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VIOLENCIA

Asesinato de cuatro personas causa conmoción en Guerra

Dolor. Amigos y familiares, de las cuatro personas asesinadas, cuando esperaban la llegada de los cadáveres para el velatorio. JORGE CRUZ/LISTÍN DIARIO

Dolor. Amigos y familiares, de las cuatro personas asesinadas, cuando esperaban la llegada de los cadáveres para el velatorio. JORGE CRUZ/LISTÍN DIARIO

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Adriana Peguero | Santiago Benjamín de la CruzEl Toro, Guerra

Doña Olga regresó a Santo Domingo desde Nueva York, pero nunca imaginó que su casa no estaría lista para recibirla con alegría, sino los cuerpos de su hijo Roberto Confesor Hichez Zapata, de su hermana Librada “Altagracia” y de su sobrina Eladia “Arelis”, quienes fueron asesinados a tiros por desconocidos.

Mientras que a solo una cuadra de distancia, los familiares de su amigo Pablo Roberto Celedonio, quien también fue asesinado junto a las otras tres personas, velaban su cuerpo.

Las cuatro víctimas fueron identificadas como Roberto Confesor Hichez Zapata, de 44 años, conductor del automóvil; Pablo Roberto Celedonio, de 42; Librada Zapata, mayor de edad, y Eladia Sabino de la Cruz, de 41.

Todos fueron asesinados a las 3:00 de la madrugada del pasado sábado, en circunstancias aún no esclarecidas, cuando regresaban de una discoteca ubicada en este municipio.

La gente cuenta que los venían persiguiendo, pero a unos metros de la carretera Mella tuvieron que reducir la velocidad para cruzar un “policía acostado” y ahí unos desconocidos los acribillaron a tiros y huyeron.

“Yo perdí media vida.

Ya puedo morirme ahora mismo. No soporto tanto dolor, porque mi familia era buena y trabajadora”, dijo el señor Rafael Sosa, tío y hermano de las víctimas.

En igual situación se encuentra el padre de Celedonio, quien después de varias insistencias confirmó con la cabeza que solo sabe que a su hijo lo mataron injustamente.

“Realmente no tengo mucho que decir, porque solo sé que mataron a mi hijo, lo mataron y yo sé que ninguno a los que les arrebataron la vida tenía problemas con nadie”, expresó.

Desconcertado, el padre de Roberto Confesor caminaba de un lado a otro mientras esperaba que el Instituto Nacional de Ciencias Forenses que trabaja en el Hospital Marcelino Vélez, en Herrera, entregara el cuerpo de su hijo.

Al ser preguntado sobre las posibles razones que llevaron al asesinato de su hijo, aseguró que no sabe nada, que de lo único que está consciente es que su hijo solo salió a disfrutar y eso le costó la vida.

En esta comunidad, la gente no sale del asombro y la sorpresa que recibieron al enterarse del asesinato de sus vecinos, quienes apenas salían a los frentes de sus casas.

“Ellos no eran de na’. Altagracia y Arelis eran dos mujeres muy humildes y hogareñas, que se mantenían en los patios de sus casas y no les gustaba salir a divertirse”, dijo un hombre que pidió reserva de su nombre.

Explicó que Roberto logró conquistarlas la noche del viernes, porque él había llegado desde Nueva York al país un día antes y quería salir a dar “unas vueltas” con ellas.

“Roberto era un hombre de trabajo que nunca se metió con nadie. No me cabe en la mente que gente tan buena haya tenido una muerte tan horrenda”, comentó.

Informó que lo extraño del caso es que a las víctimas no les robaron, por lo que sospecha que alguien quería hacerles daño.

Los cuerpos fueron entregados la tarde de ayer, mientras cientos de personas de la comunidad se han congregado en las dos viviendas, ubicadas en la prolongación de la carretera Mella, próximo a El Toro.

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