REPORTAJE
¿Qué tan vulnerables son nuestros museos?
La icónica y ancestral vida de la ciudad Santo Domingo de Guzmán, así como la de sus personajes, está impregnada de cultura, historia y primacía distribuida dentro de los más renombrados museos del país. Sin embargo, un siniestro o incendio de gran escala amenazaría con reducir a cenizas cientos e incluso miles de años de piezas y artefactos de gran valor arqueológico e histórico.
Desde la época primitiva, hasta la Independencia Nacional en 1844, yacen elementos de sumo e invaluable precio y que son vitales para poder adentrarse en la miticidad de los recuerdos.
Dentro del compendio de entidades que “almacenan” en sus instalaciones los vestigios de aquellos que pisaron por vez primera tierra americana, está el Alcázar de Colón, donde los asientos, vasijas, armamentos y réplicas de caballos se hacen sentir, los primeros asentamientos europeos que desde 1492, cuando Colón, finalmente gritó: ¡Tierra!, están resguardados.
Esta impresionante construcción, que fue modificada en 1957, tiene una brigada especial integrada por 11 socorristas, que están identificados con chalecos fosforescentes y silbatos, a fin de actuar ante cualquier eventualidad.
El transporte y protección de las piezas De presentarse incendios voraces, como el más reciente ocurrido el pasado 2 de septiembre en el Museo Nacional de Brasil, en el que se perdieron por completo piezas tan irrepetibles como es el trono del Rey Dahomey, acervos lingüísticos y el fósil humano más antiguo hallado en esa demarcación suramericana, lo que evidencia lo destructivo que puede ser una catástrofe de tal grado, a modo de preparación y cuidado de las artilugios de inconmensurable importancia dentro de este Palacio Virreinal del Nuevo Mundo, hay unos cuantos parámetros a considerar.
Está prevista la instalación de ruedas a estas piezas de antaño, para facilitar su desplazamiento y poder así conservarlas en buen estado.
Precisamente por la conservación, en el lugar donde están dispuestos los enseres y mueblería, se encontrará un miembro de la brigada, quien entrenará a los que vayan a manipular dichos objetos sobre cómo y en qué dirección deben ser removidos. De igual forma, se tomará en cuenta la posición de los bancos que se encuentran ubicados en las distintas cancelas de los salones de recepción del segundo nivel de la edificación.
La colección del Alcázar está constituida por más de 800 piezas originales de los siglos XIII al XX, todas relacionadas con los diferentes ambientes de una residencia virreinal.
Las luces de emergencia, extintores “en polvo” conocidos como ABC y humificadores son los auxiliares de urgencia a utilizar ante cualquier situación crítica.
Museo de las Casas Reales Este majestuoso museo compuesto de piezas importantes pertenecientes a los que se alojaron allí como es el caso de Bartolomé Colón y Louis Ferrand, también cuenta con artículos que se utilizaban en el momento en el que este lugar era la sede de los Palacios Reales que datan del siglo XVI, pero que al día de hoy, esos objetos de suma relevancia están desprovistos de un alto grado de seguridad si se necesitara sofocar las llamas de un voraz incendio.
A diferencia del antes Palacio Virreinal de Don Diego Colón, este antiguo palacio real construido por órdenes de la Corona Española, bajo el reinado de Fernando II de Aragón en 1511, tan solo cuenta con dos ínfimos extintores, que serían totalmente inútiles para responder a una situación compleja.
Ese destino, antigua Real Audiencia, la cual fue el primer tribunal del Nuevo Mundo, en pleno siglo XIX parece haber estado suspendido en el tiempo, es que pese a las múltiples solicitudes de sus encargados las respuestas han sido mudas.
Este renombrado y destacado museo es considerado el más completo, ya que no existe en toda América un lugar que posea colecciones culturales tan importantes como la antigua sala de armas, caballerizas, un salón de Gobernadores, así como también la vida familiar de sus antiguos moradores y la ceramología histórica.
Cuenta con unas nueve salas y está compuesto por dos edificios que se comunican entre sí, el primero estaba dedicado al Palacio de los Gobernadores y el otro era la Real Audiencia y Contaduría General, zonas que deberían ser protegidas, sin embargo la notoria crisis de elementos de urgencia harían casi imposible la protección de las grandes obras que allí subyacen.
Casa Tostado La inmensa mansión, denominada como casa Tostado, mantiene en su interior utensilios del primero que habitó sus “adentros”: Francisco de Tostado.
Este patrimonio posee unos cuatro extintores, dos en cada piso, de modo que servirán para la protección de los objetos cotidianos de la época, resguardando en su interior artículos pertenecientes a la familia del hermano del presidente Buenaventura Báez.
Ubicada en la calle Arzobispo de Meriño, su construcción data del año 1505, llegaba hasta el mar y tenía en sus alrededores decorados patios y huertos. Fue la residencia de Damián Báez, hermano del Presidente, quedando la propiedad en manos de la familia, hasta su adquisición por el gobierno, en 1972.
Museo Casa Duarte Ubicado en la calle Isabel la Católica, en la Zona Colonial, se encuentra este impresionante museo que guarda los artefactos utilizados por el Patricio Juan Pablo Duarte, y su familia. Se encuentra equipado con unos 20 extintores, distribuidos en sus dos niveles.
Este museo creado en 1966, por un equipo de historiadores capitalinos, albergado en sus salas y jardines colecciones de este gran prócer independentista nacional.
Hay unas tres puertas de evacuación que permitirán la rápida salida de sus instalaciones y en caso de una repentina llamarada salvar sus obras.
Museo Natural Este emblemático lugar, que por decreto presidencial pasó a llamarse “Profesor Eugenio de Jesús Marcano” en 2012, orienta su labor al estudio de la biodiversidad de la isla Quisqueyana y el Caribe. A su disposición tiene unos 25 extintores que serán capaces de contener un fuego en cuestión de instantes.
Conserva al menos unos 260 especímenes, que se encuentran bajo observación. Dentro del denominado “Cuarto Húmedo” yacen unos ocho extintores colocados de forma vertical en el techo, y tienen como finalidad actuar, inmediatamente al ser activado el sistema de alarmas.
Asimismo todas las áreas al salir de los ascensores constan de detectores de humo y a su vez se encuentran señalizados.
El área del “Universo” hace honor a su nombre, allí se pueden notar los distintos retratos de los fenómenos que ocurren “fuera de tierra” y sus constelaciones, al igual que un trozo de la luna. Dos extintores están localizados en esas zonas.
Este museo alberga, además, la Boa de la Hispaniola, de color cobrizo y rojizo, rodeada de unos cristales, para así poder observarlas con detenimiento, en esta parte de la construcción se encuentran auxiliadores y equipos de emergencia.
En el área de los animales disecados, donados por un cazador dominicano, acreditado en Estados Unidos, se encuentran extintores y detectores de humo, para realizar un traslado de sus piezas en caso de ser necesario.
Existen réplicas de antiguos humanoides y calaveras reales de orangutanes antiguos, en la sección de “Orígenes de la vida”.
La revisión de las máquinas se hace por etapas y el chequeo de los extintores de forma gradual.
Hay alrededor de unos 17 manejadores de aire central, mientras que en los depósitos de colecciones hay tres extintores.
Todas las áreas tienen “sacavapores”, y sus más “recientes” artefactos datan de los años 70.
Incendios ocurridos · Museo de Historia de Aberden, 2018, Estados Unidos. · Museo Nacional de Río de Janeiro, 2018. · Museo del Hombre Hondureño en Tegucigalpa, 2017. · Complejo Arqueológico Ventarrón, en Pomalca, Perú, 2017. · Museo Marítimo de la isla normanda de Tatihou, Francia, 2017. · Archivo Histórico Municipal de Pergamino, Argentina, 2009.