LEY DE PARTIDOS
El PRSC aprueba modificar estatutos
Delegados. La cúpula reformista que dirigió la Asamblea Nacional Extraordinaria, celebrada ayer.
El Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) aprobó adaptar sus estatutos a la Ley 33-18, de Partidos, Agrupaciones y Movimientos Políticos, que fue promulgada en agosto pasado.
La decisión fue aprobada por la Asamblea Nacional Extraordinaria celebrada ayer, con la presencia de delegados de los distintos puntos del país, y las principales autoridades de la organización.
Entre los puntos a reformar de los estatutos figuran incluir todas las modalidades de escogencia de candidatos que contiene la nueva legislación y adoptar todos los requisitos que establece la Ley 33-18 para ser miembro de un partido.
Igualmente, modificar los estatutos para reducir los órganos de dirección a Directorio Presidencial y Comisión Política Nacional.
Además, transformar los directorios de colegios en una estructura electoral con padroncillos; la creación de directores de áreas y de bloques, y definir claramente cuáles son los organismos del PRSC.
Aprueban la unidad
La Asamblea aprobó también impulsar la construcción de una tercera vía electoral, junto con otros partidos políticos, personalidades y organizaciones sociales que tengan principios y valores afines a la ideología socialcristiana.
El presidente del PRSC, Federico Antún Batlle, propuso que esa tercera vía electoral impulse un programa mínimo de acción, basado en 9 ejes fundamentales.
La resolución propuesta a los delegados fue leída por el secretario general de la organización, ingeniero Ramón Rogelio Genao. Se aprobó remitir las reformas estatutarias a la Junta Central Electoral (JCE) y al Tribunal Superior Electoral (TSE).
ABOGA POR OTRO GRITO DE CAPOTILLO
EVOCA A MONTESINOS: El presidente del PRSC, Federico Antún Batlle, dijo ayer que el país reclama un nuevo grito similar al de Fray Antón de Montesinos y el de Capotillo, para rescatar a la patria del profundo abismo en que se encuentra sumergida. Antún Batlle consideró que República Dominicana ha tenido más épocas de calamidades que de progreso, “imponiéndose la barbarie y el interés particular por encima del interés general”.