PANORAMA POLÍTICO

Situación en entorno hospitales contradice la obra de Danilo

Avatar del Listín Diario
Guarionex Rosa | ANALISTA POLÍTICOSanto Domingo

La situación grave de higiene en el entorno de los hospitales públicos de Santo Domingo, es en alguna medida una contradicción con el empeño del régimen del presidente Medina de hacer edificios nuevos, equipados y una ciudad de la salud en Santo Domingo.

Esas son de las cosas que posiblemente no se comprendan, de cómo la ciudad capital se ha convertido en un arrabal para beneficio de chiriperos, venduteros y gente sin ningún tipo de noción de la higiene que prevalidos de que son padres de familia, ocupan esos entornos.

Limpiar las vecindades de los hospitales no es algo parecido a lo que hizo Pol Pot, el líder del Khemer Rouge en Camboya, durante cuya revolución comunista murieron fusilados y de hambre 1.5 a 2 millones de camboyanos entre 1963-1997.

Tampoco sería aplicar la mano dura que Rodrigo Duterte ha impuesto en Filipinas, donde se ha propuesto acabar a sangre y fuego los bolsones de guerrillas y grupos menos contradictorios como homosexuales, gays y lesbianas y todo el opositor a su ley.

Si algo se puede decir ahora, y seguramente cuando termine su mandato, del presidente Medina es que no ha mandado a matar a nadie. Más bien se diría decir que ha pecado de mano blanda, para no afectar los intereses de nadie gente de arriba o de abajo.

Los que invocan que durante la era de Trujillo se vivía mejor, piensan posiblemente en la organización de los servicios como los hospitales públicos que eran tan limpios como los de Nueva York y tenían en la calle letreros de “silencio, hospital”.

Que eso no se pueda lograr en la actualidad es una mala señal de pérdida de la civilización. El primer caso de ese tipo fue el barrio de La Ciénaga, que el gobierno de Medina ha tratado de rescatar para liberar al río Ozama de tanta suciedad.

Hasta 1960 el río Ozama estaba libre de la contaminación de hoy, La Ciénaga estaba desierta de moradores. Allí había solamente dos antenas de radio y toda la rivera era una especie de finca de plátanos sin dueños que crecían cuando las lluvias regaban esos espacios.

De niño recuerdo bien que los camaroneros del río Ozama pasaban frente a la casa familiar de los Rosa. Para mi padre era un deleite regatear camarones y langostinos a 35 y 40 centavos la libra, que salcochábamos en el patio en un fogón de piedras. Comíamos como gente adinerada de hoy.

Con la “libertad” que comenzó a regir en el país después de 1961 y la llegada de miles de campesinos a la ciudad capital atraídos por las obras del doctor Balaguer y el abandono del campo, La Ciénaga y todo su entorno fue de los primeros lugares en ser ocupados.

Eran terrenos del Estado, quizás mejor dicho del río, en el que se asentaron en casas endebles de todo tipo y en piezas de “bidonville”, como en el África subsahariana o en Haití, miles de familias que esencialmente eran chiriperos, gente sin trabajo fijo y víctimas del sucio.

La Ciudad Sanitaria Una de las grandes obras públicas que dejará el gobierno de Medina para las generaciones por venir es la Ciudad Sanitaria doctor Luis E. Aybar, donde estaba el viejo hospital del mismo nombre en el barrio de María Auxiliadora, inaugurado como William Morgan.

La obra se construye en un terreno de 152 mil metros cuadrados y albergará 12 edificios para un hospital materno-infantil, quirúrgico, patología forense, unidad cerebro-vascular, tres bancos de sangre, cinco laboratorios clínicos, de quirófanos y otros.

En una entrevista en el programa El Día, los periodistas Huchi Lora y Amelia Deschamps, conversaron con los doctores Federico Núñez, y José Joaquín Puello, quienes hablaron de manera convincente de la Ciudad Sanitaria como hospital del primer mundo.

Puello al parecer ha tomado el tema de la construcción del centro médico con un enorme entusiasmo. Recientemente habló extensamente sobre los alcances que tendrá el mismo para la población menos afortunada y para los del régimen de seguridad social.

El antiguo dirigente político y actual comunicador de la Z-101, invitado por Puello a visitar el lugar, dijo, tras ver la obra, que estaba maravillado. Para uno que más bien es crítico del régimen que la construye fue un reconocimiento de valor.

La Ciudad Sanitaria fue iniciada al comienzo del primer cuatrienio del presidente Medina. El Presidente ha hecho varias visitas para percatarse cómo sigue la obra y, según se ha dicho, para hacer sugerencias a la Oficina de Obras del Estado, que la construye.

Puello dijo el pasado jueves que hay que buscar una solución urgente a la realidad que se vive en el entorno de los hospitales, en los cuales durante la noche ratones y cucarachas que moran en los vertederos de basura entran a los hospitales y generan contaminación.

La falta de higiene y aseo, problema nacional, es notorio hasta en las clínicas privadas. En los hospitales públicos de Nueva York hay dispensadores para manos limpias en cualquier punto, protectores de papel para los inodoros y aseo de los pisos desde la madrugada.

Cómo era el Morgan De niño visité muchas veces el antiguo hospital William Morgan, donde estuvo interna durante algún tiempo mi abuela paterna, campesina de La Pared, de Haina, carcomida por la diabetes Mellitus. Aunque me quemaba las manos le llevaba su sopa diariamente.

Luego de su salida para ir a morir al campo, seguí visitando el hospital los domingos para hablar y consolar a los enfermos, que era un encargo que la parroquia de María Auxiliadora le tenía a sus jóvenes. Mi casa estaba a tres cuadras del hospital.

En la época se trataba de un centro limpio, con pisos de granito siempre aseados y grandes salas colectivas. Cada enfermo tenía su cama de hierro pintada de blanco y una mesita de noche donde se acotejaban los alimentos que las familias llevaban a sus enfermos.

Con los años, durante el régimen del doctor Balaguer, fui a visitar a un amigo que había cometido un crimen y estaba en una habitación del área siquiátrica. Me sorprendió la suciedad no solamente del entorno sino también del interior de ese hospital.

Sin embargo tenía un plantel médico incomparable, en el cual sobresalía el doctor Mairení Cabral, quien fuera director muchos años, el oftalmólogo doctor Valdez, quien trabajó hasta hace pocos años pese a su avanzada edad y su asistente la doctora Rodríguez. También los doctores Andújar, Santos Viloria, Marcos Charles, Rubén Coronado y la doctora Lachapelle, de notable hermosura, para citar a unos pocos.

Después de que se construya una obra de la envergadura de la Ciudad Sanitaria, no sería posible que las autoridades dejen arrabalizar el lugar solamente porque unos cuantos supuestos padres de familia quieran instalarse allí con tarantines y frituras antihigiénicas del tipo que denigra la vida actual dominicana.

Tags relacionados