TRIBUNA ABIERTA
RD debe ser retirada del Pacto Migratorio
Hace poco más de dos años, con la Declaración de Nueva York para los Refugiados y los Migrantes, autorizada a unanimidad por las 193 naciones presentes en la Asamblea General de la ONU, se dio inicio a la discusión de un Pacto para la Migración, entre los gobiernos, que marchó con inusual rapidez y del que el público apenas se enteró, ahora, cuando se anunció su firma este mes, en unos días, en Marruecos.
La renuncia expresa a atribuciones soberanas en un mundo en que en los últimos dos años se han producido varios tsunamis nacionalistas, es un acto de suicidio político del que cada semana se retiran gobiernos, el último de ellos, antes de ayer. Se retiró del Pacto Estados Unidos: Es contrario a nuestra política y viola nuestra soberanía, ha indicado la Administración y, es cierto.
Todo pacto, tratado o acuerdo internacional cede espacios de soberanía, esa es la base siempre, por eso deben ratificarlos, siempre, el Congreso Nacional y, en ocasiones, en muchos países, requiere de plebiscitos. Ceder, expresamente atribuciones soberanas, siempre es potestad del pueblo, no de sus gobernantes.
Como un caso particular, República Dominicana no puede obviar que tiene 382 Kms. de frontera, sin ninguna protección, con la nación más pobre del continente, declarada como Estado fallido, sin autoridad, que tiene la mayor densidad poblacional del hemisferio, en las peores condiciones de vida a niveles de crisis humanitaria, con una economía que no produce absolutamente nada y se subsidia gracias a la ayuda internacional, de más de mil millones de dólares por año y a las remesas, con unos 2,454 millones, 600 de los cuales van desde este lado, cuyas principales actividades económicas son el contrabando fronterizo, incluidos los bienes donados, las drogas y las armas.
El tema migratorio en nuestro país es cosa constitucional juzgada, reglado por leyes evacuadas por el Congreso Nacional que buscan organizar una realidad de difícil manejo como es la presencia de más de un millón de ilegales, no obstante haberse podido censar apenas medio millón.
Como hicieron otros 26 estados, República Dominicana debe rectificar su posición y retirarse del pacto, el presidente Medina debe oír la voz del pueblo y el PLD no debe suicidarse: muchos dominicanos no votaremos por legisladores que entreguen la soberanía nacional, en materia migratoria, a los grupos de presión, nacional e internacionales.
Si bien la firma del pacto no necesariamente nos obliga, puesto que debe ser conocido por el Tribunal Constitucional en virtud de las competencias atribuidas por la Constitución y por su Ley sobre control preventivo de los tratados: hay temor de que ahora, el Consejo Nacional de la Magistratura, controlado por el Gobierno, introduzca cambios en el TC para variar su posición migratoria establecida en la TC 163-13.
Los tratados del TC van al Congreso Nacional, un órgano cuya baja credibilidad y monocoloridad en el Senado, no es garantía de nada bueno; hay que disuadir al Presidente, a los efectos de que instruya al Canciller que nos retire de esa monstruosidad en contra del futuro del país: Si un Presidente me instruyera firmar algo así, renunciaría.
El tema de la migración es hoy el más sensible de la nación, más incluso que la endémica corrupción que nos ahoga, jugar con eso es jugar con candela.
La oposición, igualmente debe hacer su papel, como conglomerado que aglutina voluntades políticas y defiende el interés nacional, en la persona de su eventual candidato, quien debe tomar posición y garantizar que de llegar, revertirá ese desatino, si se consuma. Debe hablar clarísimo y firme.
El autor es doctor en derecho constitucional por la UCLM y magister en ciencias políticas de la Universidad de Salamanca.