todo el peso de la ley.

La destrozada mujer, quien no puede articular palabras, exclama que el asesino de su hija, quien le ayudaba económicamente, “ha robado parte de mi y ha destruido mi corazón”.

Igual de destruido, y quien no pudo siquiera hablar con Listín Diario, está su padre, Alexander Cadet, que se ha refugiado en su habitación y no ha dejado de llorar.