La República

ZONA (0) EN VILLAS AGRÍCOLAS

Volvieron a clases, pero con temor

APOYO. Una estudiante es asistida ayer en el liceo Manuel Aurelio Tavárez Justo, donde estuvo nerviosa durante la reanudación de la docencia a una semana de la explosión en la empresa Polyplas que atemorizó a residentes en el sector Villas Agrícolas de la capital. Ochenta psicólogos estuvieron brindando apoyo a los estudiantes de los diversos planteles escolares.

El temor a volver a clases se reflejó ayer en una baja asistencia de estudiantes y con las emociones a flor de piel en los centros educativos del sector Villas Agrícolas, incluso de las autoridades educativas que dieron el primer paso junto a los alumnos en el intento de borrar una página dolorosa.

Los estudiantes y docentes se formaron como cada día frente a la enseña tricolor mientras retumbaban por un altoparlante las notas del Himno Nacional en el Politécnico Manuel Aurelio Tavárez Justo, mientras a pocos metros, en la Escuela España, el canto patrio fue entonado a capela por la falta de electricidad.

El ambiente era totalmente diferente en el primer día de docencia durante el acto cívico en honor a los símbolos patrios, luego de la explosión por un escape de gas en la empresa Polyplas que hace justo una semana aterrorizó a residentes en ese sector de la zona norte de la capital.

Los estudiantes, docentes y personal administrativo de las escuelas públicas y colegios del entorno no estaban solos. Tenían un equipo de 80 psicólogos, autoridades de las universidades Autónoma de Santo Domingo (UASD) y de la Nacional Evangélica (UNEV), del Servicio Nacional de Salud y de los ministerios de Salud Pública y Educación, brindándoles apoyo emocional en el intento de superar la tragedia que ha dejado hasta ahora ocho muertos y cerca de un centenar de heridos.

Todavía con la estructura colapsada de la empresa Polyplas como telón de fondo, huellas del desastre pendientes de borrar y el temor que una gran parte no puede disimular, el primer día de clases fue una mezcla de emociones encontradas y de llamados a superar un desastre que ha marcado el barrio para siempre.

“Están llegando mis hijos”, exclamó sonriente la profesora de Lengua Española de la Escuela España, Sonia Guerrero, mientras se confundía en un fuerte abrazo con una de sus estudiantes en la puerta del plantel y todavía con un montón de escombros a su derecha.

“Hay que brindarles más cariño del que normalmente les hemos dado”, dijo la educadora, quien junto a la directora del centro, Mercedes de León, recibía a los estudiantes que con marcada timidez penetraban al plantel.

Motivación De León declaró que a partir de ahora la actitud debe ser “dar el frente y realizar el mayor esfuerzo para salir de esta situación”.

La directora de la escuela indicó que “con los niños en las casas no podremos lograrlo”, al parecer en alusión a la sociedad de padres que durante una reunión celebrada en la víspera decidió que los niños y adolescentes no debían ir a clases ayer.

Wilton Peña, quien a bordo de una motocicleta dejó a sus dos hijos de 9 y 12 en la entrada de la escuela, confió que un desastre de ese tipo no se repita jamás y exhortó a los propietarios de Polyplas y otras empresas de la zona a incrementar las medidas de prevención para evitar en el futuro un daño mayor.

En el politécnico Tavárez Justo, el coordinador del departamento de Psicología del plantel, Eleazar del Rosario, introdujo la ceremonia protocolar en presencia de los estudiantes y los inusuales visitantes. “Vamos a demostrar con este acto cívico que una comunidad entera se levanta”, dijo visiblemente emocionado antes de dar paso a la profesora Rosa Delia, quien en una oración agradeció a Dios por proteger al personal y alumnos de la impactante tragedia.

Mientras el Himno a la Escuela invitaba a “elevarse a lo azul”, algunos estudiantes visiblemente afectados tuvieron que ser llevados a la dirección del liceo para recibir una asistencia personalizada de sus profesores y los psicólogos que luego del acto recorrieron también una por una las aulas en una intensa jornada de orientación.

“No, no, no cierre la puerta”, expresó una estudiante a la orientadora Maribel Cuello cuando ya en el salón de clases de cuarto de bachillerato los alumnos ingerían el Desayuno Escolar.

El trauma por la tragedia provocó ayer una baja asistencia a los planteles del sector, donde apenas asistieron 125 estudiantes de 956 matriculados en la Escuela España; 140 de 240 en la Escuela Doce Juegos; 253 de 407 en el Politécnico Tavárez Justo, y 256 de 306 en el semiprivado Gertrudys de Jesús.

Los psicólogos detectaron ayer en algunos estudiantes estrés postraumático, ansiedad, inseguridad, nerviosismo, taquicardia y trastornos del sueño, lo que aseguran fue previsto como parte de la ruta de recuperación de las infraestructuras y desde el punto de vista de la asistencia emocional a los afectados.

Jessenia es la madre de una niña de 13 años que lucía más calmada a media mañana, luego de recibir asistencia psicológica, porque al llegar a la Escuela España se mostraba temerosa e insegura. La adolescente vivió la desesperación de no hallar a su hermano de 9 años minutos después de la explosión, contó su madre mientras le tomaba una mano.

Elsa Arias, directora del Politécnico Tavárez Justo, expresó con los ojos humedecidos que le impactó ver algunos estudiantes que casi se desploman al llegar al liceo. “Llegamos a la realidad”, agregó la educadora, quien agradeció a las universidades e instituciones del Estado que acudieron ayer a solidarizarse con los estudiantes.

Por una cultura de prevención El vicerrector de Extensión de la UASD, Antonio Medina Calcaño, quien estuvo presente durante la reapertura de la docencia en el Politécnico Tavárez Justo, dijo que acudieron a apoyar en la recuperación de los centros educativos y de los afectados con equipos de orientación psicológica, médicos e ingenieros.

Llamó a las autoridades a tomar conciencia, a partir de la fatídica explosión, de la situación de vulnerabilidad y riesgo en el sector Villas Agrícolas, donde confluyen en un pequeño perímetro diversos centros educativos rodeados de empresas que utilizan, conservan y producen materiales altamente inflamables.

Medina Calcaño exhortó también a promover en República Dominicana una cultura de prevención de desastres, ya que el país está en la ruta de los huracanes y hay además fallas geológicas que podrían provocar en cualquier momento un terremoto de gran magnitud.

“Con la situación que se vivió la semana pasada en Villas Agrícolas se puso en evidencia la precariedad en materia de respuestas ante cualquier desastre. Mira lo que ocurrió en Haití, cuál sería la respuesta, están los organismos de asistencia preparados para casos de mayor envergadura que se puedan presentar. Hay que fortalecer las políticas de gestión de riesgos para poder responder efectivamente”, advirtió el ejecutivo de la UASD.

Luis Rosario Lara, del Centro de Operaciones de Emergencias (COE), reveló a LISTÍN DIARIO que han brindado apoyo psicosocial a 488 personas entre trabajadores de Polyplas, afectados por la tragedia y rescatistas, entretanto ayer comenzaron la intervención en diez centros educativos del barrio.

Mientras los estudiantes comenzaban a retomar la rutina en las aulas, en la zona donde los destrozos fueron mayores la realidad de las familias permanece estancada. El taxista Roberto Javier, propietario de una vivienda y una banca de apuestas, caminaba con pesar ayer sobre los escombros que dejaron en su inmueble las ondas expansivas de la explosión.

Igual hacían dirigentes del Club Los Pioneros en salón multiusos de la instalación deportiva, con visibles grietas y otros daños de consideración. Ellos no creen que la edificación se pueda reparar.

Una aseguradora pasó ya por la zona a evaluar los daños en las viviendas y negocios. Los afectados tienen la esperanza de que llegue una respuesta rápida para volver a la rutina que hace una semana rompió el poderoso estruendo.