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ENTREVISTA

Víctor Gómez Bergés: “nosotros no podemos absorber al pueblo haitiano”

Exjuez. Víctor Gómez Bergés, exjuez del Tribunal Constitucional, describe las grandes diferencias que existen entre el pueblo haitiano y el dominicano, lo que a su juicio impide cualquier intento de fusionar las dos naciones.

Exjuez. Víctor Gómez Bergés, exjuez del Tribunal Constitucional, describe las grandes diferencias que existen entre el pueblo haitiano y el dominicano, lo que a su juicio impide cualquier intento de fusionar las dos naciones.

Después de 53 años de carrera pública, los últimos siete fueron como juez del Tribunal Constitucional, Víctor Gómez Bergés se dedicará a escribir, para continuar ejerciendo, a la edad de 78 años, un oficio que le apasiona.

El exmagistrado del Tribunal Constitucional concedió una entrevista a LISTÍN DIARIO, en la biblioteca personal que tiene en su residencia, en medio de libros y cuadros, con fotos de diferentes posiciones públicas que ha ocupado en la administración pública.

Con voz pausada y serena, Gómez Bergés comentó que, mientras desempeñaba las funciones de Juez Constitucional, no le daba mucho tiempo para escribir, aunque tampoco dejó de hacerlo, porque sostuvo que escribió dos libros.

Al concluir su labor como Magistrado Constitucional, hace dos semanas, Gómez Bergés ya tiene definido lo que pretende escribir, “Mi próximo libro se llamará: República Dominicana y Haití”.

En esa nueva producción contará principalmente su experiencia como Canciller de la República Dominicana, cargo que desempeñó en el período 1972-1975, cuando tenía 32 años.

Y de inmediato, pasa a explicar que fijará su posición sobre la situación migratoria de la República Dominicana frente a la nación vecina, y sobre la sentencia 168/13, dictada por el Tribunal Constitucional en septiembre del 2013, que establece las condiciones para otorgar la nacionalidad dominicana, determinando que no les corresponde a los hijos de extranjeros ilegales.

La sentencia 168/13, precisa, le puso un “stop” a la anarquía que reinaba anteriormente en la nación dominicana, con el tema de los haitianos.

“Nosotros no podemos absorber la cultura haitiana, y mucho menos al pueblo haitiano”, planteó.

Señaló que la República Dominicana y Haití son dos pueblos diametralmente opuestos, con orígenes diferentes, cosa que percibe no ocurre con los demás países latinoamericanos.

“Los haitianos ya son más que los dominicanos, tienen una capacidad de reproducción impresionante, en un territorio mucho más pequeño que el nuestro, han devastado su país, no hay árboles, los ríos prácticamente los han destruido”, apuntó.

Cree que esa situación hay que hacérsela saber a la comunidad internacional, por lo cual está decidido a plasmar en una obra su criterio sobre la situación de los inmigrantes haitianos en la República Dominicana.

Evaluó como inteligente y responsable la medida del gobierno dominicano de no firmar el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, que auspicia la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Entiende que hay que crearle consciencia a la comunidad internacional, sobre todo, acerca de que la unión de Haití y República Dominicana es imposible.

Advirtió que el país no puede aceptar una inmigración masiva de haitianos, debido a que en los dos pueblos no se habla el mismo idioma, ni tienen la misma religión y cultura.

“Por eso voy a escribir mi experiencia en los casi cuatro años que tuve en la Cancillería”, enfatizó.

Indicó que la única isla del continente latinoamericano que tiene dos repúblicas, es la de Santo Domingo.

“La República Dominicana tiene una espada de Damocles sobre su cabeza, es una población de un origen, de una cultura, una tradición, religiones, totalmente divorciadas de la República de Haití”, expresó.

Se define como un apasionado de su país. Ha publicado 13 obras, incluyendo: “Solo la verdad”, en la que recoge lo acontecido en las elecciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), en el 1975, en el que fue postulado, sin éxito, para presidir ese organismo, cuando tenía 35 años.

Renovación de la Corte

Gómez Bergés salió del Tribunal Constitucional porque cumplió la edad límite de retiro, de 75 años, y también porque agotó el período de seis años para el cual fue electo, al igual que otros tres magistrados.

“La renovación de los órganos los enriquece”, sostiene el exmagistrado del TC al ser cuestionado sobre la renovación gradual que dispuso la Constitución, de los 13 primeros magistrados de la Alta Corte.

Considera que es favorable ese cambio. Entiende que no se pueden sustituir los 13 jueces de un solo golpe, para que vengan otros 13 nuevos. Dice que con la renovación parcial se logra una interacción que ayuda mucho.

Similar postura tiene con la edad límite de retiro, como ha sido su caso. Cree que fue una medida inteligente que se adoptó al establecer una edad para el reemplazo, porque entiende que no es buena la perpetuidad.

Relación armoniosa

Valora la interacción con los demás magistrados como armoniosa.

“La mayoría no nos conocíamos, fuimos llevando una acción humana sumamente interesante, nunca ha habido ningún tipo de conflicto entre los 13 jueces, tuvimos una armonía única”, subrayó.

Destacó la capacidad de conciliación del presidente de la Corte, doctor Milton Ray Guevara.

“Es un diplomático de cuerpo entero, siempre cuando podía haber alguna diferencia, se analizaba, se discutía y se posponía para el otro día, dándole vuelta para armonizar”, expresó. Refirió que quien no estaba de acuerdo con una decisión, emitía su voto disidente.

Descartó que la sentencia 168/13 haya generado alguna situación difícil entre los magistrados.

Recordó que hubo votos disidentes de dos magistradas, pero indicó que es un derecho que les asiste. Votaron en contra las juezas Ana Isabel Bonilla Hernández y Katia Miguelina Jiménez Martínez.

Su experiencia constitucional

Gómez Bergés define su experiencia de siete años en el Tribunal Constitucional como muy enriquecedora.

Sus conocimientos en materia constitucional, acota, vienen desde la época en que daba cátedras en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, aquí y en Santiago.

Dice que para él, la Constitución ha sido de importancia capital en la República Dominicana. Sostuvo que en las reformas realizadas entre 1961 y 1966 él estuvo relacionado de una u otra manera.

“Para mí la Constitución ha sido no solamente el documento fundamental de la República sino una especie de normas que los dominicanos no estábamos acostumbrados a observar y respetar”, expuso.

Aseguró que en sus siete años de existencia, el Tribunal Constitucional se ha afianzado de una manera tal, que todo el dominicano sabe ya a qué atenerse.

“Aquí no se habla ya de golpe de Estado; no se habla de levantamientos militares; no se habla de irrespeto a la Constitución”, señala.

Sus últimos días en el Tribunal Constitucional

Gómez Bergés, al igual que los otros tres jueces que salieron, trabajaron hasta el 10 de diciembre, día en que el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) escogió a los cuatro nuevos magistrados, participando en la sesión para decidir los casos de los que participaron en las deliberaciones, cuyas sentencias firmarán, aunque ya no estén en la Corte.

“Las sentencias en que nosotros participamos tenemos que firmarlas nosotros”, expresó. Desconoce la cantidad de expedientes que le quedan sin firmar. Todas saldrán con fecha del 10 de diciembre, aunque sean publicadas después.

Consejo para los nuevos magistrados

Aconseja a los nuevos jueces que vayan conociendo las decisiones que ha dado el TC por años. “Ir conociendo las decisiones del Tribunal los va enriqueciendo a ellos”, cree.

Expresa que el equipo de asistentes constitucionales de los jueces es muy valioso y que se va a mantener en el TC una cuota importante, lo cual entiende ayudará a los de nuevo ingreso, porque se va a trabajar con los antecedentes.

LABOR DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

Dice que el Tribunal Constitucional ha cumplido con su responsabilidad, al ser cuestionado sobre la tardanza en algunas decisiones.

“Lo que pasa es que son tantos los casos que han llegado al Tribunal Constitucional, que no se pueden conocer todos al mismo tiempo”, enfatiza. Precisó que tenían agendas de 40 y hasta 60 expedientes, en un día, de los 13 despachos.

Sostiene que el Tribunal ha estado muy afianzado y todo el mundo lo ha respetado.

Atribuye ese afianzamiento a una consciencia clara y a la actitud de responsabilidad que ha tenido el órgano constitucional.

Asegura que no ha tomado en cuenta intereses particulares ni de ningún organismo del Estado, sino, ajustado a lo que manda la Constitución.

Confía que así seguirá el Tribunal Constitucional, porque observa que hay mucha consciencia constitucional en el país. Considera que la clase jurídica también ha tomado consciencia sobre el papel de la Alta Corte. Destacó que el TC ha tenido una acogida a nivel internacional.